El Maresme empieza a mostrar leves señales de estabilización demográfica, pero sigue siendo una de las comarcas con la tasa de natalidad más baja de Cataluña. En el año 2024 se registraron 2.864 nacimientos, un 1,4% más que el año anterior, cuando se alcanzó el mínimo histórico de los últimos 49 años. A pesar de este pequeño repunte, la comarca se sitúa en una tasa bruta de solo 6,06 nacimientos por cada 1.000 habitantes, claramente por debajo de la media catalana y del ámbito metropolitano. Los datos forman parte del informe anual elaborado por el Observatorio de Desarrollo Local del Consejo Comarcal del Maresme, que analiza la evolución reciente de la natalidad, el perfil de las madres y las diferencias territoriales dentro de la comarca. El documento confirma que el repunte de 2024 no altera una tendencia estructural de fondo: el Maresme tiene una natalidad persistentemente baja y alejada del relevo generacional.
Maternidad más tardía y menos mujeres en edad fértil
Uno de los factores clave que explican esta situación es el cambio demográfico de las generaciones reproductivas. En 2024 había 7.622 mujeres menos de entre 29 y 38 años que una década atrás, lo que reduce automáticamente el potencial de nacimientos. A ello se suma el retraso sostenido de la maternidad: actualmente, la mayoría de los partos se concentran en mujeres de entre 30 y 34 años, mientras que hace cuarenta años el pico se situaba en los 24.
Aunque este grupo de edad sigue presentando la tasa de fecundidad más elevada, los estudios apuntan a que la intensidad es muy inferior a la de años anteriores. El resultado es una reducción global del número de hijos por mujer, en línea con la tendencia general del país.
El papel creciente de las madres extranjeras
Otro elemento relevante es el aumento del peso de la maternidad de mujeres extranjeras. En 2024, el 27,6% de los bebés nacidos en el Maresme tienen madre con nacionalidad extranjera, una cifra cercana al máximo histórico previo a la pandemia. En total, se registraron 791 nacimientos de madres extranjeras y 2.073 de madres con nacionalidad española. Aunque este colectivo sigue mostrando tasas de fecundidad más altas, los expertos observan una convergencia progresiva de los patrones reproductivos, especialmente en lo que respecta a la edad de maternidad, que también se sitúa mayoritariamente entre los 30 y 34 años.
La baja natalidad no afecta a todos los municipios por igual. En 2024, el número de nacimientos aumentó en la mayoría de localidades, pero con intensidades muy desiguales. Destacan incrementos muy elevados en Cabrera de Mar (+57,1%), Sant Iscle de Vallalta (+40%) y Premià de Mar (+32,5%). En cambio, Mataró, el municipio más poblado de la comarca, registró una caída del 7,5%, con 69 nacimientos menos.
En cuanto a la tasa de fecundidad general, Sant Iscle de Vallalta lidera el ranking comarcal, mientras que Sant Andreu de Llavaneres y Sant Pol de Mar presentan las cifras más bajas. La media del Maresme se sitúa en 28,1 nacimientos por cada 1.000 mujeres en edad fértil.
A pesar del ligero repunte de 2024, los datos confirman que el Maresme sigue inmerso en un escenario de natalidad muy reducida, en sintonía con el conjunto de Cataluña, donde el índice sintético de fecundidad es de 1,08 hijos por mujer, muy lejos del umbral de reemplazo generacional. Los expertos coinciden en que este contexto pone sobre la mesa la necesidad de políticas públicas decididas en ámbitos como la vivienda, la conciliación laboral, el apoyo a la crianza y la atención a las familias, así como el papel de la migración, para afrontar un reto demográfico de largo recorrido que marcará el futuro social y económico del Maresme.
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