Muchas familias se preguntan hasta qué punto se tienen que establecer límites en el uso de las pantallas entre los niños y los adolescentes. Una nueva guía sobre este ámbito que acaba de editar la Generalitat lo establece, por primera vez, de manera muy clara. El resumen es: nada de pantallas hasta los 4 años, y el móvil hasta los 12, al inicio de secundaria. El documento, bajo el título 'Las tecnologías digitales a la infancia, la adolescencia y la juventud' establece estas limitaciones claras y ofrece todo tipo de consejos para sacar todo el provecho educativo, social y de ocio de los móviles, mesitas y ordenadores, evitando los riesgos asociados.
La nueva guía editada por la Generalitat se puede consultar en este enlace
Sara Soria, psicóloga clínica de la Unidad de Atención al Juego Patológico y Otras Adicciones Conductuales del Consorcio Sanitario del Maresme, celebra la edición de esta guía (que se puede consultar en este enlace) precisamente por su claridad a la hora de dar respuesta a las dudas que madres y padres se plantean en estos ámbitos. La publicación, destinada a familias, centros educativos y otros espacios socialtizadors, evita satanizar las pantallas y las nuevas tecnologías. "No tiene sentido mantener la dicotomía entre mundo virtual y mundo real porque nos aleja de los adolescentes y jóvenes, para quién son dos realidades complementarias", resuelve Soria, que señala que la pregunta que hay que hacerse "no es si usamos o no estas tecnologías, sino si lo estamos haciendo como es debido".
"Los bebés quedan hipnotizados por la pantalla, pero no aprenden nada"
La guía, entre otros, establece qué usos se tienen que hacer de las pantallas en función de la edad y de los espacios en que se utilizan, así como el tiempo de uso recomendable. Y deja muy claro que de 0 a 3 años, nada de nada. Hay que evitar las pantallas de todas todas, algo contrario al que pasa en muchas familias donde los bebés casi nacen con un móvil o mesita bajo el brazo. "El niño de este tramo de edad que se queda enganchado a una pantalla ni está aten ni aprende, sino que está simplemente hipnotizado", señala la psicóloga del Hospital de Mataró.

El uso de móviles por parte de los hijos preocupa madres y padres. Foto: Archivo
De los 0 a los 3 años, según señala la guía de la Generalitat, los riesgos asociados al uso de pantallas son demasiado elevados, y van desde el retraso en el desarrollo del lenguaje hasta el desarrollo de obesidad, además de provocar que el niño rechace formas de ocio diferentes, más convencionales y a la vez más adecuadas para el aprendizaje, que se basa en las experiencias reales, de tacto y de vínculo.
Hasta los 12 años la exposición a la pantalla tiene que ser limitada y supervisada por adultos
De los 4 a los 6 años se recomienda una exposición limitada y siempre supervisada, de menos de 30 minutos al día. De los 7 a los 12 años se propone un incremento progresivo del uso hasta un máximo de una hora al día, y todavía supervisado, en espacios comunes y abiertos (es decir, fuera de la habitación porque no se pueda consumir a escondidas). Al llegar a la adolescencia, que en este caso se establece en los 12 años o en el salto a secundaria, hay que empezar a respetar la autonomía de uso y la intimidad del chico o chica, pero también estableciendo ciertos límites que hay que negociar. En este sentido, se establece precisamente los 12 años cómo la mejor edad porque el adolescente tenga su primer móvil.

Hasta los 12 años, el uso de las pantallas tiene que ser siempre acompañado. Foto: Archivo
Hay que estar atento a los signos de alerta por un mal uso del móvil entre los adolescentes
El hecho de no supervisar directamente qué consume el hijo adolescente al móvil hace que madres y padres tengan que estar atentos a posibles signos de alerta que puedan indicar un uso excesivo o patológico. Por ejemplo, que se concentre en exceso a la pantalla y no responda a otros estímulos, que se sobreexciti o se tensi en exceso durante su uso, que muestre una necesidad imperiosa de conectarse justo cuando llegue a casa, que se pose demasiado nervioso cuando es a lugares sin cobertura, si muestra angustia o irritabilidad cuando no puede hacer uso de estos aparatos, cuando pierde interés por otras actividades lúdicas o por los amigos habituales, cuando no respeta los horarios pactados en cuestiones cómo el sueño, las comidas o la higiene, o si aparecen gastos excesivos en apps y accesorios.
Móviles, tablets y ordenadores también suponen grandes ventajas educativas, sociales y de ocio
"La adolescencia se define como etapa de cambio, donde se puede ser propenso a los riesgos de problemas identitarios y de relaciones sociales que se pueden ver incrementados por un mal uso de las tecnologías digitales", relata Soria, que señala fenómenos como por ejemplo el acoso online, el 'grooming', el robo de identidad o las estafas por métodos cómo los sms. Sea como fuere, no hay que fijarse solo en los peligros de los móviles y de las pantallas en general, puesto que también suponen un enorme abanico de ventajas a nivel educativo, social, relacional y de formas de ocio. "Tenemos que establecer pactos, fomentar un uso autónomo y responsable, y por eso como padres y educadores los adultos tenemos que ser sus modelo, tenemos que revisar qué usos hacemos nosotros mismos. ", señala la psicóloga.
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