Da miedo pararte a hablar con alguien que conoces por la calle y que te pregunte: "que tal, como estás, como vas?". Sabes que automáticamente, por mucho que no quieras caer en la trampa, estarás comentando la situación del momento y recogiendo y transmiten a la vegada un mensaje negativo. Mensaje que no hará nada más que dejarte algo más jorobado el resto del día. Esta es la realidad de los afortunados que tenemos trabajo y luchamos a capa y espada para no perderla, y también de los que notienen y ya no saben a qué santo encomendarse. Es decir, de un tanto por ciento muy elevado de los que cohabitamos plegados.
Ahora reflexiono y pienso, como la mayoría de la gente, consciente que iniciamos un doble ejercicio de un nuevo año, el del trabajo y el de casa. Otro golpe, como todo el mundo ya sabe, el ejercicio económico doméstico se ha convertido en un máster de contabilidad para cuadrarlo todo a final de mes.
Cómo carai podíamos haber subido tanto y tanto, hasta el punto que todos estos que nos encontrábamos por la calle la mayoría no valoraban el dinero, y como podemos haber caído en un pozo tanto y tanto profundo que cualquier cantidad del mismo dinero sueño hoy una fortuna? Ha costado, pero ahora toca asumir que nosotros tenemos parte importante de esta culpa. Por lo tanto, sólo nosotrospodemos salir. Los protagonistas del siglo XXI, seres humanos débiles, individuos que no vemos más allá de nuestras narices, que sabemos mejor que nadie imputar a los otros y sacarnos las pulgas de sobre de todo aquello que nos supera. "Nunca es culpa mía. Pobre de mí, si no soy nadie. Los políticos, los bancos, los especuladores nos han traído a esta depresión", nos llamamos. Antes nos creíamos seres inteligentes e importantes porque traíamos grandes coches, íbamos a los mejores restaurantes, teníamos más de una propiedad y nos hacíamos decir empresarios o ejecutivos, a las horas éramos essers superiores encarrilados a despreciar un dinero que no había que controlar, cuanto mástenías, más seguía creciente.
Cómo se arregla esta situación, en que tenemos una sociedad contaminada por unos hábitos nocivos que no la deja respirar ni ver más allá? Hasta donde tenemos que llegar para reaccionar y decir bastante al protagonista que traemos adentro? Tenemos que hacerle frente y hacerlo salir a la calle, pero no a quejarse ni a indignarse, sino a construir, a explicar que las cosas tendrán que ser de una otro manera. Que los medios tendrán que positivitzar los titulares para recuperar la audiencia, que los políticos se tendrán que quedar sólo hasta que se mojen de verdad, que a los bancos notendremos ahorros hasta que nos dejen el dinero para construir el que no es tangible, los nuevos valores. Y nos tendremos que arremangar y disponernos a trabajar y a salir de la zona cómoda. Hacemos frente a la pereza, al chasco, y ponemos una sonrisa a la cara, encomendándonos las ganas de construir, salimos a pica piedra... No sé si "con ilusión", pero sí con conocimiento claro de que hasta que no sea así, no saldremos del agujero.
Que el empresario sepa con quien puede y con quien no puede contar, que los sindicatos seden cuenta que el sistema al cual se aferran ya no vale, porque ya no crea trabajo y hace demasiado tiempo que los está destruyendo. Damos herramientas y valores a quienes tenga narices de pilotar este enorme barco en medio de esta enorme tormenta y dejamos que gobierne, que asuma todas las responsabilidades y recuperamos la confianza en nosotros mismos, al final somos los protagonistas de nuestro destino, está sólo en nuestras manos. Disfrutamos del mucho que todavía nos queda y compartimos todo aquello que podamos. Hagámoslo, o despacio volveremos a nuestras raíces... el planeta de los simios.
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