Mataró es uno de los municipios catalanes donde la presencia de amianto en los polígonos industriales es notable, aunque se sitúa en una posición media dentro del conjunto del país. Según datos del portal de datos abiertos de la Generalitat recogidos por la Agencia Catalana de Noticias (ACN), la ciudad cuenta con 58 cubiertas con amianto distribuidas en cinco polígonos industriales, lo que representa el 83,3% de los polígonos existentes y una superficie total afectada de 55.858 metros cuadrados.
Los polígonos de Mataró donde se ha detectado presencia de este material son Mata-Rocafonda, Pla d’en Boet, Balançó i Boter, Hortes del Camí Ral, Vallveric y El Rengle I y II. Pese a esta presencia generalizada, Mataró —la octava ciudad más poblada de Cataluña— ocupa solo la posición 62 por superficie afectada y la 63 por número total de cubiertas con fibrocemento. Esto indica que, en comparación con otras grandes ciudades industriales, la incidencia local es moderada.

Polígono de Mata Rocafonda
Cataluña, con más del 70% de los polígonos afectados
Según el análisis de la ACN elaborado a partir del Plan Nacional para la Erradicación del Amianto (2023-2032) y de los datos del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), el 71% de los polígonos industriales catalanes tienen tejados con amianto. En total, se han identificado más de 15.000 cubiertas que suman 13,4 kilómetros cuadrados de superficie —una extensión similar a la de L’Hospitalet de Llobregat— y representan un 30% del total de amianto del país. El volumen estimado es de 238.000 toneladas, y su retirada tendría un coste superior a los 1.400 millones de euros.
Los municipios con mayor presencia de amianto en los polígonos son, por este orden, Barcelona, Sabadell, Terrassa, L’Hospitalet de Llobregat, Rubí, Vic, Manlleu, Badalona, Manresa e Igualada. Barcelona encabeza la lista con 746 cubiertas y 794.000 m² de superficie afectada, mientras que Sabadell tiene 724 y Terrassa 483. En comparación, Mataró —con 58 cubiertas y 55.858 m²— queda muy por debajo de estos grandes núcleos industriales, pese a su tamaño poblacional y económico.
Un material prohibido pero aún muy presente
El amianto, o fibrocemento, fue ampliamente utilizado en la construcción entre los años 60 y 80 por su bajo coste y resistencia. Su prohibición en 2002 respondió a la evidencia científica de su alta toxicidad, ya que cuando se degrada o se manipula puede liberar fibras microscópicas que provocan enfermedades graves, como la asbestosis, el mesotelioma o el cáncer de pulmón.

Fragmento de tejado de fibrocemento en un vertedero. Foto: ACN
A pesar de estos riesgos, su retirada no es obligatoria si el material se mantiene en buen estado o no ha llegado al final de su vida útil. Por eso, aún hoy está presente en miles de edificios, cubiertas e instalaciones industriales de todo el territorio.
La ley catalana y la transición energética
La nueva Ley para la Erradicación del Amianto, actualmente en trámite parlamentario, quiere reforzar la detección y retirada de este material con ayudas y mecanismos de certificación, pero no prevé todavía un plan específico para los polígonos industriales. Desde el Govern se reconoce que, más allá del riesgo sanitario, la presencia de amianto en las cubiertas impide instalar placas solares y frena la transición energética en entornos con elevado consumo eléctrico.
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