Los empresarios del Maresme, y de toda Cataluña, viven semanas de incertidumbre ante la nueva política arancelaria de EE.UU. La entrada en vigor de nuevos impuestos —los últimos este mismo miércoles— provoca distorsiones en el día a día de quienes tienen en EE.UU. uno de sus principales mercados. Uno de los sectores afectados es el del acero, que ya desde hace un mes tiene un arancel del 25%. "Intentamos mantener la calma, pero tenemos motivos para ponernos nerviosos", afirman desde Transmesa, un fabricante de tubos para maquinaria y automoción con sede en Arenys de Mar (Maresme).
La compañía metalúrgica fabrica tubos de precisión para inyectores de aceite, sistemas hidráulicos o circuitos de refrigeración, entre otras aplicaciones. El mercado estadounidense representa un 25% de su producción y los "movimientos" que se están produciendo en EE.UU. generan cierta "inquietud" en la empresa.
En este sentido, el CEO de Transmesa, Joan Ramon Domènech, admite que ya se han empezado a notar algunas afectaciones. "Vemos que hay menos entrada de pedidos en los últimos días porque la gente se asusta". Según Domènech, que se genere una situación de parón económico por "miedo" o la caída de las bolsas es "más peligroso que el propio arancel".
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Con todo, la empresa sigue enviando contenedores por mar a EE.UU. para seguir sirviendo a los clientes, sin saber aún cuál será la repercusión real. La mayoría de productos están gravados con el arancel del 25% sobre el acero, que se aplica desde el 12 de marzo, pero hay piezas que se rigen por el tipo general, del 10% o el 20% según la fecha de envío.
Además, el hecho de que la mercancía tarde algunas semanas en cruzar el Atlántico incrementa todavía más la incertidumbre dentro de la compañía. "No tengo claro que cuando el producto llegue a puerto, la decisión final o las negociaciones con Europa hagan que estos porcentajes cambien", asegura Domènech.
Desde la compañía también recuerdan que ya con la política arancelaria del anterior mandato de Trump se acabaron aplicando exclusiones a determinados productos, entre ellos el acero. El vencimiento de las exenciones será durante este mismo año, pero esto da "meses de margen" al sector para poder renegociar precios en destino.
Con todo, desde Transmesa aseguran que el mercado estadounidense no se puede perder y que es 'único' a escala mundial. "Ya hace tiempo que buscamos otros mercados y no es tan sencillo", alerta Domènech. El CEO de la compañía asegura que no existe un mercado de 300 millones de habitantes y del nivel económico e industrial como el de EE.UU.[banner-AMP_5]
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Un contenedor parado en el puerto
Al margen del acero, también desde el pasado sábado los productos europeos que llegan a Estados Unidos están gravados con un 10% de impuestos a los que se suma otro 10% a partir de este miércoles. Una escalada que está llevando a algunos importadores estadounidenses a aferrarse a la cautela.
Desde el sector del acero ven en la diferenciación el gran aval para el aumento de precios. "No sé cómo irá esta vez. En 2018 pudimos repercutir precios bastante rápido. No había fabricación en Estados Unidos y los competidores europeos estaban en la misma situación", recuerda el CEO de Transmesa. Ahora se abre una nueva etapa de incertidumbre hasta que la situación económica global y los mercados se reequilibren: "No sabemos qué pasará".[banner-AMP_6]
Ante esto, desde la metalúrgica ya se ha empezado a hablar con algunos clientes para avisarles de que en estas primeras semanas se repercutirá el arancel en los precios para poder hacer frente a la demanda con normalidad. Entre mayo y junio se visitará EE.UU. para acordar nuevas condiciones con cada cliente, de acuerdo con el marco impositivo definitivo.[banner-AMP_7]