En el Maresme, la transición hacia una economía circular ya no es una simple aspiración sino una necesidad estratégica. Esta nueva forma de entender el desarrollo económico, que pone el énfasis en la reutilización de recursos, la reducción de residuos y la innovación sostenible, se perfila como una oportunidad clave para fortalecer la competitividad de las empresas de la comarca y proteger el territorio.
Esta visión ha quedado recogida en un estudio impulsado por la Federación de Asociaciones y Gremios Empresariales del Maresme (FAGEM) junto con la Cátedra de Economía Circular y Sostenibilidad del TecnoCampus. El trabajo, que hace una radiografía detallada de la situación actual, identifica cuatro sectores con especial capacidad para liderar la transformación: el textil, la agricultura, la hostelería y la industria. Estos sectores, por su actividad y capacidad de impacto transversal, se convierten en motores naturales para promover un nuevo modelo productivo más eficiente y menos dependiente de los recursos lineales.
Otro elemento clave identificado es el papel de los polígonos industriales. Con una inversión adecuada en infraestructuras y servicios, y un cambio de mentalidad empresarial, podrían convertirse en auténticos ecosistemas circulares. Esta transformación, sin embargo, exige un compromiso colectivo y una mayor coordinación entre empresas, administraciones y otros agentes del territorio.
El estudio también pone sobre la mesa los principales obstáculos que dificultan este cambio de paradigma. Entre las barreras más relevantes se encuentra la falta de coordinación entre los agentes implicados, las crecientes exigencias normativas y fiscales, y una cultura empresarial aún desigual en cuanto a la circularidad. Aunque muchas empresas ya han iniciado prácticas como el reciclaje o la reducción de consumos, es necesario ir más allá con estrategias como la simbiosis industrial, el consumo colaborativo o la servitización.
Ante estas dificultades, el proyecto propone una hoja de ruta con acciones concretas como la creación de un Consejo de Gobernanza Circular, incentivos fiscales para las empresas circulares, la transformación de los polígonos industriales y el despliegue de programas de formación y sensibilización. También se prevé la creación de incubadoras y aceleradoras especializadas en proyectos circulares.
El ejemplo de Vivers Sala Graupera
Casos de éxito como el de Vivers Sala Graupera, que ha sabido integrar la sostenibilidad en la producción de planta ornamental, o el proyecto de la Fundación Instituto Catalán del Corcho para reutilizar el corcho en la cosmética, demuestran que la circularidad no solo es viable, sino también rentable y generadora de valor.
El Maresme tiene, por tanto, una gran oportunidad por delante. Con una visión compartida, acciones coordinadas y voluntad de innovar, la comarca puede convertirse en un referente en economía circular, construyendo un futuro más resiliente, sostenible y próspero para su tejido económico y social.
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