La Navidad es, por la mayoría de los comerciantes locales, el salvavidas de su negocio. La apuesta que hace este sector para decorar los escaparates, para tener en el almacén las ultimas novedades y para ofrecer una sonrisa amable cada vez que entra un cliente potencial por la puerta es, sin lugar a dudas, el gran valor que nuestro comercio de proximidad nos ofrece gratuitamente a todos los que paseamos por este calles iluminadas de nuestra ciudad.
Las instituciones y los organismos que regulan y coordinan los centros comerciales juegan su papel con más o menos acierto, pero, obviamente, los protagonistas que hacen posible hoy que esta Navidad del 2011suponga un gran movimiento de gente volcada a salir a la calle han sido los tenderos, esta etnia incombustible que día a día se esfuerza para sumar y competir, aunque sea a contracorriente, contra todos los elementos adversos que la situación que estamos viviendo potencia.
Una muestra clara del gran esfuerzo de última hora que este sector ha hecho, han sido las luces de Nadal que al final han engalanado las calles comerciales de Mataró. El comercio, tan importante por la economía local, un golpe más, ha hecho grandes esfuerzos para hacer lucir la capital del Maresme cómo se merece por Nadal.
Sin la reacción y la sinèrgia de los tenderos hubiéramos tenido una Navidad apagada, y una Navidad recortada es un nuevo motivo más para quedarse a casa y apagar luces, o peor, o para ir a buscar el espíritu navideño tan necesario en otros lugares no tan lejanos de casa nuestro. Dones sí, los comerciantes lo han acertado, los que no hemos marchado de puente y hemos salido a la calle hemos comprobado que la respuesta a esta apuesta generosa y estimulando ha sido correspondida. La gente ha salido a la calle, ha paseado y disfrutado de los escaparates que nos llamaban porque contempláramos todo aquello que aquets días de consumo han preparado los tenderos. Ahora nos toca a nosotros ser generosos con ellos. Es el compromiso a sumar entre todos, se el compromiso que comporta el agradecimiento y la fidelización. Nosotros, consumidores natos, gestores más que nunca de nuestra economía doméstica, tenemos un papel a jugar en este rompecabezas complicado y no podemos mirar ninguno otro lado...
Ha sido un año de caras tristes y apagones, y ahora la Navidad nos invita a salir y a recuperar la sonrisa, a reencontrarnos bajo este paraguas de luces que ofrecen rescoldo y nos estimulan los sentimientos y esto hay que recibirlo como un regalo. Un regalo lleno de vitaminas emocionales, un regalo que nos ofrecen nuestros tenderos. Que por muchos años.
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