Son los Valores

Ha ganado Macron. El país de la libertad, la igualdad y la fraternidad no ha caído en manso del fascismo. Europa respira tranquila pero tiene problemas coronarios, se le ha endurecido el corazón. Andamos, si no hagamos nada, hacia una pandemia que puede destruir rápidamente el que había costado años construir. Geert Wilders en Holanda, Le Pen en Francia con apoyos inimaginables hace tanto sólo una década, el Brexit, Trump o la consolidación de Putin no nos augura nada de bono.

Casi nada a la vida es diez a una sola causa. Las ciencias sociales existen porque el comportamiento humano no es constante. Varía bajo la influencia de circunstancias. Circunstancias creadas a partir de la acción individual y colectiva. Al mismo tiempo, esta acción, las circunstancias y las experiencias determinan en buena parte nuestro sistema de valores. Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y escoger unas cosas en lugar otros.

Hay quién dice que estamos en una crisis de valores. Los valores nunca están en crisis, oson unos oson un otros. Los valores que imperan a nuestra sociedad, el individualismo, el culto al dinero, a la imagen, y sobre todo el menysteniment generalizado por la cultura (España es el país de Europa que menos lee y que más horas de televisión consume) y a cualquier forma compleja de reflexión, determinan en buena parte la evolución de la sociedad de nuestro tiempo.

La política es la traslación a la gestión pública de nuestros valores individuales. Por eso no se puede ser apolítico. Todo el mundo es político en cuando que tiene una determinada visión de cómo tendrían que ser las cosas. Otra cosa es que después esta visión quede concretada en una opción política o electoral. Es más, otra cosa es que esta visión sea coherente con el que individualmente estiércol.

El libro Michael Richards, Historias para después de una guerra, habla de cómo de instalado está el franquismo sociológico. A pesar de que quizás, este franquismo sociológico no sea la causa, sino la consecuencia de un pensamiento y sistema de valores muy arraigados a casa nuestra. De hecho, somos de los pocos países europeos que no ha culminado exitosament ninguna revolución social. Inclús cuando la invasión napoleónica, el país prefirió prevalecer la nacionalidad a la modernidad. Cómo era aquello...? Ah si, ¡viva lascadenas !. Unamuno con el "que inventan ellos" también lo reflejó muy bien. Millan Astray con lo "cada vez que oigo la palabra cultura, cojo la pistola" reflejó la idea seminal de determinadas cadenas de televisión que tienen hoy máxima audiencia.

Uno de los paradigmas que esta cambiante es el de considerar que la opción electoral está fuertemente condicionada por la lava. Es decir, trabajador u obrero es equivalente a votar a la izquierda y tener dinero a la derecha. A pesar de que en términos generales podemos aceptar esta equivalencia, en las sociedades benestants hay quién dice que el sistema de valores de cada cual es un factor tanto o más determinante. El profesor Geroge Lakoff de la universidad de UCLA (California)es uno de los máximos exponentes. Nos dice que los marcos conceptuales afectan nuestra manera de percibir la realidad y determinan nuestra forma de entender el mundo, la planificación que hacemos de nuestras vidas, y cómo consideramos y evaluamos las consecuencias de nuestras decisiones.

Lakoff nos habla del padre estricto, que parte de una serie de supuestos: El mundo es un lugar peligroso, y siempre lo será, porque el mal está presente en él. Además, el mundo es difícil porque es competitivo. Siemprehabrá ganadores y perdedores. Hay un bien absoluto y un mal absoluto. Los niños nacen malos, en el sentido que sólo quieren hacer el que los gusta, no el que es bueno. Por lo tanto, hay que conseguir que sean buenos. El que se necesita en un mundo como este es un padre fuerte, estricto; que pueda proteger la familia en un mundo peligroso, sostenerla en un mundo difícil, enseñar a los niños la diferencia entre el bien y el mal. Al niño se le pide obediencia, porque el padre estricto es la principal autoridad moral que distingue el bien del mal. Se asume el castigo (inclús físico) como herramienta educativa, si se los castiga aprenden a no volverlo a hacer, el que significa que desarrollarán una disciplina interna que los entregará de obrar mal, y así en el futuro serán obedientes y actuarán moralmente.

Lamentablemente, quizás este patrón de familia del que habla Lakoff está más generalizado del qué nos pensamos. De este modo podemos tener conciudadanos avezados a buscar padres (gobiernos) fuertes que puedan proteger la familia del supuesto mundo peligroso. Es normal que este patrón de familia desprecie la cultura, porque la cultura trae a la reflexión y al cuestionamiento, y el cuestionamiento no caza con la autoridad. Por eso abrazan opciones electorados basadas al buscar soluciones simples en problemas complejos, que simplifiquen la realidad, estructuradas en conceptos vagos o rumores nada fundamentados (todos los políticos roban, los inmigrantes se quedan con las ayudas, la homosexualidad es una desgracia...) y que giren alrededor de liderazgos personalistes.

El papel del Estado del Bienestar, de las políticas públicas y de las opciones progresistas tiene que ser el de presentar otra metodología de interpretación de la realidad. El origen de los valores familiares no tiene que determinar nuestra visión del mundo. Cuando somos adultos, bajo un sistema democrático y de acceso a la formación y a la información como el que tenemos, los valores dejan de estar determinados para ser escogidos. Somos cómo queremos ser.

Quizás, tenga que ver la fuerte concepción de la educación y el aprecio por la cultura que todavía perdura en Francia y en Holanda para explicar que la amenaza de Wilders y Le Pen hayan quedado en esto, una amenaza. Y quizás también tenga que ver como los partidos que más recortan el Estado del Bienestar y más corrupción tienen, continúen gobernando en casa nuestra.

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