Vecinos, convenios y subvenciones

La decisión del gobierno municipal de reducir el número de convenios con las asociaciones de vecinos y apostar por las subvenciones ha generado un rechazo frontal por parte de estas entidades vecinales de la ciudad. Consideran que este cambio de modalidad es un paso atrás, puesto que las sume en un mar de dudas. A la hora de planificar las actividades de cada año, no sabrán si pueden contar realmente con los recursos económicos necesarios para hacerlas. Esta situación pone en entredicho la celebración de las fiestas de barrio, el elemento más visible del trabajo que llevan a cabo las asociaciones, pero ni mucho menos el único. Las entidades vecinales son un elemento clave para trabajar la cohesión de los barrios (más necesaria que nunca en un momento como el actual), y a menudo tienen que cubrir ámbitos y deficiencias a los cuales el Ayuntamiento no llega a dar respuesta. Por eso, desde la FAVM se apunta que este cambio de modelo, más allá de la necesidad de ahorro y eficiencia económica por parte del Ayuntamiento, responde a un retroceso en la valoración y reconocimiento del papel que juega actualmente el movimiento vecinal. Las sospechas de la FAVM van más allá y apuntan a la voluntad del gobierno municipal de cambiar las relaciones de fuerza y representatividad en el mapa asociativo de la ciudad, poco afín al del partido político que lidera hoy el consistorio. Sean o no ciertas estas sospechas, la realidad es que el cambio de modelo deja desamparadas muchas asociaciones de vecinos, y habría que buscar una alternativa menos brusca. Hilar tan delgado como sea posible en materia económica es más necesario que nunca, pero sin que se pierdan por el camino entidades que siguen jugando un papel muy importante.

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