El 'No hay bastante' de 2016. Foto: R. Gallofré
El 'No hay bastante' de 2016. Foto: R. Gallofré

Una década desvelando las figuras

El No hay bastante, estrenado en 2007, se ha convertido en una de las citas imprescindibles y con más carácter propio de Las Santas

Hoy, nadie concibe la noche del 28 de julio sin el No hay bastante. Pero hace 10 años, cuando se estrenó, todo eran incertidumbres. "Sacar las figuras a bailar a las 2 de la madrugada hacía arrufar la nariz a las pandillas y a Cultura.estáis seguros?, decían. Pues sí". El periodista mataroní Oriol Rodri, uno de los impulsores del acontecimiento, se muestra muy satisfecho del éxito de la idea. "La idea original era una copia de la Patum, y en estos 10 años ha evolucionado hasta convertirse en algo mucho nuestro, en una simbiosis entre figuras y asistentes", relata.

"El acto ha servido para arreglar la secuencia festiva de nuestra Fiesta Mayor",

El año pasado fue lo No hay bastante más participado hasta ahora, con más de 7.000 personas. Una prueba definitiva de la consolidación del acto en el programa de Las Santas. "Ha servido para arreglar la secuencia festiva de nuestra Fiesta Mayor", apunta Rodri. Hasta el 2007, las noches de la fiesta iban de hacia caída desde la Noche Loca del 25. Ahora, tal y como lo define el periodista deportivo, Las Santas son como una etapa del Tour de Francia. "Un puerto de categoría especial el 25, dos de segunda o tercera el 26 y el 27, y otro hors categorie el 28". A diferencia de la Noche Loca, que cada vez congrega más asistentes foranis, el No hay bastante culmina "una noche muy mataronina", como dice Rodri. "El hecho de hacerse a las 2 de la madrugada hace que sea más difícil que gente de fuera venga expresamente a la ciudad".

"El control de accesos me parece una muy buena idea, siempre y cuando los controles sean ágiles y nadie se quede sin poder asistir al acto"

Aún así, este año cae en viernes y se prevé un No basta con nuevo récord de asistencia. El Ayuntamiento, tal y cómo hará por el Desvelo Bellugós, instalará puntos de control de acceso a La Riera antes del No hay bastante, para evitar exceso de aforo y que la gente no entre con botellas de vidrio. "Me parece una muy buena idea, siempre y cuando los controles sean ágiles y nadie se quede sin poder asistir al acto", afirma. En cuanto a la posible masificación, no es algo que preocupe especialmente los organizadores. "A menudo no es problema de cantidad de gente, puedes tener 300 descontrolats que no masifiquen nada y que te revienten el acto", asegura. Pero si todo el mundo que asiste al No hay bastante sabe de qué va y como comportarse, todo irá bien. "La identidad del acto no peligra si se masifica", resume Rodri.

La esencia del No hay bastante

Una fiesta nocturna con las figuras como protagonistas, las cuales garantizan por sí suelas un montón de asistentes. Esta era la idea original del No hay bastante, que toma el nombre del "grito de guerra" santero a las dormidas de en Robafaves. Las figuras, que intentan descansar en el Ayuntamiento, se desvelan por el ruido de la fiesta y salen a bailar con la muchedumbre de gente congregada ante la Casa Grande. El último gran baile de la Familia Robafaves, la Momerota, el Dragón, el águila y las Diablesas, rodeados cada vez de más mataronins sedientos de fiesta.

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