El alcalde, David Boto, y el líder del PP José Manuel López, escenificando el pacto por el Presupuesto
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El alcalde, David Boto, y el líder del PP José Manuel López, escenificando el pacto por el Presupuesto

El gobierno municipal bascula hacia la derecha y deja trazas de desunión interna

La aprobación del presupuesto con el apoyo de C's y PP incomoda CiU en su papel de socio de gobierno y da munición a la oposición de izquierdas

El gobierno municipal de Mataró aprobó ayer jueves el Presupuesto y el PALMO de 2017, y por segundo año consecutivo consigue salir adelante las cuentas municipales con aparente facilidad. Algo con mucho mérito teniendo en cuenta que el ejecutivo sociovergent vive en una pirueta constando gobernando como una coalición en minoría. Hasta ahora ha sabido jugar muy bien las cartas a la hora de buscar alianzas puntuales entre una oposición tan numerosa cómo fragmentada. Pero el último movimiento, el apoyo de Ciutadans y PP en los presupuestos de este año reflejado en acuerdos con el apretón de manos de manso y la foto de rigor, puede haber tensat demasiado la cuerda. Los pactos con los partidos más españolistas y escorados a la derecha del Pleno municipal –PxC a banda- han dejado CiU en una situación muy incómoda como socio de gobierno y ha dado mucha munición a la oposición de izquierdas. Ante este panorama, y de la perspectiva de un curso político muy caliente en el ámbito nacional que amenaza con generar más divisiones entre socialistas y convergentes, surge una pregunta clara: serán capaces los dos partidos de mantener el pacto de gobierno hasta el final del mandato?

El Presupuesto 2017, aprobado por el gobierno de PSC y CiU con el apoyo de C's y PP, la abstención de ERC y QUEREMOS y el voto en contra de CUP, ICV-EUiA y PxC

"Yo soy el alcalde y firmo en nombre del gobierno", se limitó a decir Bote cuando se le preguntó por la ausencia de CiU a la firma de los acuerdos con C's, el pasado martes, y con el PP, ayer jueves justo antes del Pleno. Una ausencia, pero, muy significativa, especialmente por la manera como se produjo. Fue una orden directa de la nueva dirección del partido al grupo municipal emitida a ultimíssima hora, cuando su portavoz y primer Teniente de Alcalde, Quim Fernàndez, ya tenía el bolígrafo a la mano para acompañar en el acto de firma al alcalde y al líder de C's, Juan Carlos Ferrando. "No estamos a favor que se tenga que plasmar de este modo un acuerdo político con fuerzas a los antípodas de nosotros", dijo el nuevo presidente local del partido, Alfons Canela, para justificar que se hubieran borrado de la foto. Defienden los presupuestos de este año como coautors, tal como hizo Fernàndez al Pleno de ayer, pero que se celebren con pompa las alianzas para salirlo adelante.

La alargada sombra del Proceso

Si C's y PP están tan lejos como dice Canela del PDeCAT (las siglas actuales de CiU, que mantiene su nombre antiguo para el grupo municipal), es básicamente por la cuestión nacional. Un ámbito, el del proceso independentista, donde PSC y CiU acordaron libertad de voto, conscientes que era el punto más propenso a la fractura de su pacto de gobierno. Pero a medida que se precipiten los acontecimientos la distancia que los separa se puede acabar haciendo demasiado grande. La tensión ya escaló cuando, el 22 de enero pasado, Boto dijo que como alcalde no cederá ningún espacio municipal para la celebración de un referéndum sobre la independencia de Cataluña, previsto para el próximo otoño, amparándose en que "hay que cumplir la ley". Quim Fernàndez optó por un perfil bastante conciliador en la respuesta: "si el referéndum es legal el gobierno municipal no se saltará esta legalidad". Pero de aquí a escenificar acuerdos con representantes de C's y PP, con quién lo PDeCAT se pelea día detrás día al Parlamento,va un buen trozo. Así que los nuevos cabecillas locales lo tuvo claro: de fotos y apretones de manos de manso con ellos, ni hablar.

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Las divergencias en el sí del gobierno municipal se han hecho más visibles con el cambio en la dirección del PDeCAT. El equipo de Alfons Canela, abogado de 40 años avalado por el exalcalde Joan Mora y con el apoyo de nombres como Jordi Surinyach, no parece especialmente entusiasmado con el pacto con el PSC. "Queremos que los regidores tengan más visibilidad", reclama el propio presidente local, que batió en primarias a Xavi Penela, hombre mucho más cercano a Quim Fernàndez. A la hora de hacer frente a cuestiones de ámbito nacional es cuando se pueden ver más las costuras, pero las trazas de desunión entre PSC y CiU también se han puesto de manifiesto en cuestiones puramente locales. Los convergentes se comieron el sapo enorme de aceptar la anulación de la Fiesta al Cielo, su gran apuesta cuando gobernaban en solitario en el mandato anterior, o acabaron cediendo ante los socios y renunciando a mantener Miquel Rey como presidente del TecnoCampus. Pero ahora parecen dispuestos a ofrecer más resistencia y perfil propio. Los ejemplos más claros se han visibilitzat en el ámbito del comercio: la negativa rotunda del partido a la ampliación del Mataró Parco (en contraposición al alcalde, que dijo que "lo aprovecharían" si era "una buena oportunidad") mientras ponen todos los huevos a la cesta de la revitalización comercial y urbana del casco antiguo, con propuestas como las de convertir Can Cruzate en un Guggenheim. "Nuestra gente es la que levanta cada día la persiana", dice Canela, picando el guiño al comercio de proximidad y a las pymes.

CiU marca perfil y se escora hacia sus reductos tradicionales mientras el PSC se muestra mucho comfortable escenificando acuerdos con PP y C's

Mientras los antiguos convergentes se escoran geográficamente y socialmente hacia sus reductos tradicionales –el centro y los tenderos- y recuerdan que la cuestión nacional no será ajena a la política local, los socialistas se muestran encantados de escenificar acuerdos con C's y PP. Dos partidos con los que el actual PSC seguramente se sentiría más cómodo gobernante, y con los que quién remueve las cerezas hoy a la formación, como el propio Boto o su mentor y actual líder comarcal, Xesco Gomar, habrían priorizado pactar si la aritmética electoral lo hubiera permitido. CiU, su aliado de conveniencia en este mandato, no deja de ser su enemigo político histórico a la ciudad, con cuentas pendientes acumuladas durante décadas. El PSC actual, además, poco se asemeja al partido de Joan Antoni Baron, más catalanista y que veía en ICV o ERC sus aliados naturales. "El gobierno ha sintonizado con el que creíamos" dijo Ferrando (C's). "Estamos para construir y para sumar", añadió López (PP) dos días después. Y el alcalde lo resumió así: "La ciudad siempre queda por encima de cualquier posible diferencia".

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