La psicóloga y experta en sueño Núria Roure ha vuelto a poner sobre la mesa una cuestión que a menudo se subestima: la importancia de dormir las horas necesarias. En una entrevista reciente, Roure ha advertido que “dormir solo cuatro horas puede tener efectos similares a haber consumido unas seis cervezas”, una comparación que pretende visibilizar el impacto real que tiene la privación de sueño sobre nuestro cerebro y nuestro cuerpo.
Según la autora del libro Por fin duermo, la falta de descanso adecuado reduce la concentración, la memoria y la capacidad de reacción, aumentando el riesgo de accidentes y errores. “Las personas que han estado despiertas más de veinte horas presentan un nivel de atención comparable al de alguien bajo los efectos del alcohol”, alerta Roure.
La Sociedad Española del Sueño (SES) recuerda que dormir no es un lujo, sino una necesidad biológica esencial. Durante la noche, nuestro organismo realiza procesos fundamentales de reparación y regulación: el cerebro consolida recuerdos, el corazón y el metabolismo se reajustan y el sistema inmunitario se refuerza. Dormir bien, por tanto, es clave para mantener una buena salud física y mental.
Uno de los colectivos más afectados por la falta de sueño son los adolescentes. Roure advierte que “nuestros jóvenes deberían dormir unas nueve horas nocturnas”, pero los horarios escolares actuales —con clases que comienzan demasiado temprano— les impiden cumplir este ciclo vital. Este déficit de descanso, además, coincide con una etapa clave del desarrollo neurológico y emocional.
Los datos son preocupantes: cerca del 60% de los niños y adolescentes vascos llegan al colegio con falta de sueño. El doctor Carlos Egea, responsable de la Unidad del Sueño de la OSI Araba y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes), apunta directamente a las pantallas como responsables. “Por cada hora frente a un dispositivo —ya sea móvil, televisión u ordenador— se pierden dieciséis minutos de sueño”, afirma. Esta reducción de horas de descanso repercute no solo en la salud, sino también en el rendimiento académico y en el estado de ánimo.
La relación entre la falta de sueño y el bajo rendimiento escolar es cada vez más evidente. Egea alerta de que los adolescentes duermen menos de lo necesario —entre nueve y diez horas— y que esto afecta a los procesos de consolidación de la memoria. “Casi todos van privados de sueño al colegio, y su rendimiento baja mucho”, asegura.
Ajustar los horarios lectivos
Para revertir esta tendencia, varios expertos se reunieron el pasado octubre en la jornada 'Sueño y aprendizaje: por unos horarios escolares saludables', organizada por la Alianza por el Sueño. En este encuentro se presentó una “hoja de ruta” con diez propuestas para mejorar la higiene del sueño: ajustar los horarios lectivos, fomentar el ejercicio físico, reducir el uso de pantallas y promover la exposición a la luz solar.
Núria Roure concluye que dormir bien no es perder el tiempo, sino ganar salud. Y tomar conciencia de ello es el primer paso para construir una sociedad más sana, más atenta y más equilibrada.
Fuente: www.diariovasco.com/sociedad
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