Alumnos en la escuela Joan Coromines. Foto: R. Gallofré
Alumnos en la escuela Joan Coromines. Foto: R. Gallofré

Una nueva manera de aprender

Escuelas e institutos de Mataró apuestan por modelos pedagógicos que rompen con la enseñanza tradicional

"Odio la geografía!". Era la primera vez que en Diego Méndez sentía a su hija pronunciar una frase como esta. "Nos chocó, pero bien es verdad que lo entendemos", asegura. El que odia, defiende el padre, no es estudiar las capitales de Europa o los ríos de la Península Ibérica, sino la manera como se lo hacen hacer: en base de memorizarlo, y punto. Este método de toda la vida que se ha encontrado al saltar en el Instituto nada tiene que ver con el que se aplicaba en su escuela de primaria, Joan Coromines de Mataró. Como centro que apuesta desde sus orígenes por una forma de aprendizaje alternativa a la tradicional, huye de asignaturas estanques, de fichas y de libros de texto para centrarse en el trabajo por proyectos y en equipo, en la fusión de materias y en la personalización del aprendizaje.

"Las ganas de aprender son innatas, pero muchos alumnos lo acaban perdiendo por el camino"

Escuelas como Joan Coromines, Antonio Machado, Montserrat Solà o Marta Mata surgieron hace cerca de una década en Mataró para hacer frente al boom de natalidad de principios del 2000. También coinciden al haber apostado por modelos de aprendizaje diferentes a los que se han estilado siempre. Una metodología que gana adeptas año tras año y que también están adoptando otras escuelas, pero que todavía genera dudas; muchas familias no confían que por esta vía tan trencadora sus hijos logren el nivel curricular exigido. Las comunidades educativas que lo aplican los responden que los niños no tan sólo salen de la escuela igual de muy preparados que el resto, sino que lo hacen con muchas más herramientas para afrontar los retos de la vida.

portada 1 6

El problema: hasta ahora no encuentran continuidad en los institutos, anclados todavía en formas de aprendizaje tradicional que resultan todo un choque para alumnos como la hija de Méndez acostumbrados desde muy pequeños métodos muy diferentes. Entidades como Inspira Secundaria, promovida entre otros por este padre mataroní y que cuenta con cerca de 350 miembros en todo Cataluña, hace años que reclaman un cambio a secundaria, y parece que su petición empieza a ser escuchada. La llegada del instituto Las Cinco Sènies, que tiene que abrir puertas el próximo curso a Rocafonda con un proyecto mucho más cercano a este nuevo modelo que prolifera a cada vez más centros de primaria, es todo un alivio por estas familias de la ciudad. "Es como un regalo inesperado y caído del cielo", explica Joanna de Arco Bermúdez, miembro del Consejo Escolar Municipal y madre de una alumna de la escuela Montserrat Solà. Si bien los centros de secundaria que se salen del camino establecido todavía son una excepción, hay aires de cambio. El Movimiento Educativo del Maresme (MEM) ha organizado este mes de marzo unas jornadas sobre como trabajar por proyectos a Secundaria donde seis institutos de los cerca de 25 de todo Cataluña que ya lo llevan a cabohan explicado su experiencia. A las jornadashan asistido profesores de todos los institutos de Mataró.

El "fracaso" del modelo tradicional

"La voluntad de dar un giro a la situación es evidente", explica el vicepresidente del MEM, Jaume Aguilar, "porque para muchos profesores los resulta demasiado desmoralitzador ver que su trabajo, tal y cómo al hacen hasta ahora, simplemente no funciona". Los defensores de romper con los modelos clásicos de aprendizaje parten de la base que estos han fallado estrepitosamente. "Lo demuestran las tasas de abandono escolar y la cantidad de nanos que acaban la ESO como pueden y ya no quieren saber nada más de los estudios", defiende Aguilar, que considera esta situación "un fracaso de nuestra sociedad".

alumnes institut

Méndez, de Inspira Secundaria,está de acuerdo. "Las ganas de aprender son innatas, pero muchos alumnos lo acaban perdiendo por el camino por culpa de un sistema basado exclusivamente al escuchar el profesor, tomar apuntes, vomitarlo todo al examen y olvidarlo apenas al acabar", afirma. Un método basado en la clase magistral y en la memoria que se adapta a un grupo reducido de alumnos pero que deja fuera de juego a otros muchos, que acaban siendo tomada de la desmotivación. "No podemos establecer un único objetivo académico para todos los estudiantes, hay que personalizar el aprendizaje", resuelve Méndez.

