Villatoro en un momento de la charla
Villatoro en un momento de la charla

Judith Vives

Villatoro reivindica la complementariedad de la palabra y la imagen

El escritor, comunicador y político protagonizó el acto institucional de Sant Jordi

Una imagen vale más que mil palabras, pero una palabra vale más que mil imágenes. Esta es la idea que sintetiza la conferencia que pronunció Vicenç Villatoro jueves día 20 al atardecer al salón de sesiones del Ayuntamiento de Mataró. El escritor, periodista y político, que protagonizaba el acto institucional de Sant Jordi, hizo gala de las suyas dotes de comunicador y se puso la gente al bolsillo en una amena conferencia en la que defendió enconadamente la “competibilitat y complementariedad” de las palabras y las imágenes.

Según Villatoro, la gran eclosión de las imágenes a través del cine y la televisión vivida al siglo XX hizo creer que estas sustituirían definitivamente las palabras y la literatura: “nos hemos hecho nuevo ricos de la imagen”, afirmó Villatoro, que puso como ejemplo el actitut de los vanguardistas Dalí, Gasch y Muntanyà, que defendieron el cine cómico mudo como revulsivo a la “vieja literatura”. “Ahora sabemos que las imágenes no pueden matar Proust ni Joyce”, añadió.

Para defender la tesis de la complementariedad de palabras e imágenes, el escritor y periodista intentó desmentir el prejuicio de los “lletraferits” que piensan que las imágenes representan “la facilidad” y la “pasividad”. “No es verdad que contemplar imágenes sea una acción pasiva, las imágenes también se tienen que aprender a leer”, defendió. Pero del mismo modo, Villatoro también contradijo aquellos que piensan que la palabra es “insustancial, no arraiga ni es corpórea”. “Existe un complexe de inferioridad de la palabra ante las imágenes”, aseguró, demostrando la necesidad de la palabra como elemento para definir conceptos abstractos que no tienen una imagen que los identifique.

Diversidad lingüística
En su intervención, Villatoro también defendió la diversidad lingüística ante aquellos que creen que con una única lengua universal los humanos se entenderían mejor. Parafraseando Georges Steiner, Villatoro recordó que cada vez que se pierde una lengua “se pierde una visión del mundo”, porque la lengua es “la depositaria de una comunidad, de una historia y de una identidad”.

Villatoro, por último, se mostró partidario de los programas televisivos sobre libros. Estos programas, defendió, tendrían que dirigirse tanto a los ciudadanos que no tienen el hábito de leer, para animarlos a hacerlo, y a los lectores, para ayudarlos a encontrar nuevas lecturas.

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