Josep Esteban (sentado, el más a la izquierda de todos), con un grupo de combatientes al frente, en un momento de relax.
Josep Esteban (sentado, el más a la izquierda de todos), con un grupo de combatientes al frente, en un momento de relax.

Toda una vida buscando el tío Josep

La familia de Josep Esteban tardó 70 años al descubrir donde reponía el cuerpo de este soldado mataroní, caído a la Batalla del Ebro. Está enterrado a una fosa común del Priorato junto a otros combatientes que también podrían ser de Mataró

Nació en 1932 en Mataró, cuando la II República apenas traía un año en marcha y nada hacía presagiar que nueva etapa que se abría, sin borbons ni dictadores y con el gobierno capitanejat por Francesc Macià, sería tan fugaz. Sus padres lo denominaron Floreal, como el segundo mes del calendario republicano francés. Un nombre que lo dice todo sobre el espíritu libertario de aquellos años y que injertaba del todo su familia, estrechamente vinculada a la cooperativa del Horno del Vidrio y a los movimientos anarco-sindicalistas.

De la etapa republicana, pero, noquedaron ni los nombres. Cuando tenía 11 años y el franquismo, victorioso a la Guerra Civil, ya había cubierto todo el país con su manto nacionalcatòlic, en Floreal pasó por la pila baptismal, tal y cómo se exigía a todos los niños que no habían cumplido con el ritos. Tocaba escoger un nombre de santo, y la abuela paterna eligió Josep. "Como tu tío", le dijo. Cómo lo tiet Josep, el hermano de su padre, caído a la Batalla del Ebro en 1938. Esto era el único que sabían de su destino, que había muerto luchando con el ejército republicano. Pero qué día, donde y en qué circunstancias, y sobre todo, donde estaba enterrado, eran preguntas sin respuesta, a pesar de los esfuerzos de la familia porque el paradero del tío dejara de ser desconocido. Pero su sobrino, en Josep Floreal, nunca ceder en el esfuerzo. "Lo he buscado siempre, sin descanso, porque yo llevo su nombre", dice.

"Lo he buscado siempre, sin descanso, porque yo llevo su nombre"

Durante años y cerraduras su periplo fue infructuoso y frustrante, los archivos y organismos de todo tipo con los que contactaba eran campos baldíos que no ofrecían ninguna traza del destino de Josep Esteban. Hasta que un día el frontón le volvió algo más que una pregunta sin respuesta, gracias a la intervención del Memorial Democrático de la Generalitat. Lo habían encontrado, enterrado a la fosa común del cementerio de un pequeño pueblo de la comarca del Priorato, junto a cerca de un centenar de combatientes más.

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En Josep Floreal con su mujer y con el alcalde de los Guiamets, en la visita a la tumba de su tío

Cuando en Josep F. finalmente pudo visitar la tumba, punto y final de la investigación de toda una vida, la emoción le negaba los ojos. Pero esto no le impidió ver algo que desde entonces no se puede sacar de la cabeza. De la lista que figura a la placa conmemorativa que preside la fosa, el de Josep Esteban no erael único de los nombres de los soldados enterrados que le resultaba familiar. encontró otros que está convencido que pueden pertenecer además mataronins caídos al frente. Que reponen allá desde hace más de siete décadas sin que sus descendentestengan constancia, tal como le pasaba finos hace muy poco a la familia Esteban con el tío Josep.


Los chicos del Horno del Vidrio

Els Guiamets es un pueblo de 320 habitantes situado al sur del Priorato, una de las comarcas más abruptas y despobladas de Cataluña. Su vecina más ilustre es Neus Català, superviviente del campo de concentración de Ravensbrück y que hoy, a sus 101 años, todavía reside al municipio. Enclavado entre la Sierra del Montsant, al norte, y la de Llaberia, al sur, su perfil está dominado por el campanario de la iglesia parroquial. Es el elemento más visible desde la estación de tren, separada del núcleo de población por un pequeño pantano y hoy desolada porque los trenes, de mercancías o bien regionales que nunca van a la hora, ya no separan nunca.pasa la línea Reus-Mora la Nueva-Zaragoza, importando obra de ingeniería del siglo XIX rebosante de túneles y puentes que salvan la accidentada geografía entre el Campo de Tarragona y las Tierras del Ebro. El gran río, escenario de la madre de todas las batallas de la Guerra Civil, baja caudaloso a tan sólo 10 kilómetros de distancia.

