Formar personas inmigrantes como voluntarias para qué puedan colaborar en situaciones de emergencia. Este es el enunciado del proyecto Grundtvig Protect, financiado por la Unión Europea y que involucra cuatro ciudades: Berlin, Amsterdam, Viena y Mataró. La capital del Maresme se suma a estas tres grandes capitales europeas para trabajar en red en esta iniciativa que quiere promover la acogida y la integración de los ciudadanos recién llegados. Además, se realizan acciones de sensibilización entre los cuerpos de seguridad y emergencia de la ciudad, sobre la diversidad lingüística y cultural de la población recién llegada de la ciudad.
"Queremos formar personas recién llegadas, que estén integradas en el tejido asociativo de la ciudad, como voluntarias porque puedan apoyar a los cuerpos de seguridad y de emergencias", explica Josep Palacios, ninguno del servicio de Nueva Ciudadanía del Ayuntamiento. El proyecto, que se alarga hasta el año 2004, consta de 70 horas de formación teórica, con técnicos de protección civil, Cruz Roja, Policía Local, Mozos y Bomberos; y 30 horas prácticas, con visitas a los varios departamentos que se dedican a seguridad y emergencias y tratar cuestiones como urgencias médicas y traumáticas, accidentes de tráfico o protocolos de actuación en caso de incendio. El objetivo es crear una bolsa de voluntarios que estén disponibles cuando se produzca una emergencia o una catástrofe a la ciudad.
Los países de origen de muchas de las personas recién llegadas de Mataró sufren carencias en materia de protocolos de emergencias. "Están mucho menos controlados y pautados que aquí", resume Palacios. Esto implica que cuando hay un problema y estas personas quieren ayudar, en realidad "acaban entorpeciendo la acción de los cuerpos de seguridad", apunta. El proyecto Grundtvig quiere darnos las herramientas y conocimientos necesarios para actuar correctamente, ponerse en disposición de los profesionales y ser realmente útiles. Una cuestión práctica que tiene que beneficiar el conjunto de la ciudadanía, y a la vez potenciar la integración de estos col•lectivos. El trabajo se realiza con personas que estén en asociaciones, para que hagan de correa de transmisión con el resto de miembros de sus comunidades.
El proyecto arrancó el junio del año pasado, y desde entonces el servicio de Nueva Ciudadanía ha entrevistado una treintena de personas dispuestas a participar en esta iniciativa. Una cifra bastante superior a la que de momento han conseguido el resto de ciudades participantes en el proyecto, a pesar de su dimensión muy superior a la de Mataró. El TecnoCampus acogió a finales de mes de marzo un encuentro entre las cuatro ciudades que trabajan en el proyecto. "Se sorprendieron con las cifras que los presentamos" explica la cabeza de Nueva Ciudadanía. Según él, el valor añadido que aporta Mataró al proyecto y que la diferencia de las tres otras capitales es, por un lado, trabajar con personas que formen parte de asociaciones; por la otra, sensibilizar los cuerpos de seguridad y emergencia sobre las costumbres, culturas y lenguas que predominan entre los ciudadanos recién llegados.
Grundtvig Protect tiene un coste de unos 67000 euros a repartir en tres años, el 75% de los cuales están financiados por la Unión Europea y el 25% restante, por el Ayuntamiento y la Cruz Roja.

Una sesión de formación con los cuerpos de seguridad
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