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Una paseada por el estanque de Sils

En pleno corazón de la Selva, tenemos una de las pocas zonas húmedas naturales de Cataluña: el estanque de Sils, el resto de una antigua laguna que se secó a mediados del siglo XIX para conseguir más tierras de cultivo pero que hoy se ha recuperado y vuelve a mostrar la preciosa imagen de las tierras de interior inundadas por el agua. Se trata de un espacio natural de gran interés puesto que hay muy pocas áreas de inundación natural en Cataluña cómo esta. Contemplándolo se nos hace difícil pensar como una antigua leyenda atemorizaba la gente diciendo que el estanque era la puerta al infierno. Parece más bien un bocinet de paraíso donde poder disfrutar de la calma, la fauna y la vegetación típica de una zona húmeda, que contrasta con el paisaje de los bosques vecinos.

Durante la paseada por el estanque de Sils nos rodean plantas acuáticas, canyissars, herbazales, prados de dall, ricos en flores, y varios bosques inundables dondedomina el salze blanco, el gatell y el fresno y otros árboles de ribera. El canto de los pájaros que habitan la zona, como el ruiseñor borde, el balquer y, con un poco de suerte, el rascló, es el único sonido que rompe el silencio de los humedales. Y el ruido, al zambullirse, de las aves acuáticas como el martinet blanco o el bernat pescaire.

El estanque de Sils fue un importante lago, que variaba de medida en en función de las lluvias. Se intentó desecar por primera vez en el siglo XIII pero no fue hasta medios del siglo XIX que se consiguió extraer toda su agua. Aún así gran parte de los terrenos se siguieron inundando de forma temporal hasta la década de los 70 para favorecer los prados de siega, que necesitaban agua, y que fueron sustituidos por los actuales bosques de ribera.

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