Capgròs
La ola de calor absolutamente insoportable con la que ha terminado junio y comenzado julio está tensando mucho la paciencia de la ciudadanía. Se suele hablar desde el punto de vista médico de evitar la exposición al sol y las horas de más irradiación o buscar refugios climáticos tan pronto como sea posible, pero hace tanto calor y la temperatura es tan alta que espacios teóricamente cubiertos pueden convertirse en trampas. Es lo que ocurre en el Mercado Municipal de la Plaza de Cuba de Mataró, que este martes ha alcanzado los 30 grados en su interior. Unas condiciones que desesperan a sus comerciantes, quienes se quejan de tener que trabajar así y alertan que solo hacen que perder clientela.
El mercado de la Plaza de Cuba es un edificio icónico con casi 90 años de historia que cuenta con un sistema de refrigeración desde la reforma de 2010 que resulta totalmente insuficiente ante la inclemencia de una ola de calor como la de estos días. Este martes se ha llegado a los 30 grados, que son más –denuncian los paradistas– dentro de cada puesto. “Somos lo contrario a un refugio climático y las condiciones van cada vez a peor”, explican. El problema de los 30 grados dentro de la plaza es que con la humedad, la sensación térmica se acerca a los 40.
Así no se puede trabajar bien, denuncian algunos de los paradistas. “Los motores funcionan forzados y se estropean, las neveras no enfrían como deberían y el producto se resiente”, aseguran. El género fresco como las verduras, lógicamente, se marchita. Se estropea. El agravio con la competencia, denuncian desde la Plaza de Cuba, es grave: “muchos clientes dejan de venir para ir a supermercados con aire acondicionado”.
Climatización insuficiente
La climatización de la Plaza de Cuba no es un tema fácil de resolver, ni mucho menos para el Ayuntamiento de Mataró. El edificio es histórico y protegido. Con la reforma de 2010 se instaló un sistema que regula la temperatura; toma aire del exterior y lo calienta en invierno o lo enfría en verano. Pero, claro, con registros como los que se están produciendo estos días, el efecto que produce bajando algunos grados resulta totalmente insuficiente. La máquina llega a no pararse nunca, pero el cambio climático y estos nuevos veranos sofocantes la dejan en evidencia.
Dentro del Mercado se está mejor que fuera, sí. Pero a 30 grados en el interior, la experiencia de comprar y el trabajo de vender es todo menos cómoda.
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