El Maresme es, según el Consejo de Seguridad Nuclear, una de las zonas de Cataluña con mayor presencia de gas radón, un gas radiactivo natural que se filtra desde el subsuelo y puede acumularse en espacios cerrados como plantas bajas, sótanos o edificios poco ventilados. Ante este riesgo ambiental y de salud pública, cinco municipios de la comarca —Arenys de Mar, Premià de Mar, Palafolls, el Masnou y Argentona— han solicitado apoyo técnico a la Diputación de Barcelona para monitorizar y reducir la concentración de este gas en equipamientos municipales.
El radón está considerado por la Organización Mundial de la Salud como la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo, solo superada por el tabaco, y la primera entre las personas no fumadoras. Su peligro radica en que es invisible, inodoro y no produce síntomas inmediatos, por lo que puede permanecer durante años en un espacio sin que nadie sea consciente de ello.
- La geología del Maresme, rica en materiales graníticos y rocas que liberan uranio natural, hace que el riesgo sea superior al de otras zonas de Cataluña.
Este contexto de riesgo se ha convertido en una cuestión prioritaria para los municipios afectados, especialmente tras la entrada en vigor del Real Decreto 1029/2022, que obliga a las actividades laborales situadas en planta baja o sótano, en zonas catalogadas como de alta exposición, a medir anualmente la concentración de gas radón y aplicar medidas correctoras si se supera el umbral establecido. La OMS recomienda no superar los 100 Bq/m³, pero la legislación española fija el límite en 300 Bq/m³. Para dar respuesta a esta situación, la Diputación de Barcelona ha puesto en marcha un programa de apoyo a los ayuntamientos que incluye la instalación de detectores de radón en equipamientos públicos durante un mínimo de tres meses, el análisis de los resultados y la propuesta de soluciones correctoras cuando sea necesario. Este servicio ya se ha activado en los cinco municipios del Maresme, que forman parte de un total de ocho que han solicitado asistencia en 2025.
- El Masnou, uno de los municipios pioneros en iniciar estas mediciones, ya ha aplicado medidas correctoras con resultados positivos, basadas principalmente en la mejora de la ventilación y la despresurización del subsuelo.
El riesgo del radón
El riesgo del radón no es anecdótico: diversos estudios indican que la población pasa más del 90 % del tiempo en espacios interiores, lo que incrementa la exposición acumulada al gas. Además, los efectos sobre la salud pueden agravarse cuando coinciden con otros factores ambientales como la contaminación atmosférica o la baja calidad del aire interior. Los ayuntamientos que han solicitado este apoyo ya trabajan en una segunda fase que incluirá información y asesoramiento para la ciudadanía, la posibilidad de instalar detectores en viviendas privadas y la creación de ayudas para reformas estructurales en edificios vulnerables. El radón forma parte ya de la nueva agenda pública vinculada a la salud ambiental y cada vez son más los municipios que reclaman recursos para afrontarlo con rigor técnico y planificación preventiva.
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