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Vista de los Guiamets, pueble prioratí de 320 habitantes, retaguardia durante la Batalla del Ebro. Foto: Turismepriorat.org

El ferrocarril y el Ebro, claves en la historia de Els Guiamets, también lo fueron en el devenir de Josep Esteban. Más allá del muro del pequeño y cuidado cementerio dondeestá enterrado se despliega un paisaje espectacular: un mar de viñas y olivers buscado por montañas agrestes. "Los residentes como mínimo disfrutan de buenas vistas", bromea Miquel Perelló, alcalde del pueblo -de la CUP- e historiador experto en la huella que dejó la Guerra Civil a la comarca. Este es el escenario donde repone desde hace casi 75 años en Josep Esteban.

"Tengo un recuerdo de él: cómo me coge y me eleva, y de tan alto que es acabo picando de ninguna contra el techo"

Nacido en 1902 a La Fragua de las Molas, en la Alt Urgell, Josep Esteban y Martín se estableció en Mataró con sus ocho hermanos después de queestuviera destinado su padre, carrabiner. Era alto como un santo Pau; hacía 2 metros y 10 centímetros. "Dicen que siempre andaba encorvado para intentar pasar un poco desapercibido", relata su sobrino, nacido tan sólo cuatro años antes de que en Josep marchara a la guerra y novolviera. "Tengo un recuerdo con él, no sé si real o inducido por la cantidad a veces que me lo han explicado: cómo me coge y me eleva, y de tan alto que es acabo picando de ninguna contra el techo". Familia y amigos siempre lo recordarán como un buen jan, ya fuera a la cotidianidad de la vida casera o entre los horrores de la guerra. De soldado a un pueblo del Aragón arrasado por las bombas, rescató y adoptar una niña que había sido la única superviviente de la matanza. Aprovechando un permiso se llevó la criatura en Mataró, donde vivió un tiempo con Esteban hasta que estos le encontraron unos familiares lejanos en Barcelona que sepudieron hacer cargo.

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Josep Esteban, con el bebé que salvó de un pueblo bombardeado en la Aragón

Según recoge la historiadora argentonina Margarida Colomer en un artículo dedicado a Josep Esteban y dos combatientes más de la ciudad, cerca de 5.000 jóvenes mataronins se alistaron al frente, saliendo en varias columnas de milicianos como por ejemplo la Malatesta, Macià-Companys o la Roja y Negra. Entre elloshabía en Josep y tres de sus hermanos, en Manel, Emiliano y en Zacarías, los cuatro trabajadores de la cooperativa del Horno del Vidrio. Sólo en Josepmurió; los otros pudieron volver a casa, pero nunca fueron los mismos, ahogados por el peso del trauma bélico, la derrota y la pérdida del hermano en circunstancias desconocidas. "Noquerían hablar nunca, de la guerra, los tenías que ir estirando y estirando para acabar sacando alguna vivencia", explica en Josep Floreal. Las pocas veces que seanimaba, en Manel, su padre, siempre decía el mismo. "Al frente noquerías saber nada, de amistades, porque te hacías amigo de alguien y al día siguiente te lo habían matado". A pesar de ser consciente que los recuerdos los resultaban demasiado dolorosos, hoy a en Josep Floreal le sabe mal no haber inquirido más a su padre y a los tiets sobre su vida al frente. "Me han quedado 30.000 interrogantes para responder, pero ya nos pasa esto con la gente mayor, que se nos mueren y entonces nos arrepentimos de todo el que en vida no los osamos preguntar".

