En el tiempo actual y en las circunstancias que nos toca vivir, en las cuales Cataluña es objeto de una vejación innegable, será bueno de hacer mención de un hecho histórico, que no culminóen ningún éxito, pero que, a parecer nuestro, puede ser referente ejemplar en algunos aspectos.
Los gobiernos de Madrid, tanto los moderados como los conservadores, a pesar de que habían prometido atender la voluntad de autogobierno y aun de federalismo, reclamados y exigidos por el pueblo catalán, nunca llegaron a satisfacer ni de lejos las aspiraciones de los catalanes.
Nos encontramos enmarcados en el bienio liberal 1876- 1878. El hecho que el último monarca francés, Lluís Felip, hubiera sido derrocado y se proclamara la república, en el estado vecino, hará estallar en Europa el llamado bienio revolucionario. En Madrid, presidía el gobierno el general conservador Narváez que más adelante acontecería un dictador altamente peligroso.
La inquietud revolucionaria llegó al Estado español y fue arranada en seco por el mencionado general.
Es entonces cuando se produce un situación tan admirable como insólita dentro de la clase política catalana debido a las penurias que sufría Cataluña y de las medidas centralistas extremas que se dictaban y explanaven desde la capital del reino.
Nuestro Principado, no hay que olvidarlo, sufría una crisis económica, que se agravaba con los nuevos impuestos territoriales y encima las propiedades agrarias, cosa que repercutía con fuerza negativa en las clases populares. La agricultura no superaba el régimen de rebassa muerta para el arrendatarios vinyaters y las infraestructuras prometidas mil y una vez y, incluso programadas como el canales de Urgell o los dos del río Llobregat, no se llegaron a construir hasta veinte años después. El problema agrario catalán continuaba sin solución.
Por otro lado, los efectos de la revolución industrial habían cambiado los parámetros de la sociedad yhabía, al estado, varias articulaciones sociales, según Vicens Vives, y frente a una mentalidad burguesa, más progresista cuajó la mentalidad rancia de la la aristocracia del sur y de Extremadura. Todo ello produjo un problema civil con consecuencias de revuelta en los estamentos sociales campesinos y asalariados.
Es en este estrecho que se produce en los ámbitos progresistas y demócratas un rechazo total a las medidas centralizadoras de Madrid que acaban de hacer derramar el vaso del desengaño suficiente pleno por la crisis económica del 1846, la crisis política de l848 en Francia y el fracaso de la propuesta inducida por Jaume Balmes de constituir una unión dinástica con el casamiento de Isabel II con Carles VI, conde Montemolín, candidato al trono de los carlins.
Todo ello hace estallar el que sería la segunda guerra carlina - la de los tempraneros - que proporcionó el encuentro de anhelos de libertad de las fuerzas políticas cofraternitzant en Cataluña contra Narvaez como un ver milagro los progresistas, republicanos y carlins. De esta entente para hacer un programa de mínimosfue el adalid y artífice Tomàs Bertran y Soler, demócrata barcelonés. . El plan inicial era crear un estado independiente para Cataluña promovido por todos juntos..Y no sólo para Cataluña si no que también para los países que habían formado la antigua, mal llamada, Corona de Aragón, es decir, el Estado Catalán Medieval. Betran que ya ostentaba el cargo de presidente de la Diputación General de Cataluña, se disponía a trabajar para reunir institucionalmente todas las fuerzas populares en este organismo.
Con objeto de emprender el proyecto secesionista, Bertran hace públicos dos manifiestos, un dirigido a en el pueblo catalán y el otro a los medios informativos franceses.. En Franciahabía muchos exiliados que abandonaron el país debido a la represión centralista. En los dos expone los puntos de acuerdo entre las fuerzas políticas carlins, progreses tés y demócratas.
Los puntos de acuerdo eran: Cataluña fue un estado medieval. Cataluña es una nación.
El carácter de los catalanes es diferente al del resto del estado español. Es un hecho la opresión económica y política. La inmortalidad de la monarquía, sistema moderado, hace necesaria una reforma.
Betran no se está de nada y además de parlamentar con el ala progresista del carlismo y con las otras formaciones, pone en antecedentes de su proyecto al Foreing Office inglés y lo insta apoyar en su programa político de la Diputación General. Desavenencias entre los sectores demócratas y la división interna del carlismo hicieron tambalear el proyecto.
El hecho, pero, que hizo fracasar definitivamente la empresa, que ya llegaba tarde a la cabeza de dos años del inicio de la guerra, fue el fin de la contienda con la victoria de los liberales encima de los tempraneros, denominados así porque empezaron la lucha cuando el ejército regular liberal todavía dormía.
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