En Canet de Mar, la Escuela Misericòrdia se prepara para recibir, en septiembre de 2025, una nueva cohorte de niños y niñas en tercero de primaria. Todo indica que serán 27. Todos juntos, en un solo grupo. Con una maestra. Sin desdoblamiento. Y a la maestra asignada, le pediremos el milagro un año más... milagros imposibles, claro está.
27 niños y niñas no son solo una cifra. Son 27 voces, ritmos, maneras de querer y de aprender. Algunos han pasado por Infantil 3, 4 y 5, primero y segundo en la misma escuela; otros son recién llegados. Unos tienen el castellano como lengua familiar, otros el catalán, muchos ninguno de los dos. Algunos niños y niñas requieren atención personalizada por dificultades en el lenguaje, el desarrollo emocional o la comprensión lectora. Todos tienen derecho a una educación inclusiva, y todas las familias, a un sistema que responda con responsabilidad.
Como AFA, hace tiempo que dialogamos con la dirección del centro, con el Ayuntamiento, la aFFaC, varios Sindicatos de maestros y con Servicios Territoriales para trasladar una petición sencilla: el desdoblamiento de esta línea de tercero. Una medida que permite atender mejor la diversidad, prevenir desigualdades y garantizar las condiciones mínimas de calidad educativa.
Sabemos que los criterios de planificación del Departamento son restrictivos y que las excepciones no son fáciles de conseguir. Pero las realidades escolares son más complejas que una ratio, y creemos que las normas deben interpretarse. El Decreto 11/2021, que regula la escuela inclusiva, recuerda que hay que programar la oferta pensando en la respuesta a las necesidades educativas específicas y las condiciones sociales que pueden dificultar el éxito escolar. Y el Decreto 75/2007 —todavía vigente en aspectos de planificación— contempla que, en casos justificados, se puede desdoblar antes de llegar a los 28 alumnos. Nos preguntamos: ¿qué más hace falta?
Además, la situación es especialmente delicada este año: las otras escuelas del municipio ya han alcanzado el límite de solicitudes. La Escuela Misericòrdia probablemente se verá abocada a acoger nuevos alumnos por matrícula viva durante el verano y el primer trimestre. ¿Tiene sentido esperar a que la situación sea insostenible para actuar?
Somos una escuela pública, abierta y diversa, que nunca ha querido competir por recursos ni hacer ruido innecesario. Pero hoy alza la voz con serenidad y firmeza, porque defiende el derecho de los niños y niñas a crecer en condiciones dignas.
La decisión está en manos de la Dirección General de Centros Públicos y la Subdirección General de Planificación Educativa. Todavía estamos a tiempo. Y quizá esta carta, que nace de un caso concreto, pueda ayudar a visibilizar también otras situaciones similares en el Maresme o en el país. Entre todas las escuelas públicas, nos sentimos parte de una misma lucha: que ningún niño o niña sea demasiado para ser querido, ni demasiado para que no podamos acompañarlo como es debido.
Asociación de Familias de la Escuela Misericòrdia
Canet de Mar, julio de 2025
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