"Noquerían hablar nunca, de la guerra, los tenías que ir estirando y estirando para acabar sacando alguna vivencia"

A menudo preferían callar-se-las, pero a los hermanos Esteban los sobraban historias para explicar. En Manel, por ejemplo, se guardaba una parte del jornal que le pagaban al Horno del Vidrio para gastárselo en libros, la mayoría importados de Francia. Entre ellos una enciclopedia de sexualidad de la cual su hijo Josep consiguió salvar un tomo cuando el padre, viendo que la guerra estaba perdida, trucó desde el frente ordenando que quemaran toda aquella biblioteca tan "incriminatòria". De la ingrata tarea de tomar fuego seencargó un primo, cura protestando.

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A la izquierda, Emiliano Esteban comandando un grupo de soldados. A la derecha, Josep Esteban y su hermano Manel, padre de Josep Floreal, al frente

En Zacarías, el hermano grande, vivió hasta los 107 años. "Tengo bisnietos que yatienen 24", se vantava, dos años antes de morir, en una entrevista a Vilaweb donde también detallaba su relación con un mataroní ilustre, el dirigente sindicalista Joan Peiró, compañero de Esteban al Horno del Vidrio y de quien este año se cumple el 75è aniversario de su muerte fusilado por las autoridades franquistas. Resulta que en Zacaríasfue el guardaespaldas, pistola al bolsillo, en un momento donde la lucha entre sindicatos y patronales era a vida o muerto. "Yo estimaba mis padres y mis hermanos, pero a nadie como él. Siemprejugué la vida por en Peiró, y todavía me la jugaría ahora", explicaba.

"Yo me estimaba mucho mis padres y mis hermanos, pero a nadie como en Peiró"

Pero por periplo el de Emiliano, el hermano cenetista que al acabar la guerra tuvo que exiliarse en Francia. Después de pasar por el campo de concentración de Saint Cyprien, los nazis lo capturaron y deportar en Burdeos, a trabajar en condiciones de esclavo en la construcción de la base de submarinos Uno-Boot, realizada mayoritariamente por republicanos españoles.volvió hecho una chapuza, acabada la Segunda Guerra Mundial, de la mano de su esposa, la Gloria, que al acabar la Guerra Civil lo había ido a buscar en Francia andando desde Mataró y pasando todo tipo de penurias hasta encontrarlo. "Emiliano las pasó muy putas allá", recuerda en Josep Floreal, su sobrino.

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Prisioneros republicanos construyendo la base de submarinos de Burdeos. Entre elloshabía Emiliano Esteban, hermano de en Josep

La mujer de en Josep, Montse, fue quién cuidó del tío convaleciente durante los años posteriores a la Guerra, hasta su muerte. Sólo a ella, y a cuentagotas, Emiliano le explicaba algunas de las vivencias como prisionero de la Kriegsmarine, como por ejemplo cuando, gracias a las suyas dotes de barbero, le tocaba afeitar oficiales nazis. Uno de ellos, al sentirlo hablar catalán, le preguntó de donde era. "De Mataró? Caram, como mi mujer" (nunca supieron quién era aquella esposa mataronina del general de la marina alemana). El broll de los recuerdos de Emiliano, en todo caso, se secaba rápido. "Ahora bastante", decía, antes de que las memorias demasiado hirientes lo acabaran enmudeciendo.


En busca de en Josep Esteban

En Josep Floreal salta del ordenador a la mesita y a la smartphone, aparatos que a sus 84 años maneja con una agilidad envidiable y por los quetiene esparcidos una gran retahíla de fotografías y documentos. "Algún día lo tengo que ordenar todo esto", repite, mientras hurga entre un auténtico tesoro. "Ya le he dicho más de un golpe que algunas de las fotografías que guarda, las que testimonian la vida al frente, tienen un valor enorme", explica Juli Cuéllar, regidor de la CUP en el Ayuntamiento de Mataró, que fue quién, como empleado de la Subdirecció General de Memoria, Pau y Derechos Humanos de la Generalitat, realizó con éxito la investigación del paradero de los restos del combatiente mataroní. El soldado Josep Esteban, que aparece en muchas de estas estampas que hoy conserva su sobrino: altísimo, siempre sonriente, vestido elegante en ciudad, con birrete y sin afeitar cerca del fuente, acompañado otros soldados –algunos de ellos también de Mataró- y, la más emocionante de todas, con la niña en brazos que rescató y se llevó en Mataró.

