Cada vez son menos las explotaciones de huerta en Cataluña. A pesar de que no hay datos concretos de la horticultura, se estima que en el conjunto de la agricultura han desaparecido un 15% de las explotaciones en la última década. El Maresme es una de las pocas comarcas donde se mantienen explotaciones. Para evitar la desaparición definitiva de la huerta –representa solo el 1,2% de la superficie agraria en Cataluña– el Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación impulsa un plan estratégico para el sector con el objetivo de tecnificarlo y que es convierta en una actividad económica estratégica, de acuerdo con el cambio en positivo de determinados hábitos de consumo entre la ciudadanía. La estrategia pasa, principalmente para llevar la innovación tecnológica a la huerta y captar talento joven para favorecer el relevo generacional.
Actualmente, la producción anual de la huerta en Cataluña es de 245.477 toneladas de productos frescos. El grosor de las explotaciones se concentra en el área metropolitana de Barcelona (Baix Llobregat y Maresme), la zona periurbana de Lleida, el Tarragonès, el Baix Camp y el Delta del Ebro. En cifras absolutas, la superficie destinada a la huerta es de unas 9.200 hectáreas, donde hay 8.744 explotaciones censadas. De estas, solo el 8,8% pueden ser consideradas explotaciones como tales, puesto que el resto no llegan a las dos hectáreas, que es la superficie mínima porque una explotación sea viable. Por debajo se consideran explotaciones para el autoconsumo. A esto se suma una baja tecnificación y el retroceso progresivo de la superficie destinada al cultivo en los últimos años. Son las principales problemáticas que el nuevo plan director pretende solucionar para dignificar el sector y convertirlo en estratégico y "extremadamente imprescindible", según ha explicado la consejera del ramo, Teresa Jordà.

"El futuro es la horticultura o el desierto alimentario"
El nueve Plan Director de l'Horta toma el relevo del último documento estratégico sobre la horticultura, de 1987. Más de tres décadas después hace falta ahora identificar las nuevas necesidades y la nueva realidad del sector para definir las políticas públicas que permitan dotarlo de una mejor perspectiva de futuro. "El futuro es la horticultura o el desierto alimentario", exclama Jordà.
El documento contiene un total de 27 acciones distribuidas en cuatro grandes ejes: producción, comercialización, medio ambiente y formación y transferencia tecnológica. Según detalla la directora de la Escuela de Ingeniería Agroalimentaria de la UPC, Anna Grande, las medidas van encaminadas a incidir en el "potencial económico y la capacidad para crecer" del sector.
Objetivo jóvenes
Según Graso, solo así se podrá "animar los jóvenes" a incorporarse en los estudios de agronomía y de este modo facilitar el relevo generacional: "Ellos son necesarios para poder provocar un cambio". La elaboración del plan, además se ha hecho en "estricta cogovernança" con el sector para tener el consenso de todos los agentes implicados.
Entre algunas de las acciones más tangibles que define el plan hay la creación de un espacio virtual de la huerta, la creación de un observatorio de precios, la creación de un banco de entonces público que garantice la conservación de las variedades tradicionales o la creación de una red de centros de experimentación hortícola.
Su ejecución y calendario estará condicionada en el presupuesto de la Generalitat, según ha advertido la consejera, y también a la priorización que hagan los expertos de la mi del mismo sector. Las diferentes líneas de ayudas directas son ahora las principales necesidades después de un 2020 marcado por el temporal Glòria y la covid-19. Jordà lo ha definido como una "tormenta perfecta".
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