Recuerdo perfectamente cuando decidí votar por primera vez de manera seria y reflexionada. Fue el 5 de mayo del 1996. Era estudiante y con una mayoría de edad muy reciente. Con una amiga estábamos hablando que no podía ser, que había posibilitados que entrara la derecha en el gobierno… Eran las elecciones generales, las primeras que ganó Aznar. O sea, gobernaron y durante 8 años. Y así tomamos conciencia del que era participar en todo este proceso.
Pocos años después vine a vivir en Mataró. Valoro esta ciudad como sí hubiera nacido en ella. Aquí trabajo y tengo mi familia. Es mi ciudad. Tengo la suerte de poder col•laborar en algunas organizaciones dónde, sobre todo, disfruto de las personas que voy conociendo y me gusta tener la información de primera mano. Algunas de estas personas son políticos. Los admiro por la dedicación y por la exposición a la cual están sometidos cada día. Es un trabajo poco agradecido en ocasiones, sobre todo cuando las críticas son feroces por infundadas y por demagógicas.
Quiero destacar una de las personas con la que menos he hablado durante todos estos años y que, por otro lado, he escuchado y observado fuerza. Obviamente es una opinión personal, simplemente de una simpatizante. Joan Antoni Baron es maestro también. Lo delatan sus palabras, siempre con un trasfondo pedagógico y constructivo. En poquíssimes ocasiones lo he visto buscando la confrontación y sí en busca de puntos de encuentro y equilibrio. Es idealista y realista a la vez: un malabarismo difícil pero creíble. Cuando lo escucho me lo creo y me invita a col•laborar.
Los valores que defiende son los que también intento aplicar en mi día a día.
Es seguro que hay ángulos que se me escapan y elementos que no controlo y de los cuales nada puedo decir. El cercano 22 de mayo hará algo más de 15 años de aquella efeméride que antes explicaba. Yo ya tengo mi opción.
Comentarios