"El tío me enseñó el que era verdaderamente una familia"

"El tío me enseñó el que era verdaderamente una familia", explica en Josep, mientras vuelve a pasear la mirada por fotografías que ha revisitat mil golpes. Esteban, mientras païen cómo podían pertenecer al bando de los derrotados en los años de gris plomo del primer franquismo, estrechaban sus lazos familiares en el entorno del tiet desaparecido. Era el tema de conversación que no fallaba nunca mientras cocinaban y endrapaven el "potaje" que las raíces extremeñas del clan (a Moraleja, provincia de Cáceres) hacían imperativo en fechas señaladas como la Semana Santa. "Las preguntas que nos hacíamos siempre eran las mismas: dónde, cuando y cómo había muerto, y donde había ido a parar", recuerda su sobrino. Más de un golpe hablaron con aquel o el otro que decía que lo había visto caer, o que había sentido rumores, pero nuncasacaban el agua clara. La idea de acercarse al Ebro ni se los pasaba por la cabeza. "Pero si entonces ir a Argentona ya era toda una excursión y para bajar en Barcelona nos mudábamos cómo si hoy fuéramos a París!", se exclama en Josep Floreal. Pero él no es de quienes se resigna, y continuó buscándolo.

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Certificaciones negativas de Valle de los Caídos, el Ministerio de Justicia y Belchite, sobre el parader desconocido de Josep Esteban

La carpeta naranja dondeguarda toda la documentación de la investigación está tan rellenada de papeles que ya no da el alcance. La mayoría son respuestas negativas de los organismos con los cuales en Josep se puso en contacto para investigar donde había podido morir su tiet. El Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca, la Archivo General Militar de Ávila, el Archivo General Militar de Guadalajara, el Archivo General de la Administración, la Direccion General de Instituciones Penitenciarias, el Ayuntamiento y el Registro Civil de Belchite (el pueblo de Aragón dondehubo una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil y donde la familia creía, por rumores, quehabía podido morir); e incluso la Fundación de la Santa Cruz de Valle de los Caídos, a la que escribió después de enterarse que durante los años 50 y 60 setrasladaron soldados caídos durante la guerra. Tal como explica la historiadora Margarida Colomer, al aberrante monumento funerariopueden haber enterrados hasta 40.000 combatientes republicanos, y también civiles y todo. Pero como en el resto de casos, la respuesta fue negativa. Ni rastro de ningún Josep Esteban, en ninguna parte.

"Hicimos una investigación muy exhaustiva y en este caso tuvimos suerte, porque normalmente no da resultado"

El año 2004 su sobrino contactó con el Memorial Democrático de la Generalitat, el organismo dedicado a la memoria de los años de la II República, la Guerra Civil, la lucha antifranquista y la transición a la democracia, con especial atención a las víctimas, exiliados y deportados por el régimen. Josep Esteban y Martin fue inscrito al censo de personas desaparecidas y el organismo empezó la investigación de los restos. El encargado fue Juli Cuéllar, responsable de Desaparecidos y Fosas de la Guerra Civil y del Franquismo. "Hicimos una investigación muy exhaustiva y en este caso tuvimos suerte, porque normalmente no da resultado", recuerda el historiador y político mataroní. Josep Esteban habría podido ser uno de los muchos combatientes republicanos caídos a la batalla del Ebro o a la línea Segre-Pallars de los cuales noha quedado ninguna pista, como si hubieran desaparecido del mapa.

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Josep Esteban, en el centro de la imagen, clavando una estaca para instalar una alambrada en el frente

"El soldado muerto a precio de trinchera tenía muchos números de quedar cubierto a la misma zanja, o bien de ser enterrado a cualquier lugar por los batallones de trabajadores formados por prisioneros republicanos que, al acabar la guerra, enviaron a las zonas de combate para recoger los cadáveres", explica Cuéllar. Más del 70% de los nombres que conforman el censo de personas desaparecidas responden a este mismo perfil de soldado abatido al frente. "El problema –destaca el historiador- es determinar él lugar donde cayeron muertos y donde pueden estar enterrados, y la investigación basada tan sólo en documentación no suele determinar mucho nada". Los hallazgos de restos óseos de combatientes al frente del Ebro, ya sea en superficie o enterradas en fosas comunes, siguen siendo muy habituales hoy en día (el mapa interactivo que se puede consultar a fossesirepressio.gencat.cat se actualiza constantemente). Para poder identificarlos de manera más eficiente que hasta ahora, la Generalitat ha puesto en marcha el programa de identificación genética de desaparecidos, que permite que todas las personas que tienen un familiar inscrito en el censo puedan hacerse una prueba genética que se contrastará con los perfiles genéticos de todos estos restos óseos que se van recuperando.

