La excursión de los mataronins había empezado, pero, mucho antes, a 2/4 de 8 de la mañana a la plaza de las Tereses. De allá se dirigieron hasta La Vajol, el pueblo más pequeño de l'Empordà, conocido para ser el último lugar donde los presidentes catalán, vasco y español del momento, Lluís Companys, José Antonio Aguirre y Manuel Azaña, pasaron sus últimas horas en territorio catalán. Así lo explicó Miquel Giralt, alcalde durante veinte años de la población e hijo del alcalde de la época posterior a Primo de Rivera, hecho por el cual fueron a parar a un campo de concentración de la Cataluña norte: Fuimos capital del gobierno español, catalán y vasco por unas horas, comentó Giralt.
Giralt recuerda haber visto Companys paseando por el pueblo y explicar la anécdota de la última cena, en que la ama del restaurante no quiso cobrar a Companys y Aguirre el coste de la tortilla que comieron. Aquellos días el pueblo estaba collapsat, aquí todos los refugiados tenían que dejar todos los carros y las cosas que traían, dijo Giralt. También se refirió a la actitud insolente de los gendarmes franceses, curiosamente senegaleses, que no dejaban pasar la frontera a los exiliados: Allez, allez ave campo'", recuerda Miquel Giralt que decían. Esta es la historia, la que no se explica en la universidad. Vale la pena recuperarla y explicarla, dijo a guisa de conclusión.
Los mataronins sintieron Giralt después de visitar el monumento a los exiliados obra de Oscar Peña donde se reproduce la imagen de un padre y una hija cruzando la frontera, igual que hicieron casi medio millón de personas en aquel momento. Y después de hacerlo la expedición fue hasta el cuello del Manrella, a setecientos metros de altura y situado al término municipal de Agullana, el lugar por donde cruzaron Companys y Aguirre. Allá se entonó Los Segadores mientras a la gente se le ponía la piel de gallina.
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