"Es casi cómo si se te apareciera la virgen Maria!". Susi Navarro todavía no sesabe avenir. A lo largo de sus más de 20 años de carrera en el campo de la fotografía submarina en apnea –ha sido ocho veces campeona de España y una vez del mundo- la mataronina ha visto todo tipo de especies bajo el agua. Pero nunca se habría imaginado encontrarse con una tortuga como la que ella y dos submarinistas más, Toni Salvà y Àlex Terricabras, divisaron el pasado sábado, día 24, a la costa de Mataró. En concreto, a la barra rocosa que se conoce como La Boya, situada a una milla ante el Puerto. A pesar de que no la pudo identificar en el momento que Navarro la pudo fotografiar, a la cabeza de unos días ha podido descubrir que se trata de una especie muy poco común y en peligro de extinción. En concreto era un ejemplar de Lepidochelys Kempii, una especie propia sobre todo caribeña que tan sólo se ha visto en el Mediterráneo en tres ocasiones. El avistamiento en Mataró se suma ahora a la breve lista.
El pasado sábado por la mañana los tres submarinistas se desplazaron en barco hasta La Boya, un emplazamiento que, para Navarro, es "casi cómo casa mía, la conozco piedra a piedra". Ha ido en centenares de ocasiones, y este golpeestaban porque Salvà, uno de los tres expedicionaris, quería preparar su participación al Campeonato de España de fotografía submarina en apnea, que tendrá lugar en septiembre en Mataró, a la misma Boya. La fotógrafa dice que esta zona "nunca defrauda", puesto que el propio sábadovieron ejemplares tan espectaculares como por ejemplo un pescado obispo. Uno de sus compañeros la avisó quehabía una tortuga al fondo marino; cómo que Navarro era la única que llevaba cámara, seaproximó. Era un ejemplar muy grande, de casi un metro. La tortuga permanecía del todo quieta, y se temían que era muerta, pero cuando Navarro era a tan sólo 60 centímetros suyo, abrió los ojos y se empezó a mover de manera mansa. La siguieron un buen rato, desde la distancia, hasta que la dejaron proseguir la suya marcha dirección garbí.
La tortuga ha tenido que nadar miles de millas náuticas a través del Atlántico desde la costa americana y entrar al Mediterráneo por el estrechado de Gibraltar
Quéhacía una tortuga como esta, de mares tan lejanos, al litoral de la capital maresmenca? Esto es el que se pregunta la propia Navarro. De hecho todavía nadie le ha sabido dar respuesta exacta. Cuando publicó la foto en sus cuentas de redes sociales, rápidamente varios de sus conocidos en el ámbito de la biología marina sepusieron en contacto para alertarla que aquel no era un avistamiento cualquiera. "En otras ocasiones he visto tortugas, pero me di cuenta que esta no era una especie autóctona, la forma del cuerpo y del caparazón, la manera como se movía... todo era muy diferente", explica la fotógrafa. Finalmente un experto en vertebrados marinos de la Universitat de Barcelona fue quién, analizando la foto hecha por la mataronina, identificó la especie, en base a los dibujos y formas que presenta al caparazón y la cabeza.
La Lepidochelys Kempii, también conocida como tortuga bastarda, es una especie de tortuga marina americana de la familia Cheloniidae en peligro de extinción. Su presencia se extiende a la costa americana del Atlántico, entre Terranova y Venezuela, pero es especialmente habitual a las aguas calientes caribeñas y del Golfo de México. La única manera por la cual ha podido llegar hasta el litoral catalán es nadando miles de millas náuticas a través del Atlántico y entrando al Mediterráneo a través del estrechado de Gibraltar. "Las tortugas marinas pueden llegar a hacer migraciones alucinantes, recorriendo medio mundo", constata Navarro. Que sea uno de los escassíssims avistamientos de esta especie en el Mediterráneo, pero, denota como de extraordinario es el hecho.
"En otras ocasiones he visto tortugas, pero me di cuenta que esta no era una especie autóctona", afirma Navarro
Este hallazgo renueva el idilio reciente que mantiene Mataró con las tortugas, después de que el verano pasado se viviera como un gran acontecimiento la llegada, en plena madrugada, de una tortuga babaua que puso más de 170 huevos a la arena. A pesar de que no tiene una explicación sobre la presencia de una especie proveniente caribeña, Navarro sí que cree que el avistamiento de tortugas se volverá más común en los próximos años al litoral catalán. "La especie autóctona se está recuperando, como también pasa con otros: hoy es fuerza habitual ver delfines o ballenas rorquals a pocos kilómetros del Maresme, y hace 30 años era imposible". Hechos que aportan un poco de optimismo a la dinámica extremadamente negativa en la que han entrado los mares y océanos del mundo debido a la contaminación, la pesca abusiva o la ocupación masiva de sus márgenes.
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