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El documento enviado a Josep Floreal desde el Ayuntamiento de los Guiamets confirmando el lugar donde repone Josep Esteban

Con en Josep Esteban, pero, los archivos sí que dieron la respuesta. Al contrario que tantos otros soldados, la fecha y lugar de su muerte habían quedado registrados. "La coincidencia la acabamos encontrando a través de las listas de heridos que transportaban los trenes-hospital de la reraguarda de la Batalla del Ebro, de los cualestenemos todos los registros nominales", explica Cuéllar. El certificado, facilidad a la familia y firmado por el "Responsable de Jefatura de Sanidad Militar de Servicios de Evacuación y Transporto del Tren Hospital número 12, deja constancia que el soldado Josep Esteban, que pertenecía a la XIII Brigada, murió el 31 de julio de 1938 a consecuencia de las heridas de guerra que sufría. Los pacientes que morían en los trenes hospitales eran enterrados en el mismo pueblo donde los convoyes estaban estacionados. En el caso de Esteban y decenas de soldados más, sus cuerpos acabaron al cementerio de Els Guiamets.


Con Hemingway y Capa al Priorato

"Si tiras una línea recta entre Mequinensa y Amposta, encontrarás El Priorato en medio.éramos de pleno", explica Miquel Perelló, el alcalde de los Guiamets, resiguiendo mentalmente el frente del Ebro. Desde la plaza de la iglesia, las vistas corprenedores del paisaje prioratí ofrecen la falsa ilusión de abrazar esta línea de punta a punta con una sola mirada. Perelló ha recorrido buena parte de los escenarios de la batalla, y trabaja codo en codo con Albert Sabaté, vecino de la Torre de Fontaubella y presidente de la asociación No Jubilamos la Memoria, para mantener activa la memoria de la guerra al Priorato. "La comarca era la reraguarda de la última gran batalla de la Guerra Civil" recuerda Perelló, "y Falset hervía como nunca".

"La comarca era la reraguarda de la última gran batalla de la Guerra Civil"

En la capitalcorrían nombres de la talla del escritor Ernest Hemingway, uno de los cronistas míticos del conflicto, o el fotógrafo Robert Capa, que dejó instantáneas memorables de paso de los brigadistas internacionales a la comarca. Todo de soldados altos, rubios y que hablaban lenguas extranjeras, procedentes de todo el mundo, un buen puñado de ellos judíos –la placa de la fosa común de los Guiamets es llena de apellidos hebreos- la mayoría con mucha guerra acumulada, alojados a cortijos, cabañas y barracas esparcidas por villorios de labradores donde a menudo nohabía luz eléctrica ni agua corriente, entrenándose para el combate o haciendo tiempo hasta que los enviaran al frente.

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El alcalde de los Guiamets, Miquel Perelló, a la estación del pueblo, hoy abandonada. Aquíhabía instalado uno de los trenes-hospital del ejército republicano

En Josep Esteban luchó al frente del Ebro junto a aquellos soldados ingleses, alemanes, irlandeses, polacos y de tantos otros países, a pesar de que él era un chico de Mataró que de brigadista internacional notenía nada. Pero la compañía a la que pertenecía, la XIII Brigada "Dombrowski", a aquellas alturas ya distaba mucho de estar integrada exclusivamente por extranjeros. Después de haberse bregado en algunas de las batallas más cruentas del conflicto –Brunete, Belchite, Sierra Quemadas...- además de los combatientes internacionales también la conformaban soldados de leva y provenientes otras unidades. El 25 de julio de 1938, ya muy diezmada, la Dombrowski cruzó el Ebro por Ascó hasta llegar al cerro de Las Camposines, en La Fatarella, hoy escenario de un memorial de la Batalla del Ebro. Fue desde aquel punto estratégico que la brigada intentó reconquerir Gandesa, una ofensiva que fracasó y en la que la unidad experimentó numerosísimas bajas. Entre ellas el propio Esteban, que quedó malherido por un obús. Las posibilidades de sobrevivir de todos ellos pasaban por los Guiamets.