Por proyectos, multidisciplinar y en equipo

Que los niños y jóvenes recuperen la motivación por el estudio es el objetivo principal de los nuevos modelos educativos que se están aplicando en los centros de primaria y, ahora también, a los de secundaria. A pesar de que no hay un patrón único, puesto que su implementación depende de las características de cada comunidad educativa, estos proyectos tienen una serie de características comunes. Para empezar, la supresión de las asignaturas como tales. Las materias -matemáticas, lengua, medio, plástica, etc- se agrupan por áreas y se trabajan conjuntamente articuladas en un mismo proyecto. Así los alumnos aprenden sin distinguir si están haciendo una u otra asignatura. El "proyecto" es un tema escogido y acordado por los propios estudiantes, que se trabaja en el aula de manera transversal basándose en la investigación y el trabajo conjunto que llevan a cabo los niños y niñas y siguiendo la ruta establecida por el docente como guía.

"No podemos establecer un único objetivo académico para todos los estudiantes del aula"

Con este modelo los profesores pasan más tiempo con los mismos alumnos -en ninguna parte del clásico 'un profesor por cada asignatura'- cosa que mejora la acción tutorial y permite que la evaluación sea mucho más afinada. En base a esto se logra la ya citada personalización del aprendizaje: aquello que es válido para un estudiante no lo es para otro, pero hace falta este nuevo entorno para poder detectarlo. Las escuelas que aplican este formato prescinden de los libros de texto tradicionales. El libro sigue siendo un apoyo, sí, pero como lo es también el ordenador y los sistemas telemáticos. El nuevo modelo también incide mucho en el trabajo cooperativo, entendido como algo fuerza más complejo que los típicos trabajos en grupo donde, como explican desde el MEM, "al final hay dos trabajan y los otros dos se lo miran". Aquí se entiende como una suma de visiones, una distribución de roles, donde todo el mundo aporta el mejor que tiene. Otro aspecto que cambia es el del espacio donde se lleva a cabo el aprendizaje, más flexible y abierto, que no tiene por qué enclaustrarse siempre a las cuatro paredes del aula.

coromines vertical

Relacionar en ninguna parte de memorizar

Y con todo esto que se consigue? "Los alumnos aprenden descubriendo, y esto los permite integrar mucho mejor los contenidos porque los pueden vincular a su experiencia cotidiana", explica Bermúdez, que compara la experiencia educativa de su hija con la de su propia: "a nosotros nos habían enseñado a memorizar y no a relacionar". Méndez añade que la clave radica al "aprender haciendo". Por ejemplo, en el campo del medio natural entender conceptos como la densidad o la temperatura desde la práctica, con experimentos de la mano de un científico que acompaña los alumnos al aula. Con todo ello se quiere conseguir que los niños y jóvenes acontezcan "personas con capacidades sociales, que sepan trabajar en equipo, entiendan qué los pasa, sean autónomos en el aprendizaje y puedan dar respuesta a las situaciones que los toca vivir", como resumen desde el MEM.


La transformación, un proceso largo y complejo

El proceso para adoptar este nuevo modelo es largo y complejo "La aplicación de estos modelos tiene que ser siempre gradual, no se puede hacer de un día por el otro porque primero hay que formar el profesorado con las técnicas y metodologías existentes", afirma Aguilar del MEM. Méndez, desde Inspira Secundaria, apunta que para hacer el cambio "hace falta una reflexión sobre la práctica docente, porque el profesor es una pieza clave en el engranaje educativo que se está transformando". Algo con el que coincide Joan Lleonart, padre de un alumno de la Escuela Antonio Machado y miembro de la Plataforma en Defensa de la Educación de Mataró (PEM). "Antes todo el acceso al conocimiento por parte del alumno pasaba por el profesor, pero hoy Google te da respuesta a casi todo en un instante", afirma. Ante esto, cuál tiene que ser el rol de un profesor hoy? "Te tiene que enseñar a acceder a esta información, a aprender a utilizarla y a hacerlo con un espíritu crítico", constata. El papel del maestro tiene que cambiar, y esto nunca es sencillo cuando se acumulan muchos años trabajando de una determinada manera.

Archivado en:

Comentarios