Navegando por las redes sociales se puede encontrar de todo. Por ejemplo, anuncios de locales donde se ejercen actividades de naturaleza sexual, es decir, los prostíbulos de toda la vida. Así es cómo la Policía Local de Mataró detectó tres establecimientos que funcionaban como prostíbulos encubiertos en la ciudad.
Según ha informado el cuerpo policial mataroní, se trata de tres locales ubicados a los barrios de Molinos, Peramàs-Esmandies y Rocafonda-El Palau respectivamente. Bajo la apariencia otras actividades, como por ejemplo masajes, los tres establecimientos ofrecían servicios de naturaleza sexual, sin licencia para llevarlo a cabo.
A raíz del hallazgo en las redes sociales, la Policía Local inició una investigación que acabó derivando en la inspección de los tres locales, que sirvió para comprobar que en realidad se ejercían actividades vinculadas en la prostitución. Ante esto, los agentes trasladaron la causa al Servicio de Licencias del Ayuntamiento de Mataró, que es quien hará la propuesta de sanción para cada caso. La sanción por ofrecer servicios de naturaleza sexual en establecimientos que no tienen licencia para hacerlo puede superar los 7.500 euros.
Desde el Ayuntamiento de Mataró destacan que la Policía Local presta "especial atención en la inspección de establecimientos donde sospechamos que se realizen actividades clandestinas que pueden comportar riesgo y ser actividades delictivas". No es ni mucho menos el primer golpe que la Policía lleva a cabo operativos contra prostíbulos encubiertos en la ciudad, puesto que las fuerzas de seguridad locales han incrementado en los últimos años la presión contar los locales pretesament de masajes, habitualmente regentados por ciudadanos de origen asiático, que en realidad ofrecen actividades de naturaleza sexual. En casos anteriores, cómo el desmantelado en la calle República Argentina de Rocafonda a finales de 2021, se llevó a cabo por denuncias vecinales.
En los últimos meses también destacó el caso del prostíbulo clandestino instalado a un inmueble de la calle Santa Agustí de Mataró, que provocó un movimiento vecinal en contra con manifestaciones y otras medidas de presión, que acabaron desembocando en la marcha de sus responsables. Estos, sin embargo, se acabaron instalando en otro local a los entornos del Plan de en Boet.