"Venían por la noche ambulancias, camiones y tractores llenos de heridos, algunos casi muertos, otros gimiendo o llamando"

"Venían por la noche ambulancias, camiones y tractores llenos de heridos, algunos casi muertos, otros gimiendo o llamando, aquello era escalofriante y no se explica si no se ve". Este es el sobrecogedor testigo de Elvira Giné, vecina de los Guiamets, recogido por el historiador Albert Sabaté al libro "Las fosas comunes de la Torre de Fontaubella y Els Guiamets a la Batalla del Ebro". Estos dos pueblos fueron designados por el Ejército Republicano como los principales puntos de evacuación sanitarios durante la batalla. La proximidad del frente y el hecho quepasara la línea ferroviaria Barcelona-Madrid los convertía en puntos estratégicos, puesto que el tren podía transportar material y soldados a la primera línea y a la vez evacuar los combatientes heridos, además de permitir instalar trenes hospitales muy cerca de los combates. En Els Guiamets seestacionó el Tren hospital número 12 entre los días 29 de julio y 7 de agosto.

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Dos imágenes de uno de los trenes-hospital del Priorato en 1938. En el número 12murió el soldado mataroní

Teniendo en cuenta las circunstancias estos convoyes estaban muy muy preparados, con un quirófano, literas, comedor y cocina, y un numeroso personal médico con anestesistas, practicantes, transfusors de sangre y las enfermeras, que solían ser voluntarias. Este fue el caso de Elvira Giné, queacudió como la mayoría de las jóvenes del pueblo. Una experiencia que debería de resultar traumática, a tenor de otro testigo recogido por Sabaté, el de un vecino de La Torre de Fontaubella: "Las ambulancias no paraban arriba y abajo. Alguna vez nos daban cestos llenos de brazos y piernas que habían amputado porque los enterráramos". A tocar del tren y de la estación de los Guiamets seinstaló uno el hospital, ubicado en un antiguo almacén de vino de estilo modernista llamado Villa Enriqueta, en desuso desde que su propietario huyó del pueblo al inicio de la guerra. Hoy es un edificio en estado ruinoso, abandonado como la propia estación. El bosque amenaza con tragar el que queda de pie de los dos inmuebles y apropiarse del paraje donde hace casi 80 años centenares de soldados como el mataroní Josep Estebanencontraron la muerte.

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Certificado de muerto de Josep Esteban, expedido por el oficial del Tren Hospital nº 12

Algunos de los heridos ya habían perdido la vida antes de atènyer los puntos de evacuación, puesto que el traslado desde el frente se hacía en condiciones precarias, a veces se alargaba hasta 10 horas. A menudo se acababan desangrando por el camino, ollegaban en tan malas condiciones que ya no se podía hacer nada para salvarlos. Para hacer frente a la elevada mortalidad registrada en los trenes-hospital se abrieron zanjas a los cementerios de los entornos, de cara a poder enterrar las víctimas allá mismo. En estos casos el médico de más rango del convoy médico expedía unos certificados de defunción dirigidos al alcalde del municipio, donde seespecificaba el nombre y apellidos de la unidad a que pertenecía el soldado. Estos documentos se han conservado a los archivos de los registros civiles de pueblos como Els Guiamets, y entre ellosfigura el de la muerte de Josep Esteban, el 31 de julio. Este certificado fue el hallazgo que permitió determinar donde estaba enterrado el cuerpo del soldado republicano.


