Jordi Cabezudo

Tributo al Padre Joan

El próximo lunes día 8 de octubre hará un año del traspaso del querido y reconocido escolapio Joan Herrero (Pare Joan). Será un día memorable para todos los que hemos contribuido de alguna manera que se haga realidad el deseo del proceso de reconocimiento de este hombre, padre, hermano y amigo de tantos mataronins. La plazoleta que conocemos como Cruz de Término pasará a llevar el nombre del estimado Pare Joan. Aquel pequeño envoltorio con la cruz en medio paso obligado a las entradas y salidas del antiguo patio del colegio de Santa Anna permanecerá por siempre jamás más en el corazón de los numerosos mataronins que disfrutamos de su humanidad. Constituirá un homenaje permanente a un hombre que educaba y aconsejaba, y que también compartía parto de sus desazones, a menudo no como creyente fervoroso, en el uso de su ministerio, tal vez como un hombre sencillo ante las circunstancias de un mundo convulso y cambiando como el actual. Tuve el gozo de compartir una intensa pasión por el maestro Pau Casals. También por su música, pero sobre todo por su humanidad, su maestría, su dignidad y su autenticidad. Muchas veces nos emocionamos con su discurso Yo soy catalán. Cataluña ha sido la más gran nación del mundo y, por encima de todo, por el testigo penetrante y esfereïdor que el Padre Joan defensor acèrrim de esta gran nación, solidaria, rica y llena hacía tanto suyo. “Siento más que nunca mi responsabilidad como ser humano y hago todo el posible para dar el máximo de mí mismo y de la experiencia que Dios me ha dado.” Compartíamos un espíritu común desde el profundo respecto al prójimo, el mismo que pedimos para nosotros, y escuchábamos El canto de los pájaros, un canto de paz, porque los pájaros nosaben ningún otro. En un tiempo en qué Cataluña se arrecia en su identidad pacíficamente, democráticamente y a la vez firmemente y decididamente, la plaza del Padre Joan será la atalaya que guaitarà los próximos acontecimientos cantando este himno universal de paz.

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