El verano en el Maresme puede ser difícil de soportar con temperaturas y humedad tan elevadas. Por eso, la llegada del atardecer suele ser el mejor momento del día. Hora de relajarse, desconectar y disfrutar de las puestas de sol más mágicas del país. Aunque la comarca es conocida por sus kilómetros de playas, para ello hay que girar la vista hacia el interior, donde los cerros de la Serralada Litoral se convierten en miradores privilegiados para contemplar cómo el día se despide entre bosques y pueblos encaramados.
Entre todos los rincones posibles, hay un mirador que destaca por su belleza y accesibilidad: el mirador de Montcabrer. Situado a 315 metros sobre el nivel del mar, este cerro es uno de los puntos más emblemáticos del Maresme. Corona el Montcabrer una cruz imponente, visible desde varios lugares de la comarca, que simboliza una larga tradición de fe y comunidad: la primera se colocó en el año 1707 para pedir protección contra una gran tormenta, y la actual data de 1983. El lugar forma parte del Parque de la Serralada Litoral y ofrece una vista panorámica de 360 grados que abarca desde la costa hasta el Montseny, pasando por el Montnegre y, en días despejados, incluso la silueta de Barcelona.

Vistas desde la cruz de Montcabrer
El Montcabrer es un lugar especial por la combinación de naturaleza, historia y accesibilidad. Se puede llegar a pie siguiendo rutas bien señalizadas desde Cabrils (unos 2,9 km desde la plaza de la iglesia, con una dificultad baja) o desde Cabrera de Mar, donde parte un camino agradable desde la Font Picant. La subida no es exigente, pero requiere un mínimo de calzado cómodo y ganas de caminar. Una vez arriba, la sensación de calma y la belleza del paisaje compensan con creces el esfuerzo. Además, el mirador dispone de una barandilla protectora y paneles interpretativos que permiten identificar las montañas y valles que se extienden ante los ojos.
Para los más curiosos, Montcabrer también esconde tres pequeñas cuevas con restos arqueológicos: la Cova dels Tres Cercles, la de les Formigues y la de les Bones Dones, aunque el acceso es más complicado y recomendable solo para excursionistas experimentados.
Otros miradores para ver la puesta en el Maresme
El Montcabrer no es el único lugar para disfrutar de un atardecer de postal. El Maresme cuenta con otros miradores perfectos para ver cómo el sol se oculta tras la montaña y el cielo se tiñe de tonos rojizos y dorados:
Castell de Burriac (Cabrera de Mar). Punto de referencia en todo el Maresme central, estos restos del castillo medieval se encuentran a 400 metros de altitud y ofrecen panorámicas de 360 grados sobre el Maresme. Vale la pena visitarlo no solo por las ruinas medievales, muy bien acondicionadas y documentadas, sino por las espectaculares salidas y puestas de sol que se pueden disfrutar. Un mirador excepcional.

Castell de Burriac / Romuald Gallofre
Mirador de la Cornisa (Serralada Litoral, Teià). A unos 422 metros de altitud, es un mirador habitual en rutas a pie o en bici que ofrece vistas sobre el mar, Teià, el Masnou e incluso hasta el Tibidabo y Montserrat en algunos días. Dispone de bancos y un aparcamiento cercano, fácilmente accesible desde el camino forestal que enlaza otros puntos de interés de la zona. Es un lugar ideal para detenerse a ver la puesta, gracias a su ubicación abierta y bien señalizada.

Vistas desde el Mirador de la Cornisa
Creu de Canet (Canet de Mar). El lugar ideal en el Maresme para una escapada natural con vistas de postal y al alcance de todos. Cerca de Canet de Mar encontramos la Creu de Pedracastell —también conocida como la Creu de Canet—, uno de los miradores más espectaculares de la comarca. Una cima modesta, a 309 metros de altitud, pero con unas panorámicas que quitan el aliento, tanto del mar como de la montaña. Algo que lo convierte también en un punto ideal para disfrutar de las puestas de sol.

Creu de Canet, el mirador más impresionante del Maresme. Foto: Quico Iglesias - Creative Commons
Sagrat Cor y Vall de Montalegre (Teià). El mirador del Sagrat Cor, coronado por una estatua de mármol de 1956 inspirada en el Corcovado, ofrece una amplia vista panorámica sobre el mar, la llanura litoral y, en dirección norte, hasta la Pedrera del Tercio. El acceso incluye una ruta entre fuentes y refugios —como la Font del Grill y la Ferreria del Vedat— enriquecida con zonas de picnic y parajes naturales. El entorno combina patrimonio, vegetación mediterránea y tranquilidad, ideal para contemplar el atardecer con calma y sin aglomeraciones.

Mirador del Sagrat Cor. Foto: Turisme Maresme
Consejos para disfrutar de una puesta inolvidable
Las puestas de sol en el Maresme en verano suelen producirse entre las 20:30 y las 21:00 h. Es recomendable llegar al menos media hora antes para buscar el mejor punto y disfrutar de los últimos minutos de luz mientras la temperatura comienza a bajar. Un frontal o linterna puede ser útil para el descenso, especialmente si se hace por caminos boscosos, así como llevar agua y alguna prenda de abrigo ligero.
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