Por fin juntos y tú nunca más solo

"Nunca he sido mucho bono por las fechas, pero merecordaré siempre del día que me comunicaron que habían encontrado el tío", explica su sobrino. Corría el año 2009 y en Josep traía 21 días hospitalizado. Se había debatido entre la vida y la muerte debido a una enfermedad pulmonar, y sólo una traqueotomía lo salvó. "Cuando volví en sí, la carta me estaba esperando". La Generalitat le notificaba que, de acuerdo con los resultados de la investigación, su tiet Josep Esteban estaba enterrado a una fosa común del cementerio de los Guiamets. "Me emocioné tanto... Y cada vez quepienso me vuelvo a emocionar. Lo conseguí yo! El último de la familia! Después de, literalmente toda una vida", recuerda con un nudo a la garganta.

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La fosa común donde ha enterrado Josep Esteban y cerca de un centenar de combatientes republicanos

Por motivos de salud en Josep Floreal tardó más del que habría querido en poder bajar hasta Els Guiamets para encontrarse de nuevo con el tiet. Finalmente lo hizo en comitiva, acompañado por toda la familia y recibo por el alcalde del pueblo. "Tuve que contenerme, porque realmente fue emocionante", explica Perelló. En Josep, en cambio, no se frenó. "Madre mía qué harto de llorar me hice aquel día!".

"Cada vez quepienso me vuelvo a emocionar. Lo conseguí yo! El último de la familia!"

La emoción desbordada se transmite en el escrito que preparó para leer en aquel día tan especial, y que finalmente tuvo que pronunciar un familiar porque a él no le salía la voz. "Tío, tú me hiciste consciente del que significaba estimar la familia. Casi no te tuve físicamente, pero la semilla familiar la sentí desde pequeño. Para tu madre y para tus hermanos en todas las ocasiones erets presentes. Se preguntaban: qué le debería de pasar? Donde fue a parar? Estaba solo cuando murió? Qué pena más grande no poderle hacer compañía! Preguntas y más preguntas que salían de todas bandas, y que hasta el último hilo de vida los acompañaron. Con todas estas vivencias no debe de ser casual que yo ahora también tenga una familia de la que estoy orgulloso. La adoración por tú será hasta los últimos días, la paz que ahora siento dentro de mío espero que tú también la tengas. Por fin volvemos a estar juntos y tú nunca más solo. Gracias, gracias, gracias".


Epílogo: más apellidos mataronins?

Toda historia tiene un epílogo, y en este caso es su capítulo final el que ha traído en Josep Esteban a explicarla entera. Para este mataroní todo conduce a la lista de más de 80 nombres que acompañan al de su tiet en la placa conmemorativa colocada a la fosa común del cementerio de los Guiamets. "vi muchos que me son familiares, que pienso que también pueden pertenecer a soldados que venían de Mataró", asegura. Demasiada casualidad? Quizás no tanta, si se tiene en cuenta que muchos soldados que marcharon en milicias desde sus municipios hacia el frente lucharon plegado durante buena parte del conflicto. Por ejemplo, los compañeros del Horno del Vidrio de Mataró, hermanos Esteban incluidos, a quienes se ve juntos en algunas de las fotografías del frente que en Josep tiene a su archivo. Entre los apellidos de luchadores extranjeros (Barsky, Rosenberg, Vilmas) figuran otros que el retrotreuen a su niñez. El Bruguer que lo entrenaba a fútbol, los Esquerra que eran fabricantes, Alba que tenían una imprenta y un hijo que era compañero suyo en la escuela, los Garolera que venían hilos, los Periago de Argentona, los Segarra, los Voltas...

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El listado de nombres de los combatientes republicanos enterrados a la fosa del cementerio de los Guiamets

Puede ser que algunos de los soldados de la fosa de los Guiamets sean mataronins? Que, como Josep Esteban hasta el 2007,permanezcan enterrados sin que sus familias lo sepan porque nunca se los ha notificado y porque nunca se los ha pasado por la cabeza que su abuelo desaparecido al frente pueda descansar al cementerio de un pueblecito del Priorato? "Por ahora no lo podemos demostrar, porque no son apellidos exclusivos de Mataró; pero no se tiene que descartar ", resuelve la historiadora Margarida Colomer. Quién sabe si esta lista no ayudará también a otras familias de la ciudad a resolver misterios como el que durando tantos años mordisqueó el corazón de Esteban.

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