Comas/Soler firman la crítica teatral
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Acabar bien

Reseña de la obra '14.4', que se representó en el Teatro Monumental de Mataró el 31 de mayo pasado

La temporada de teatro y danza del Monumental ha terminado con éxito. Fue el pasado sábado con la representación de 14.4’, un texto de Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta, dirigido por este último.

Teatro comprometido

El espectáculo se estrenó hace un año en la Sala Max Aub, uno de los espacios escénicos del Matadero de Madrid, y desde entonces ha hecho una larga gira por toda la geografía española con los teatros siempre llenos. En febrero y marzo estuvo en el Teatre Lliure de Barcelona y ha seguido sin parar. De momento, Mataró habrá sido la última escala, pero después del verano continuará su recorrido.

Se trata del tercer trabajo conjunto de Botto y Peris-Mencheta. Los dos anteriores también pasaron por el Monumental y muchos espectadores seguro que los recuerdan con cariño. Primero, en abril de 2014, fue ‘Un trozo invisible de este mundo’ y después, en enero de 2022, ‘Una noche sin luna’.

Al igual que sus precedentes, es una muestra de teatro deliberadamente comprometido, que quiere servir de espejo a los problemas sociales y políticos vigentes en el panorama de este mundo contemporáneo que gira cada vez más peligrosamente hacia postulados de odio y exclusión. El punto de partida, como siempre, son hechos y datos extraídos de la realidad. Una base documental veraz para una dramaturgia que quiere ser denuncia de la injusticia.

El dolor de la emigración

Si los temas abordados en las obras anteriores habían sido, por un lado, los exilios provocados por la represión de determinados poderes tiránicos y, por otro, el asesinato de Federico García Lorca a manos del fascismo español, en ‘14.4’ los dos autores abordan la cuestión de la emigración: el drama de tantas personas que no tienen otro horizonte vital que el de huir.

Bajo ese título cifrado, que coincide con los kilómetros que separan la orilla africana de la europea en el estrecho de Gibraltar, está la historia verídica que narra en primera persona el actor Ahmed Younoussi, porque es la sucesión de dificultades, agresiones y peligros vividos por él mismo desde que nació en una ciudad del norte de Marruecos hasta ahora, que ya tiene treinta y cinco años, un hijo, la nacionalidad española y puede salir adelante combinando trabajos como actor con otros oficios. Una supervivencia intrépida que evoca mucho dolor.

Habiendo soportado palizas en la familia y en la escuela, desde muy pequeño Ahmed se escapa de casa. Durante bastante tiempo debe vagar por distintos lugares, malviviendo en la calle, mendigando lo que puede y siendo víctima de múltiples violencias. Su obsesión, como la de los compañeros circunstanciales que va teniendo, es poder cruzar el mar porque la costa española significa llegar a Europa, el continente percibido como un espejismo del paraíso.

Tras siete intentos fallidos y más maltratos, lo consigue escondido en los arreos de un gran camión. Solo tiene nueve años. Por suerte, después se va encontrando con varias personas que le ayudan, hasta que coincide con un muy buen educador en la institución de menores donde está ingresado. Este será su apoyo decisivo para encauzar una nueva vida, en la que más tarde encontrará la oportunidad de formarse como actor.

14.4 va endur-se una llarga ovació del Monumental
14.4 se llevó una larga ovación del Monumental


Denuncia y esperanza 

‘14.4’ es el exponente de un teatro necesario. Un mérito arduo, sin embargo. Y lo es también, dado el argumento, el de lograr la conexión emocional con los espectadores. Pero no es una propuesta redonda como las dos anteriores. Ni en los saltos del guion, ni en el juego interpretativo de su protagonista, forzado a monologar inserciones narrativas heterogéneas con otras de carácter estrictamente vivencial. Son debilidades que pueden explicarse por las circunstancias en que tuvo que montarse el espectáculo, con Sergio Peris-Mencheta sin poder dirigirlo presencialmente, porque estaba ingresado en un hospital de California luchando contra una leucemia. Una adversidad crítica superada con una fuerza de voluntad admirable. Y otro mérito más.

Al final, el periplo biográfico que la obra relata es una historia que acaba bien. Contrariamente a lo que les sucede a muchos jóvenes migrantes que se encuentran en circunstancias similares. Pero esta realidad no se pasa por alto, como tampoco la de las personas anónimas que ejercen la solidaridad con los recién llegados. Porque si ‘14.4’ es denuncia de una lacra social evitable, también quiere ser reivindicación de la esperanza para mover conciencias y cambiar la situación, contra los discursos racistas de la ultraderecha. Ambas cosas las reconoció el público del Monumental con un aplauso sentido. Buen final.

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