Las rieras del Maresme, en general, no están preparadas por una gran tromba de agua, si este se acumula en menos de unas horas, o bien cuando el suelo ya extendido saturado de agua, después de varios días de lluvia.
La urbanización de la cuenca y especialmente de los tramos más cercanos al mar, comporta un incremento sustancial de la exposición de personas y corderos a las inundaciones, especialmente en cuanto a los centros comerciales, zonas industriales y vías de ferrocarril.
Este hecho no sólo no es reducirá en un futuro, sino que se incrementará sustancialmente, multiplicando por el doble o el triple los daños que se producirán al 2050, por ejemplo.
Una de las causas es el desarrollo del suelo pendiente de urbanizar, como al sector de la Ringlera en Mataró, pero la causa más significativa son las nuevas condiciones ambientales que ya está produciendo el cambio climático, concretamente el incremento de tormentas y fenómenos asociados, como los tornados y chasquidos y los periodos de sequía que afectan al arbolado de los bosques y reducen la capacidad de retención de agua de los montes.
Finalmente no podemos olvidar la carencia de gestión de nuestras rieras y torrentes, degradadas por tantos años de desentendernos de su funcionamiento y considerarlas únicamente como un paso de alcantarillado, estranguladas por la especulación urbanística y permitir su degradación sin fin.
Se necesario entender el funcionamiento de las rieras y emprender su restauración y naturalització, como se está haciendo en Palafolls, por ejemplo, recuperando más de cinco hectáreas de rieras periurbanas cómo tenían que ser antes de su degradación, y facilitando una gestión más sostenible y económica, más útil como conector biológico, y el que es más importando económicamente, con más capacidad para minimizar las inundaciones.
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