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Separa bien los residuos en casa, o lo pagaremos todos

La recogida selectiva es más importando que nunca ante el agotamiento de las materias primeras. Os explicamos por qué resulta vital hacerlo y cuáles son los errores más habituales que hay que evitar

En el Maresme cada vez reciclamos más, pero estamos todavía muy lejos de los resultados deseables. Mejorarlo es una cuestión capital e inaplazable: el agotamiento de las materias primeras es una realidad y si la apuesta por la economía circular no es exitosa, el sistema productivo puede llegar a colapsar. Por este motivo reciclar los residuos que generamos es más importando que nunca. Y todo empieza en casa. Hay que separar por fracciones, y hacerlo bien. En este artículo, de la mano del Consorcio de Residuos del Maresme, os explicamos por qué hacerlo es más importante que nunca y qué son los erros más habituales que tenemos que evitar.

Gran margen de mejora

Tal y cómo muestran los datos de los residuos de los municipios maresmencs tratados al Consorcio, hay mucho camino para recorrer todavía. En fracciones cómo la orgánica y los envases los niveles de captación se mueven tan solo en un 30 o 40 %, mientras que en el caso del vidrio y el papel cartón (que son fracciones más fáciles de separar) los márgenes se mueven entre el 50 y el 60 %. A pesar de que las encuestas señalan que el 90 % de la población asegura separar en origen, no todo el mundo lo hace con todas las fracciones, o bien se siguen cometiendo errores a la hora de decidir qué va a cada contenedor.

La fracción resta es el 53 % de los residuos generados en el Maresme, el triple que lo deseable

Todo ello se traduce en el hecho que la fracción resta representa actualmente el 53 % del total de los residuos generados al Maresme, cuando en realidad se tendría que mover entre el 15 o el 20 % si todo el mundo realizara la separación correctamente. De este modo, se multiplica por tres la cantidad ideal, muy lejos de los hitos marcados en este ámbito por la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. "El margen de mejora es muy grande", reconoce el director del Consorcio, Carles Salesa.

Camions descarregant a la planta de tractament de residus. Foto: R. Gallofré

Camiones descargando en la planta de tratamiento de residuos. Foto: R. Gallofré

Las ventajas de separar de entrada

Una de las principales tareas del Consorcio de Residuos del Maresme es separar las diferentes fracciones que llegan a la planta juntas y mezcladas de origen, procedentes de los contenedores grises de cada municipio. Es decir, intentar reparar el trabajo mal hecho de entrada. "No separar en casa pensando que 'ellos' ya lo harán es un pensamiento mágico que no es aplicable", explican desde el organismo. La realidad es que la separación de franjas, una vez mezcladas, es muy costosa y poco eficiente. Gran parte del proceso es automatizado, hecho que requiere inversiones y recursos elevados y que, a pesar de todo, tiene un rendimiento relativo. "Hay muchas pérdidas en el proceso, y el material que se recupera no tiene la misma calidad que el que se separa en origen", explica Salesa, que es ingeniero industrial.

La separación de residuos, uma vez mezclados, es costoso y poco eficiente

El concepto es muy sencillo de entender. Una botella de plástico limpia y depositada en el contenedor amarillo permite un proceso de reciclado mucho más económico y efectivo, que alarga mucho el ciclo de vida (de hecho, se puede hacer otra botella, y así casi hasta el infinito). Si la botella en cuestión llega al reciclador bruto y/o mezclado con otros materiales, su futuro es bastante más corto, con un ciclo de vida mucho más corto fruto de un proceso de reciclado que cualitativamente será mucho más bajo. Es el que se conoce como 'downcycling', el proceso en el cual el material reciclado que se consigue tiene una funcionalidad y una calidad significativamente menores que el objeto original.

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Es importante separar bien las fracciones en casa. Foto: Archivo

El valor del material reciclado

El downcycling suele servir, en el mejor de los casos, para generar un material que sirva para confeccionar elementos como por ejemplo mobiliario urbano, cañerías de agua o fibras textiles, entre otros. Pero también hay que tener presente, tal y cómo señalan desde el Consorcio, que el sector del reciclaje está globalizado y se basa en flujos mundiales. "En el caso del downcycling, son procesos que a menudo se realizan en países situados a miles de kilómetros de donde se ha generado el residuo, y no sabemos en qué condiciones ambientales y laborales se lleva a cabo todo ello", reconoce Salesa. Por eso hay que entender que si de entrada no separamos bien los residuos de origen, estamos contribuyendo también a alimentar este sistema bastante pernicioso.

La carencia de materias primeras ha hecho que los materiales obtenidos de la recogida selectiva ganen valor

En cambio, los materiales obtenidos de la recogida selectiva están ganando valor en el mercado internacional. Antes de la pandemia, con los precios de las materias vírgenes como por ejemplo el petróleo bastante más baratos, había poca demanda de materias primeras secundarias provenientes de la recogida de residuos. Esto ha cambiado notablemente en los últimos dos años, y materiales que tenían un bajo valor ahora se han revalorizado hasta máximos históricos. Materiales, insistimos, surgidos de la separación de residuos, que llegan 'limpios' a la planta de tratamiento.

Nou sistema de recollida de brossa al centre. Foto: R.Gallofré

El vehículo que transporta los nuevos contenedores que se distribuyen en el centro de Mataró. Foto: R.Gallofré

Los errores más comunes a la hora de separar

Orgánica. Uno de los erros más habituales es abocar la fracción vegetal grande, como por ejemplo la poda. El que hay que hacer es llevarlo a la desechería. También es importante no tirar elementos de higiene personal como por ejemplo pañales o comprendidas, ni tampoco el polvo de barrer o las colillas y cenizas de tabaco. Todo esto tiene que ir al contenedor gris.

Cubell amarillo. Cualquier cosa que no sea un envase, la mejor opción es no posarla en este contenedor y llevarla a la desechería, que usamos mucho menos del que habríamos (ayuda mucho la presencia de desecherías móviles como las que hay a Mataró, que se acercan a los residentes). Por lo tanto, hay que evitar tirar paellas antiguas o pértigas de la ropa, por ejemplo. Tampoco se pueden depositar productos informáticos como por ejemplo los cartuchos de tinta gastados. Las cápsulas de café no pueden ir ni al amarillo ni a la orgánica, sino que se tienen que depositar a la desechería o en los contenedores específicos que tienen algunos supermercados.

Papel y cartón. El papel de cocina o servilletas que tienen restos de alimentos es mejor depositarlo en el cubell de la orgánica, puesto que si lo hacemos al contenedor azul acaba ensuciando el resto de residuos de papel y cartón y esto comporta que acabe siendo mucho menos reutilizable. También hay que evitar tirar los tetrabrics y el papel plastificado, y hay que sacar las grapas o elementos enquadernadors si nos queremos deshacer de dossieres antiguos.

Vidrio. El cubell verde parece el más fácil de todos (de hecho es la fracción que más se separa y, por lo tanto, se recupera) pero hay que evitar algunos errores, como por ejemplo tirar jarrones o cerámica, platos y vasos rotos, envases vacíos de medicamentos, tapones de botella o bombillas y fluorescentes.

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