Un momento de la fiesta de sábado.
Un momento de la fiesta de sábado.

Maria Coll

Una casa de chicas que sólo comprenden l’estimación

El Hogar Santa Maria celebró sábado la fiesta del 25è aniversario de su fundación y la despedida de las Hermanas de la Caridad

El Hogar Santa Maria Assumpta de Mataró, una residencia de mujeres disminuidas psíquicas profundas, ubicada a Ronda Alfons XII, se engalanó sábado de globo en motivo del 25è aniversario de su fundación. La fiesta, en la cual participaron las residentes y sus familiares, las autoridades locales y varios colaboradores de la entidad, tuvo un regusto agredolç. La celebración tenía una doble finalidad: compartir la alegría de haber cumplido el primer cuarto de siglo de la casa y la despedida de la comunidad de hermanas de la Caridad de Santo Vicenç de Paül del Hospital que durante todos estos años, con la ayuda otros profesionales seglars, se han hecho cargo de las chicas. “La comunidad ha tenido que dejar el centro por la carencia de vocaciones y porque las germanas se han ido tirando grandes”, asegura Sor Pilar Pila, directora de la residencia hasta el próximo mes de septiembre.

La historia del Hogar Santa Maria Assumpta empezó a inicios de la década de los ochenta, cuando un grupo de padres de Mataró con hijas disminuidas psíquicas se unieron para fundar una residencia de chicas que ya superaran la edad escolar. La Asunción Clavel, promotora del Patronato Pro-Recuperación de los Subnormals de Mataró y el Maresme, acogió la propuesta y animó al resto de miembros de la entidad porque se compres una casa que la familia Majó tenía a Ronda Alfons XII. La casa era lujosa y cara, pero también idónea para acoger las chicas. Con los donativos de varios ciudadanos se liquidó la paga y señal y después se consiguieron 15 millones de pesetas del Gobierno Español, gracias a una visita que se hizo al Subsecretario de gobernación de Madrid, José Ramon Caso, y 10 millones más de pesetas procedente otras entidades, como Caja de Barcelona, empresas e iniciativas solidarias. Las hermanas de la Caridad de Santo Vicenç de Paül, que entonces ya trabajaban en el Hospital de Santo Jaume y a los Comedores de Santo Joaquim, no dudaron al aceptar la propuesta de hacerse cargo de la residencia. El 8 de junio de 1981, con un acto oficial presidido por Cardenal Joan Jubany; el Presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol; y el alcalde de Mataró, Joan Majó, era inaugurada el Hogar Santa Maria

Desde entonces el centro ha evolucionado mucho. Actualmente, viven al Hogar Santa Maria veintiuna mujeres, de edades comprendidas entre los 27 años y los 70, una cantidad que, a pesar de la demanda de ingresos, posiblemente los próximos años se reducirá a diecinueve, según normativa de la administración catalana. El perfil de las residentes es muy diverso: “Hay hijas de padres benestants y sobreprotectors, de padres muy conscientes con la realidad que tienen que vivir y de padres que consideran el hogar como un lugar donde colocar su hija, la cual no recibe nunca una visita”, explica Sor Pilar. Ahora, todas a pesar del grado de profundidad de su independencia y los vínculos familiares, comparten una misma problemática: cuando necesitan más espaldarazo para vivir con dignidad, los padres han visto como la vejez los robaba la fuerza. Durante este tiempo el centro se ha convertido para todas estas mujeres en un hogar donde reciben estímulos, bienestar y aprecio, elementos que los ayudan a incrementar su esperanza de vida.

La no continuidad de la comunidad de religiosas en la gestión diaria del centro y las dificultades actuales legales porque una cooperativa de padres gestione una entidad sin ánimo de lucro ha provocado que los pares cooperadores de la entidad pidieran el septiembre de 2004 la incorporación del Hogar Santa Maria al organigrama de la Fundación Maresme, traspaso oficial que tuvo lugar el junio del 2005. “Esta decisión la tomado la coordinadora de padres por tres motivos: la Fundación como heredera del Patronato de Subnormals de Mataró es la propietaria del edificio, trabajan en el mismo ámbito y tienen otros centros en diferentes puntos del Maresme”, ha declarado la religiosa. Ahora bien, bono y saber que se trata de la mejor solución, algunos padres han mostrado a las religiosas ciertas inquietudes, por ejemplo “si el Hogar podrá continuar siendo exclusivamente para mujeres, un requisito que los padres siempre han mantenido”. En cambio, por otro lado, formar parte de una entidad más grande puede suponer reducir las dificultades económicas: “La atención a cada residente costa 98 euros al día, una cantidad que las aportaciones obligatorias de los padres no cubren y que se pagan con subvenciones”. Los padres se muestran dolidos, no es fácil abandonar un proyecto al cual han dedicado tantos esfuerzos y esperanzas, pero cuando miran atrás, los últimos 25 años, y ven sus hijas, seres que sólo compran los gestos de estimación, se los ilumina la cara de satisfacción y gratitud.

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