Sensores en un huerto, la innovación. Foto ACN
Sensores en un huerto, la innovación. Foto ACN

La huerta del Maresme se tecnifica: sensores inteligentes para aumentar el rendimiento de los campos

La Escuela Agraria de Nuevas Tecnologías y Horticultura de Cabrils apuesta para transformar el modelo productivo del Maresme con el uso de datos en tiempo real

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Cabrils se está convirtiendo en un punto de referencia en Cataluña en la incorporación de tecnología aplicada a la huerta. Desde la Escola Agrària de Noves Tecnologies i Horticultura —ubicada en el municipio del Maresme— se están desarrollando y difundiendo nuevas herramientas para impulsar un cambio de modelo en el sector agrícola, históricamente poco tecnificado, especialmente en lo que respecta al cultivo hortícola. Los docentes del centro destacan que la introducción de sensores inteligentes puede marcar un antes y un después para los agricultores del territorio. Según explica Pere Martí, profesor de la escuela, estas herramientas permiten “reducir costes y aumentar ingresos”, un balance que califica de “siempre positivo”, tanto para el productor como para el medio ambiente.

Datos en tiempo real para regar mejor y reducir insumos

En los huertos experimentales de la escuela, en Cabrils, se han instalado sensores que miden indicadores clave como la humedad y la salinidad del suelo, la radiación solar, la presencia de lluvia o viento y el déficit de presión de vapor (DPV). Todos estos datos se envían en tiempo real al centro de control, que permite monitorizar el cultivo y ajustar su gestión.

A partir de este seguimiento continuo, se pueden definir los momentos óptimos de riego, aplicar exactamente la cantidad necesaria de fertilizantes y fitosanitarios o automatizar procesos como la apertura de invernaderos.
¿El resultado? Una reducción notable del consumo de agua y de insumos, junto con una mejora significativa del rendimiento de los cultivos.

Demostració de la tecnologia. Foto ACN
Demostració de la tecnologia. Foto ACN


Una tecnología accesible pero poco implantada

Aunque la tecnología existe y es cada vez más asequible, Martí lamenta que su implantación en el sector hortícola catalán sigue siendo “prácticamente inexistente”. Muchos agricultores desconocen los beneficios directos de estas herramientas y a menudo piensan que la inversión no será rentable debido a la rotación de cultivos o al ajustado margen económico. Sin embargo, los primeros resultados del programa de pruebas que se está desarrollando en Cabrils ya indican que la inversión se puede amortizar en poco tiempo. Reducir riesgos, minimizar el desperdicio de recursos y obtener una producción más estable son factores que pueden marcar el futuro de la agricultura del Maresme.

El proyecto liderado por la Escola Agrària de Noves Tecnologies i Horticultura coloca a Cabrils en el mapa como un espacio de innovación agrícola en el territorio. En una comarca marcada por la horticultura y la floricultura, la tecnificación puede convertirse en una herramienta decisiva para afrontar retos como la falta de agua, el encarecimiento de los insumos y la necesidad de mejorar la competitividad. “Hay un gran potencial en la sensórica aplicada a los cultivos”, afirma Martí. El objetivo ahora es que el conocimiento generado en Cabrils llegue a más agricultores del Maresme y contribuya a un sector más eficiente, sostenible y preparado para el futuro.

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