A menudo sentimos a decir que entre los jóvenes no se valora la cultura del esfuerzo. Están tan acostumbrados a que se losdé todo aquello que quieren sin ningún tipo de esfuerzo ni de sacrificio que se piensan que todo los vendrá dado sin poner nada de su banda.
Apenas iniciado julio varem asistir a lo entrega de premios Tecnocampus en el edificio del IMPEM. Fue una opinión mayoritaria entre los miembros de los diferentes tribunales el altísimo nivel de los trabajos presentados. Resultados que sólo son posibles gracias a un esfuerzo y dedicación constante por parte de los chicos y chicas de los institutos de Mataró, con la ayuda de sus profesores.
Creo que en Mataró nos podemos sentir orgullosos del talento y potencial de las nuevas generaciones. No es sólo una valoración parcial hecho por quien está interesado al creer que así son las cosas. Un par de semanas antes volví de Gran Bretaña, uno de los países líderes de Europa sin ningún tipo de duda. Los responsables académicos han pedido venir a la Politécnica de Mataró para analizar nuestro modelo docente. Sus expertos han hecho un seguimiento del ocupabilitat de sus titulados y han llegado a la conclusión que nuestros titulados que han ido a su país a hacer doble titulación (EUPMt e Inglesa) consiguen trabajos de más nivel y remuneración que sus propios estudiantes que han cursado todos los estudios dentro de su universidad. Cuál es la causa? Bien es verdad que nosotros no hagamos nada de especial. El mérito principal es del talento de nuestros titulados. El único que hacemos se ofrecer un elevadísimo nivel de proximidad con los estudiantes, ayudarlos en todo el que podemos a nivel personal y académico. Quizás la estrategia de pretender que resuelvan sus problemas en base de esfuerzo y tenacidad por su parte no es suficiente. Hace falta motivación y espaldarazo.
Acuerdo de mi época de bachillerato que mi profesor de física decía que el alumno más inteligente no es el que saca un diez, sino el que hace el esfuerzo mínimo y necesario para llegar al cinco. Personalmente creo que hay que aprovechar la época de estudiante para sacar el máximo provecho e ir a máximos, sacar resultantes tan brillantes como se pueda. Aún así, mi profesor tenía una buena parte de razón. En la vida profesional hay que saber dimensionar los esfuerzos porque esto es el que el mercado nos pedirá. Si somos carpinteros y nos piden una silla plegable, quizás no hace falta que pensamos al poner un par de brazos a la silla, posibilidad de reclinar la silla, rodetes, etc. Todo esto supone un esfuerzo que necesariamente encarecerá el producto y posiblemente lo haga no competitivo. Es importante saber esforzarse pero es más importando todavía conocer como dimensionar el esfuerzo en la justa medida.
Una de las grandes paradojas a la que asistimos a menudo los educadores es que aquellos que tienen unas notas más brillantes en las asignaturas de su expediente académico no son necesariamente los que hacen un mejor proyecto o trabajo final de carrera ni los que obtienen después un mejor trabajo o rinden mejor a las empresas. Normalmente las asignaturas implican unas habilidades diferentes, dado que el camino es trazado. Está muy claro cuáles son los temas que entran para examen, las preguntas suelen venir dadas de forma totalmente académica. En el trabajo final de carrera o vida laboral no se trata de resolver ejercicios con pregunta más o menos cerrada, sino que se espera una gran dosis de creatividad y empatía para averiguar incluso cuál es la problemática a resolver. Esto está más relacionado con la imaginación que no con el conocimiento. El tipo de esfuerzo a realizar también es muy diferente. La fuerza sucia de poner horas no es suficiente. Hace falta una cierta originalidad.
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