Unos usuarios del gimnasio a principios de los años noventa
Unos usuarios del gimnasio a principios de los años noventa

Maria Coll

Treinta años de sudor, flexiones y musculatura

El gimnasio Soriano, el primer centro de este tipo en Mataró, cerró a finales de julio

Cuando a finales del pasado mes de julio Enric Soriano comunicó a sus clientes que cerraría definitivamente las puertas del gimnasio, el sudor habitual de los rostros se mezcló con las lágrimas. Algunos hacía más de treinta años que semanalmente acudían al mismo gimnasio para hacer un poco de ejercicio. Las causas del cierre han sido dos: la pérdida de una parte del local que era de alquiler, justo dondehabía las instalaciones, y la apertura del Sorrall. "Estas instalaciones municipales ha sido una competencia desleal por el resto de centros privados de la ciudad, porque con nuestro dinero ofrecen servicios más baratos que los nuestros", asegura Enric Soriano.

El primer gimnasio de los hermanos Soriano, Enric y en Lluís, se abrió en la calle Músico Jaume Isern en 1969. Se trataba del primer local de este tipo que existía en Mataró. "Cuando abrimos el gimnasio pensábamos que sólo vendrían hombres, pero fue un error, porque las primeras clientas fueron un grupo de cinco mujeres, que el primer día no querían salir de los vestuarios porque los daba vergüenza que las veièssim con un maillot senyit”, recuerda Enric Soriano. Enseguida, el boca a boca hizo ampliar la lista de clientes y la cabeza de tres meses ya tuvieron que buscar un local más grande. El gimnasio se trasladó a la Calle del Parque, en un local de 150m2, donde se hacían muchas clases para niños. Finalmente, el septiembre de 1981, el centro se trasladó definitivamente a la calle Cataluña, donde los últimos años fue creciente hasta tener más de 700 socios, el 80% de los cuales con una antiguetat de entre veinte y treinta años. "Siempre hemos tratado a los usuarios de nuestro gimnasio de una forma muy personal, hemos sido una gran familia", asegura Soriano.

De hecho, a los hermanos Soriano no los hacía falta mucha presentación. Los dos hermanos habían empezado a hacer gimnasia los 9 años entrenados por Francisco “Manolo” Frediani, un italiano afincat en Mataró que en aquellos momentos se dedicaba a hacer espectáculos acrobáticos. Empezaron su carrera al Grupo Gimnástico de los Lluïsos de Mataró pero bien pronto destacaron por sus habilidades. “Después de la guerra la familia pasaba muchas penurias, el padre era albañil, y en Frediani nos convenció que si éramos constantes y disciplinados podríamos hacernos un lugar en el mundo del espectáculo, viajar y gana mucho dinero”, recuerda Soriano. Una gran tentación en la España cerrada del primer franquismo.

Una vida al circo
Soriano empezaron actuando en un espectáculo infantil presentado por el joven actor Martí Galindo, años más tarde conocido como ideólogo del programa televisivo Crónicas Marcianas; con el cual ganaban entre 400 y 500 pesetas por función. “En aquella época esta cantidad era una gran fortuna porque la madre sólo recibía 120 pesetas para trabajar toda la semana en la fábrica”, asegura el gimnasta. Después vino el Circo Napolitano, el Circo Canadá y el espectáculo “Los gitano”, una mezcla de baile andaluz y acrobacias, que los mataronins representaron por todo España y por las salas más importantes de la mayoría de países del Europa Occidental. Pero la vida del artista también tenía elementos negativos: “Erem conocidos, viajábamos constantemente, podíamos ganar 2.500 pesetas diarias, sólo teníamos treinta años y estábamos en nuestro mejor momento, pero queríamos afincar-nos para disfrutar de la familia y ver creèixer los hijos que cuando volvían de una gira ni nos conocían”, recuerda Enric Soriano. Abrir un gimnasio fue el mejor negocio que los pasó por la cabeza.

Ahora, después de más de treinta años, todo son recuerdos. Dentro del edificio de la calle Cataluña, a la espera de encontrar comprador, sólo quedan algunas máquinas. Los dos hermanos están jubilados desde hace un tiempo y, en la situación actual, el relevo del negocio cabe los hijos, era poco viable. Enric no duda de la decisión prisa: “El día 15 de octubre volveré las claves del local y a partir de entonces disfrutaré merescudament del tiempo de la jubilación”. Uno de los temas que Enric ya tiene apuntados a la agenda: clasificar todas las fotos que guarda de su trayectoria en el mundo de la farandula.

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