Entre los términos de Cambrils y Montbrió del Camp, entre las rieras de Alforja y Riudecanyes, a 90 metros sobre el nivel del mar, y a sólo cinco metros de la costa, descubrimos el Parque Samà, un jardín botánico privado que se mantiene gracias a los visitantes. Conserva el estilo romántico, propio de la época colonial, que le quiso dar su realizador y promotor, Salvador Samà y Torrents, marqués de Marianao. La familia del marqués estaba establecida en Cuba y por eso trasladó el ambiente de la Colonia en el Baix Camp. Salvador Samà encargó el proyecto del jardín a un insigne maestro de obras, Josep Fontserè y Maestras, hijo del arquitecto Josep Fontserè y Domènech y hermano del maestro de obras Eduard Fontserè. Fontserè (hijo) también fue autor del parque de la Ciutadella de Barcelona, y para la construcción de la gran cascada, contrató Antoni Gaudí como ayudante. De hecho, la estructura del parque Samà es muy parecido a la del parque de la Ciutadella. Así, los caminos se estructuran en unos ejes muy definidos, con árboles a cada lado, y de vez en cuando encontramos espacios abiertos donde podemos observar diferentes esculturas. Una combinación de vegetación, arquitectura y agua que convierte este espacio en un refugio de paz y tranquilo•litat
Enlaces
La plantación del parque Samà empezó en 1881. Después, el marqués de Marianao hizo construir varios habitáculos y jaulas por los animales de su zoo privado, que, acabó desapareciendo durante la Guerra Civil Española. Los puntos más importantes del parque son la casa y el lago, aunque también son bastante interesantes la torre Angulo y la cascada. La superficie del parque Samà es de 14 hectáreas.
El paseo principal de entrada, ante la fachada de la casa, está formado por dos hileras de plátanos, de más de 20 metros de altura. A ambos lados, y geométricamente encuadradas, hay plantaciones de mandariners.
A la derecha del camino podemos ver un grupo de robles de gran tamaño y ante la casa, hay árboles centenarios como un tilo y varios castaños de indias que acogen una preciosa fuente, con base de rocalla y nenúfars que flotan. Palmeras, iuques, palmitos y alguna especie rarísima de Wichichin-tum, originaría del Brasil, harán que nuestra paseada por el parque sea muy agradable.
A la izquierda de la casa, encontramos un exótico parterre, presidido por un gran jarrón decorado con motivos de flora y fauna orientales, una pieza procedente de Vichy ( Francia).
Al extremo sudeste del parque se divisa Torre Angulo, encima la rocalla que, a la vez, forma una gran cueva. El conjunto lo completan dos parterres con palmeras y la antigua caseta de los loros, cubierta de hiedra y acompañada de Eucalipto.
El lago, con su canal y la cascada, es quizás, uno de los lugares más atractivos del parque. Hay tres islas enlazadas por puentes hechos de cemento pero que imitan troncos de madera. En la isla central, destaca una montaña de belleza singular, y a su interior hay un gruta y un embarcador.
Al final de canalveremos una original cascada que alcanza de agua el lago. El agua proviene de una mina subterránea de 5 kilómetros, construida especialmente por esta finalidad y para regar todas las especies botánicas del parque.
No nos tendremos que sorprender si durante nuestra paseada por el parque nos acompañan los elegantes paors, que campen sin manías y que no se sorprenden ni de las visitas ni de las cámaras.
Durante el verano el parque Samà es abierto al público hasta las nueve del anochecer y el precio de las entradas es de 3,80€ por adulto y 2€ los niños de 5 a 9 años.

-
Comentarios