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V. B.

Verbena invernal con Antònia Font para celebrar los 12 años del Clap

El grupo mallorquín protagoniza un concierto de marcado carácter festivo con un amplio repaso a su trayectoria

Con un repertorio tan extenso y variado como el que coleccionan, con un nuevo disco como Lamparetes integrado perfectamente en el imaginario colectivo que forman álbumes como Taxi, Alegría o Batiscafo Katiuscas, y con el aprecio incondicional del público, es prácticamente imposible que un concierto de Antònia Font deje mal sabor de boca. El que ofrecieron por Santas el año pasado fue una excepción, fruto de circunstancias puntuales, de un ambiente frío, lluvioso y con menos público del previsto al Parque Central, o bien de aquella voluntad quizás demasiado forzada de interpretar en perfecto orden todas las cañones del nuevo álbum, entonces apenas acabado de salir del horno. El pasado viernes, al Clap, las cosas volvieron a la normalidad. Antònia Font encabezaban la celebración de los 12 años de la sala mataronina, y asumieron perfectamente el papel que se los pedía: ejercer de orquesta de toda una verbena invernal.

La fiesta tuvo un inicio extraño con La Estrella de David. Este proyecto de David Rodríguez (ex Beef y Telefilme) es uno de los más respetados de la escena indie estatal. Su segundo disco, Maracaibo, desborda buenas canciones. Y en directo se presenta con una formación de lujo, con Ana Fernández Villaverde (La Bien Querida) y Jaume L. Pantaleon (12twelve) a las guitarras y Joe Crepúsculo a los teclados. Los ingredientes eran inmejorables, pero el público se mostró muy poco receptivo a la puesta en escena introspectiva y poco lúdica de la banda. David Rodríguez, nada comunicativo, tampocoayudó. A pesar de todo, temas como La carretera consiguieron sobreponerse a las circunstancias y sonar fantásticos.

Hacia las doce y media de la madrugada los cinco músicos de Antònia Font tomaron el escenario y bien pronto mostraron que irían de cara a barraca. Inicio con Clint Eastwood e Icebergs y Géisers, dos de los mejores temas de 'Lamparetes', y a continuación, un póker de canciones imbatible: Robot, Os estim a todos igual, Alpinistas samurais y Vitaminas. La banda de Joan Miquel Oliver se mostró generosa con prácticamente todos sus discos. Entre la veintena de temes que sonaron,hubo rescates de Taxi (Portaaviones, Astronauta Rimador), Alegría (el tema homónimo), En Rusia (Todos se motores) y Batiscafo Katiuscas (Wa Yeah, Detrás una revista, Love Song). Sonaron prácticamente todos los temas del nuevo disco, algunos de los cuales ya son tan o más celebrados por parte del público los clásicos de la banda. Me sobran palabras, Islas Baleares y, sobre todo, Calgary 88, tema que los mallorquines escogieron para cerrar la noche después de cerca de una hora y media de concierto.

El ambiente festivo premió los temas más movidos y lúdicos, con el cantante Pau Debon ejerciendo de maestro de ceremonia. Canciones más lentas o sutiles como Portaaviones o Se cañones de Navarone, que figuran entre el mejor del repertorio de Antònia Font, sonaron descolocadas entre tanto desmadre. Tampoco los ayudó una calidad de sonido más bien deficiente, de trazo demasiado grueso, que impidió disfrutar plenamente de la abundancia de detalles y de la riqueza sonora que los caracteriza. En cualquier caso, son ellos mismos los que prefieren potenciar en concierto la vertiente más festiva de su discurso musical en detrimento otros aspectos más singulares. La gran mayoría del público se lo agradece. Así fue viernes al Clap, donde Antònia Font sumaron un nuevo triunfo.

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