De pisos ocupados hay a cientos en Mataró. Ni mucho menos todos los casos son conflictivos ni generan problemas graves de convivencia. Pero cuando lo son, y cuando los ocupantes tienen un perfil delincuencial, la situación puede convertirse en un auténtico infierno para los vecinos. Este es el caso de la Ronda Cervantes 55. Los residentes están absolutamente hartos del trance que les toca pasar con unos ocupas que, entre tráfico de drogas, amenazas, peleas y fiestas hasta la madrugada, no les dejan ni vivir. La Policía Local, que tiene una unidad específica para estos casos, ha actuado más de una decena de veces, pero todo está a la espera de una resolución judicial que no se eterniza. "No podemos más, es insoportable", relatan los afectados.
El relato que hacen los vecinos es similar al que podrían hacer residentes de otros bloques que sufren la misma lacra en Mataró, tan sólo un ejemplo más de la gravedad del fenómeno en la ciudad. El piso en cuestión, en la cuarta planta del bloque del barrio de Santes-Escorxador, permanecía vacío desde que el embargaron a su propietario. Poco antes de la pandemia fue ocupado, en primer lugar por personas de perfil nada conflictivo. Pero en septiembre entraron unos nuevos ocupas que están haciendo la vida imposible a todos. "En el momento del acceso, no habían pasado ni 5 horas que hicimos visar a los Mossos, pero como habían cambiado la cerradura dijeron que no podían hacer nada. Y ahí empezó nuestra pesadilla ", destacan los vecinos.
Los residentes del bloque testimonian que los ocupas se dedican presuntamente al tráfico de drogas, con jóvenes saliendo día y noche en un estado de alteración grave debido a los efectos de los estupefacientes. "Los pocos vecinos que vivimos tenemos que sufrir amenazas e intimidaciones, soportar peleas entre ellos, con golpes insoportables en las paredes a toda hora que hacen temblar el edificio, destrozos de los elementos comunes de la escalera, el olor de la marihuana que no te deja ni respirar, y fiestas y gritos y botellas por el suelo hasta las 5 de la madrugada en días laborables ", constatan.
Un panorama dantesco que ni la policía ha podido avisar. Los vecinos, entre los que hay personas mayores y familias con niños pequeños, aseguran que han llamado más de 50 veces a Mossos y Policía Local. Estos últimos, a través de la Unidad de Civismo y Convivencia, han hecho acto de presencia en numerosas ocasiones y y ha levantado varias denuncias por las molestias que generan los vecinos. "Pero luego que los agentes marchan, los ocupas vuelven a hacer su, con total impunidad", lamentan los afectados, que han visto como los jóvenes ocupas tiraban objetos a los policías desde los balcones y los insultaban gravemente. "Y ni así los han detenido ni han hecho nada", exclaman.
Todo ello se produce en plena pandemia, en un momento donde las restricciones de movilidad y de interacción social son muy elevadas y donde se invita a todos a estar lo más posible en casa. Algo que se ha convertido en una pesadilla para los residentes en este bloque, mientras que los ocupantes no hacen ni caso a ninguna de estas normas. "Para ellos no hay toque de queda ni limitaciones ni nada, entran y salen de madrugada, se reúnen 10 personas en casa ... la pandemia no va con ellos", lamentan los vecinos.
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