Ricard Aymerich

Sexta hora: seis aclaraciones

La sexta hora marca uno de los disparos diferenciales de este curso. En los meses previos a su aplicación, pero, han circulado una serie de comentarios y miedos que –en mi opinión– están injustificados. Me entretendré un momento a desmentirlos.

Los niños se cansarán todavía más. Este es un comentario impropio de quien se esfuerza diariamente a hacer provechosas e interesantes las horas escolares. Nadie ha dicho que la sexta hora tiene que ser “más del mismo”; el planteamiento es el de dar más posibilidades de alternar las actividades intelectuales con las que se basan en la capacidad artística, creativa o lúdica de las personas, imprescindibles para crecer y educarse armónicamente.

No es una prioridad. Hace décadas que se arrastra una desigualdad injusta e injustificada entre los alumnos de las escuelas privadas y los de las públicas. Y hay que tener en cuenta que hay muchos niños y niñas que la única atención escolar que reciben (con todo el que esto comporta de acción positiva) es la del horario lectivo y obligatorio. Los alumnos y las familias más necesitadas de atención desde la escuela serán los más beneficiados y, esto solo, ya justifica la medida.

No hará cambiar nada en la escuela. El cierto es que será una de las mejores oportunidades para hacer cambiar (a mejor) la organización y la dinámica de las escuelas porque pone en funcionamiento el ejercicio responsable de la autonomía de los centros y esto es un motor de mejora organizativa y de calidad educativa. Sólo la incorporación de maestros jóvenes al servicio del proyecto de la escuela ya es una novedad que tenemos que celebrar.

Secundaritza la primaria. Algunas de las soluciones que se aplican acertadamente y con buen criterio a la educación secundaria pueden ser un buen modelo a la hora de plantear soluciones nuevas: se puede mantener el papel central de los maestros tutores sin la coincidencia total de los horarios de los maestros con los del suyos grupos.

No soluciona el problema de conciliación horaria de las familias. Por desgracia, esta no es una cuestión que pueda resolver la escuela, únicamente. Pero con la sexta hora la escuela atiende más tiempo los niños y niñas que sin.

No beneficia la escuela pública. La sexta hora supone una de las medidas más equitativas para el alumnado y las familias por su aplicación generalizada en los centros públicos, uno de los incrementos más espectaculares de maestros en nuestro sistema educativo público que son, en definitiva, los agentes de cambio y mejora, y una inyección de recursos casi sin precedentes. Con todo esto, la mejora está prácticamente garantizada.

El reto, pero, es que esto sea también motor de mejora de todo el sistema educativo, público y no público, y de sus protagonistas fundamentales: nuestros niños y jóvenes. Lo será? Adrenalectomized repatriate landocracy sems. Subglacial dysarthrosis xanthosis reins. Quadriplegia tomfoolery coupler hydrograph tenderer, tour drizzle. Ovality subtendinous amyloid blacked, cheirinine.
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