Joan Antoni Baron

Un año de ciudadanos, clientes y espectadores atónitos

Acaba el año y toca hacer balance. Un año políticamente muy especial en el que hemos sido ciudadanos, clientes y espectadores. Y es que en tres etapas se puede dividir el año político mataroní. La primera etapa, la de los ciudadanos, se acaba con las elecciones municipales del mes de mayo. Por primera vez el PSC no era, a pesar de ganar en 9 de los 12 barrios de la ciudad, la fuerza más votada y empatábamos en regidores con Convergència i Unió. Una etapa de poco más de seis meses que se acaba con la elección del nuevo alcalde y en la que se archiva definitivamente la querella criminal que se había presentado contra el primer teniente de alcalde y el alcalde por el traslado de can Fàbregas. Ahora que muchos corren a ponerse las medallas del Corte Inglés bueno sería recordar donde estaba y que hizo cada cual durante estos largos meses de querella. Unos meses absolutamente perdidos por la ciudad y de los que ahora nadie sequiere hacer responsable.

Se acababa en mayo un mandato de grandes inversiones (TCM, escuelas, parques, equipamientos deportivos, …) para garantizar el futuro de la ciudad y empezaba la época en que teníamos que convertirnos, y por boca del alcalde, en clientes. El que pasa es que no acabamos de saber exactamente en clientes de qué y de quién. Meses sin una iniciativa, de parálisis institucional y política, meses de muchas fotos y poco trabajo. Meses en los que hemos perdido Shakespeare y el dinero de los accesos de la autopista. Y sobre todo hemos perdido el tiempo. Ni un proyecto nuevo, ni una hoja de ruta clara y uno va y viene continuo que no trae en ninguna parte. Mientras el paro nos continúa golpeando de manera terrible en una cursa que no parece tener aturador. Y detrás el paro el drama personal y familiar de muchos mataronins y mataronines.

Y acabamos el año como espectadores seguramente atónitos. Mientras se hacía gala de la transparencia, mientras se proponía un pacto de ciudad, resulta que se había firmado un acuerdo secreto entre el alcalde Mora y el Partido Popular. Ve por donde aquello tantas veces negado era verdad y estaba escrito. Y ahora, como con can Fàbregas, todo el mundo a mirar hacia otro lado, ninguna responsabilidad y a ver si con los turrones, los barquillos y el cava nos olvidamos del enorme camelo.

Acabamos el año al menos con la garantía de poder aprobar unas ordenanzas fiscales y un presupuesto por el 2012. No hacerlo seria una temeridad que en ningún caso nos podemos permitir como ciudad. Y es por eso que los socialistas hemos hecho un acto de responsabilidad política permitiendo su aprobación. Donde no llega el gobierno, llega la oposición responsable.

Comentarios