"Nos lo dijeron muy claro, ellos habían pagado 1.200 euros por el piso y por lo tanto era suyo". Esta fue la respuesta que ofrecieron a los vecinos del bloque los dos ocupas que la noche del sábado, día 9 de octubre, entraron a una vivienda vacío, propiedad de un banco, a la calle Sant Josep de Calassanç del barrio de Cerdanyola Norte de Mataró. Los vecinos, con la ayuda de los Mossos, consiguieron echarlos, pero casi cada noche los ven rondando el inmueble con clara intención de volver a entrar.
La situación pone de manifiesto el negocio que las mafias de la vivienda están llevando a cabo a Mataró, aprovechando la gran cantidad de pisos vacíos y la demanda de una vivienda por parte de personas que no pueden acceder al mercado inmobiliario debido a los elevados precios. A pesar de que los Mossos d'Esquadra todavía no han podido desarticular ninguno de estos grupos criminales, los testigos de compra-ventas de este tipo son muy numerosos a Mataró.
Según explican los vecinos, el piso en cuestión, situado a la planta baja del bloque de viviendas, tiene una puerta antiocupas, pero esto no fue problema porque accedieran. "Todavía nos preguntamos cómo lo hicieron", relatan. Lo hicieron por la noche y saltó la alarma, pero la empresa encargada de la misma no envió operarios hasta el día siguiente por la tarde.

Calle Sant Josep de Calassanç en el barrio de Cerdanyola. Foto: R.Gallofré
Los Mossos d'Esquadra, avisados por los vecinos, hicieron acto de presencia al inmueble el domingo por la mañana. Fue en aquel momento en que se produjo la escena en el portal del inmueble, en la que los dos ocupantes aseguraron que entrarían cómo fuera al piso porque era suyo, puesto que habían pagado 1.200 euros por él. Los residentes se enfrentaron exigiéndolos documentos como por ejemplo las escrituras que probaran su afirmación.
Mientras tanto, según los propios vecinos, los Mossos aseguraron que ya no podían proceder a desalojo porque se trataba de una ocupación consumada. Pero la presión de los vecinos y el hecho que los ocupantes no tengan clave de la puerta de entrada al bloque (sí que tienen del piso en cuestión) hizo que finalmente marcharan. "Pero los vemos de día y por la noche paseando por los alrededores del bloque, sabemos que han pagado y que quieren entrar cómo sea", afirman los vecinos.
La vivienda de la planta baja, en manso de un banco, está actualmente a la venta, pero a un precio desorbitado por su valor real, según el testigo vecinal, puesto que parece ser que la vivienda se encuentra en muy malas condiciones, sin acceso a la electricidad y al agua y con destrozos internos.
La calle Sant Josep Calassanç se encuentra en el mismo barrio que la calle Garrotxa, donde los vecinos han posado el grito al cielo por el aumento de las ocupaciones conflictivas, algo que los ha llevado a organizar una manifestación este jueves reivindicando más seguridad.
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