Vista del solar de Can Fàbregas. Foto: R.Gallofré
Vista del solar de Can Fàbregas. Foto: R.Gallofré

Un agujero negro donde tenía que haber el nuevo centro neurálgico de Mataró

Los entornos de Can Fàbregas, donde se tenía que instalar el Corte Inglés, son hoy un páramo de solares vacíos y edificios industriales abandonados

La ubicación del Corte Inglés al solar de Can Fàbregas era un hecho con el cual el Ayuntamiento se obsesionó hasta el punto de desmontar y trasladar el edificio industrial protegido al catálogo del patrimonio que lo ocupaba. Para el consistorio, y también para el operador comercial que exigía este emplazamiento y no otro, esta fijación que ha acabado trayendo a la ruina el proyecto después de numerosos reveses judiciales, tenía todo el sentido del mundo. Se consideraba que este tenía que ser el lugar porque El Corte Inglés ejercería de "locomotora comercial", con capacidad de reactivar el comercio de todo el centro de la ciudad y de ligar urbanísticamente el casco antiguo con algunos de los barrios más poblados de la ciudad. Hoy nada de esto se ha concretado y el sector es un auténtico agujero negro sin prácticamente ninguna actividad económica y comercial, que echa los peatones y hace de muro virtual entre el centro y estos barrios.

El Corte Inglés tenía que ser un polo de atracción en una calle Miquel Biada y entornos del todo reurbanizados

La confluencia de la calle Miquel Biada con las rondas es un punto estratégico a nivel urbanístico. Es la puerta de entrada al centro de la ciudad desde Cerdanyola, Peramàs y el norte del Plan de en Boet. Pero los usos existentes al sector lo habían convertido en un muro que taponava esta conexión. No se hacía nada agradable peatonal pasear entre fábricas abandonadas (como la propia Can Fàbregas), calles mal urbanizadas e iluminados, de tráfico intenso y sin aceras adecuadas. Instalar El Corte Inglés en este sector comportaba una remodelación total del mismo, que abraza varias islas entre las rondas de la República y Delgado al oeste, las calles Tetuan e Iluro al este, Goya y Velázquez al norte y Torrijos al sur.

El Corte Inglés tenía que ser un polo de atracción en una calle Miquel Biada del todo reurbanizado, con nuevos pisos y equipamientos al suyo cercando, aceras mucho más anchas y un enorme aparcamiento subterráneo para dar servicio en el centro comercial y a este nuevo sector. El Ayuntamiento planificó toda una serie de obras que partirían de este ámbito y que llegarían hasta el corazón del casco antiguo, siguiendo el eje Biada-Santo Bent-Plaza de las Tereses, el camino natural que tenía que conectar la "Locomotora comercial" con sus teóricos vagones. Todo ello tendría que hacer de contrapeso al atractivo de las grandes superficies comerciales de extrarradio, como Mataró Parco, de cara a atraer los visitantes que el comercio urbano mataroní ha ido perdiendo durante la última década, y que ha comportado la pérdida de establecimientos emblemáticos y la marcha de las grandes marcas del casco antiguo.

El sector es un auténtico agujero negro sin prácticamente ninguna actividad económica y comercial, que hace de muro entre el centro y los barrios

Todo ello tenía sentido sobre el papel. Pero era irrealizable, tal y cómo se ha acabado demostrando. Porque la fábrica quehabía al solar donde sequería instalar El Corte Inglés estaba protegida con el máximo nivel dentro del catálogo del patrimonio, y no se podía ni derrocar ni trocear ni trasladar ni nada similar. Se tenía que quedar allá donde estaba. Y El Corte Inglés quería un solar limpio para hacer una gran superficie, sin ninguna antigua nave con una chimenea que obstaculizara nada. Algo que ha quedado arreciado ahora por los altos tribunales (el Supremo ha dado la razón al TSJC, que consideró el proyecto del todo "irracional").

Durante todos estos años desde que se anunció el proyecto hasta que los tribunales lo han tumbado definitivamente, el que tenía que ser el nuevo centro neurálgico de Mataró se ha convertido en un auténtico agujero negro. Las pocas casas quehabía fueron expropiadas por PUMSA, no sin algunos conflictos muy enquistados con los propietarios. La mayoría de negocios que quedaban en sus fábricas fueron cercado. Los antiguos edificios industriales se encuentran hoy en un estado ruinoso, cómo ha demostrado el reciente colapso del techo de uno de ellos a la calle Goya. A su lado, otra antigua fábrica ha sido okupada. La calle Torrijos tiene aceras intransitables, contenedores siempre colapsados y una ferum permanente a excrementos y meados de perros. El solar de Can Fàbregas es un nido de malas hierbas que recuerda, en toda su enorme vacío, el fracaso del proyecto, y el de la calle Biada con Tetuan apenas se está allanando para hacer un aparcamiento en superficie, después de años de abandono.

Fàbrica abandonada del carrer Goya. Foto: R.Gallofré

Qué futuro le espera?

Ahora que ya se puede decir que El Corte Inglés no vendrá nunca a la ciudad, el Ayuntamiento y el operador comercial tendrán que sentarse para hablar sobre este sector de la ciudad, estratégico para su futuro. La empresa es la propietaria del solar, y del Ayuntamientodepende decidir a qué usos se destina. Si no puede ser para un centro comercial, se tendrán que buscar soluciones, como por ejemplo la venta del solar a alguna promotora quehaga pisos ahora que se ha reactivado el mercado inmobiliario, zonas verdes o equipamientos como la estación de autobuses que propone por este mismo emplazamiento el proyecto ganador del Plan de Impulso del Centro.

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