Josep Lluís Martí

Tabaco y hostelería

La nueva Ley del Tabaco no es tal, sino una ley modificativa de la que entró en vigor el 1 de enero de 2006, la Ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco.

Hace casi dos años que sehabla de este nuevo texto, por lo tanto no tendría que sorprender a nadie su entrada en vigor a partir del domingo 2 de enero de 2011; por que desde mi punto de vista el anterior texto ya nació muerto, al ser una Ley la aplicación de la cual se dejaba en manso de los mismos empresarios, que mayoritariamente optaron – de forma legítima y razonada- para dejar fumar en sus establecimientos, y también por las contradicciones del propio texto, que ahora no entraré a comentar, por que sería objeto de otro artículo .

Interesa más ver como afecta el nuevo texto al sector de la hostelería y a la sociedad en general. De entrada no se podrá fumar en ningún espacio público cercado, lo cual significa que en ningún establecimiento de la hostelería , es decir en los locales de ocio nocturno y en los establecimientos de restauración no se podrá fumar. Esto afecta a : discotecas, salas de fiesta, bares musicales etc...y a restaurantes, bares, cafeterías y similares. Estos establecimientos podrán pero vender tabaco siempre en máquinas expendedoras automáticas que estén al alcance y bajo el control del titular del negocio o de sus trabajadores.

Donde más se podrá vender o comprar tabaco ?, pues en los estancos, en las guinguetes de prensa y en las tiendas de conveniencia de las benzineres. Vemos pues que el Estado se asegura una amplia red de puntos de venta para satisfacer la demanda. La cáscara es la cáscara, también en Madrid, nova hemos visto cómo hace unos días se han subido los precios de todas las marcas de tabaco.

En qué lugares se podrá fumar ?: en los espacios al aire libre de cualquier de los establecimientos de hostelería antes mencionados, y en concreto en el 30% de las habitaciones del sector del alojamiento, como son hoteles, pensiones etc...siempre que tengan extracción independiente o sistemas de eliminación del humo. Se tendrá que avisar los clientes, tendrán que estar debidamente señalizadas y los trabajadores no podrán entrar en las habitaciones cuando los huéspedesestén. También se podrá fumar en las terrazas de los establecimientos de hostelería siempre que tengan como máximo dos paredes y techo. Esto probablemente generará un incremento importante de demanda de terrazas a los Ayuntamientos y de forma indirecta posibles problemas de ruidos a la calle, en especial en las zonas urbanas dondehaya implantación del pequeño ocio nocturno, tipo bares de copas y bares musicales. En general el gran ocio nocturno –discotecas, salas de fiesta, etc...-ya están ubicados en polígonos industriales.

Desde mi atalaya he escuchado todas las opiniones posibles al respeto, tanto de ciudadanos clientes, como de trabajadores y de empresarios, y las opiniones están polarizadas entre dejarlo cómo está o prohibirlo totalmente como propone el nuevo texto. Al final todo depende de si uno se fumador o no. Mucho empresarios, o por que no fuman o por que creen que se tiene que aplicar e imponer la ley para todos igual,están de acuerdo. Otros, la mayoría, querrían continuar como por ejemplo, aplicando una ley que de hecho no se ha aplicado por su inmadurez y por sus contradicciones y carencia de concreción.

Al detrás el que hay es el debate de la salud y del derecho a disfrutar de espacios limpios de humo, tanto por los potenciales clientes de la hostelería y el turismo, como sobre todo por los menores y por los propios trabajadores del sector. Se me acut que incrementando los impuestos y los precios del tabaco el que el Estado busca –con mucha lógica- es reducir el tabaquismo y los efectos del tabaco sobre los no fumadores (reducción del gasto sanitario en este capítulo) y que los mismos fumadores acaben pagando los servicios que el día de mañana probablemente necesitarán, si continúan fumando.

Los efectos sobre el sector están para ver. A corto plazo es evidente que afectarán las cajas de unas empresas que están sufriendo la crisis, pero tenemos que dar tiempo al tiempo y ver como reaccionan los no fumadores al comprobar que pueden disfrutar de más espacios de ocio y de encuentro en locales limpios de humo. Se estima que los no fumadores son el 70% de la población. Se impone por parte de los empresarios una política clara de atracción de este colectivo y evidentemente pedir la ocupación medida y lógica de la vía pública para instalar terrazas, que den salida en los clientes fumadores. Este es un país que por su clima se lo puede permitir. Los Ayuntamientos lo tendrían que entender, y permitirlo bajo unos parámetros sostenibles, para evitar el cierre de negocios y bien al contrario, obtener un incremento de ingresos por la vía de la tasa por ocupación de la vía pública.






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