Un estudio reciente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha puesto en evidencia la presencia de aditivos asociados al plástico en una gran parte de los alimentos típicos de la dieta española. Según la investigación, estos componentes, conocidos como plastificantes, se han detectado en más del 85% de los productos analizados, especialmente en aquellos destinados a los niños y en platos preparados.
Los investigadores han estudiado un centenar de alimentos representativos del consumo habitual en el Estado español, y han constatado que la presencia de estos compuestos es generalizada. Los plastificantes pueden interferir en el sistema endocrino y hormonal de las personas, algo que preocupa especialmente en etapas sensibles del desarrollo, como la infancia.
Los alimentos más afectados
Según el estudio, la carne es el grupo de alimentos con mayor presencia de plastificantes, seguida de los cereales, las legumbres y los productos dulces. Además, se ha estimado que una persona puede llegar a ingerir, de media, 20 microgramos de estos aditivos al día.
La investigación también revela que el tipo de envase tiene una incidencia directa en la presencia de plastificantes en los alimentos. En particular, los platos preparados envasados en recipientes de polipropileno —un tipo de plástico muy común— presentan niveles más elevados de contaminación cuando se cocinan en el horno o en el microondas. El motivo es que con el calentamiento, los compuestos químicos pueden migrar del plástico a la comida.
Recomendaciones para minimizar el riesgo
Ethel Eljarrat, coautora del estudio, ha explicado que los plásticos pueden llegar a los alimentos por tres vías principales: durante el proceso de producción, por el contacto con envases de plástico, y por contaminación ambiental, como es el caso de los peces que absorben microplásticos del mar.
Ante esta situación, los expertos recomiendan evitar calentar alimentos en recipientes de plástico, especialmente si son platos preparados. En lugar de eso, aconsejan usar recipientes de materiales más seguros, como el vidrio o la cerámica.
Un llamado a la prevención y a la regulación
Este estudio pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas más estrictas para controlar el uso de plastificantes en la industria alimentaria, así como fomentar prácticas de consumo más seguras entre la población. La salud hormonal y general de la población, sobre todo la más vulnerable, podría verse afectada si no se toman acciones concretas.
A medida que crece la conciencia sobre los efectos de los microplásticos y los compuestos derivados del plástico, la ciencia insiste en la importancia de revisar los hábitos de consumo y de producción para garantizar una alimentación segura y libre de contaminantes invisibles.
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