Ya hace bastantes semanas que la clientela habitual del establecimiento lo sabe. Pero para muchos mataronins resultará todo un choque. Y, seguramente, una nueva señal que el comercio urbano de la capital del Maresme ha vivido tiempos mejores que el actual. Rosita Moda, una de las tiendas más emblemáticas de la ciudad, cierra puertas. Lo hace después 67 años después de que la señora Rosita lo fundara, el 1950.
Inaugurada en 1950, la tienda multimarca cerrará puertas a finales de este mes de enero
"Yotraigo casi 60 y a estas alturas ya estoy un poco cansada", explica Rosa Maria Puig, hija de la Rosita y actual propietaria de la tienda. Ella tiene 72 años, y su madre, 94. Todo ha cambiado mucho desde que abrió puertas en la calle Unión una pequeña tienda donde se podían comprar medias, delantales y toallas. Poco a poco fue creciente y hacia los años setenta se especializó en grandes marcas de moda, ya sea vestido de ceremonia o bien de sport. Desde entonces ha sido uno en lo referente a la ciudad para comprar las últimas creaciones de Armani, Blauer, Liebeskind o de la marca By Nepal, promovida por el hijo de Puig, Oriol Floriach.
Un libro que recoja toda la trayectoria
En estas casi seis décadas Puig ha acumulado una gran colección de anécdotas y vivencias, pero de momento prefiere guardarse la mayoría por ella, puesto que las volcará en un libro que tiene a medio escribir y que explicará toda su trayectoria "llena de aventuras" en el mundo de la moda. Desde sus inicios en la tienda con tan sólo 13 años -"era mala estudiante, las escuelas de monjas no me gustaban pero el comercio y despachar sí"- hasta la intimidad vivida con las clientas de toda la vida. "Más de una me ha dicho 'no me abandones!'; traen un buen disgusto", explica Puig riendo, pero a la vez haciendo patentiza la importancia del trato personalizado. "Quizás los puedo seguir haciendo de personal shopper", bromea.
Las tiendas multimarca como Rosita, reinas en el pasado, hoy ceden terreno ante las grandes superficies y la venta por Internet
De conocimiento del mundo de la moda no carece . La mataronina se ha descontado literalmente del número a veces que ha viajado a París y a Milà a visitar ferias y empresas para comprobar de primera mano las nuevas creaciones y tendencias. Ahora lo podrá hacer sólo por placer, "pero por defecto profesional seguro que se me escapará la mirada a los escaparates", matiza. Desde la perspectiva de quien lo deja después de tantos años, Puig constata que el comercio de la moda ha cambiado mucho, quizás demasiado para seguir como establecimiento multimarca, un formato que sufre mucho con el fenómeno de los outlets y de la venta por Internet. "La juventud también sube diferente que los clientes de toda la vida, hoy están por otras cosas, quieren ropa más trueque", reflexiona Puig, que por todo ello considera que toca plegar velas. "Es el momento oportuno", dice.
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