Jaume Roig

Hay que luchar contra los recortes de la vergüenza

Cataluña tiene un PIB (producto interior sucio) per capita que representa el 117% de la media de la UE-15, mientras que el gasto público sanitario es sólo el 79,7% de la media. Si fuera el 117% nos gastaríamos 783 euros estandarizados per capita más del que nos gastamos. No es cierto que nohaya recursos; el que pasa es que los ingresos en el Estado son de los más bajos. Nuestro déficit público no lo es por el excesivo crecimiento del gasto público sino, tal como ha reconocido el mismo FMI, por un descenso de los ingresos del Estado, debido a la disminución de la actividad económica y, también, de la disminución de las cargas impositivas que se llevaron a cabo en años anteriores. España tiene los ingresos más bajos de la UE-15, después de Irlanda y Portugal, con un elevado fraude fiscal y una carga impositiva regresiva que depende excesivamente de las rentas del trabajo; en otros países las rentas del capital y las de las capas más acomodadas contribuyen mucho más al fisco.

Es una característica previsible que cuanto menos gasto público, más gasto privado. Lo explicaban en un artículo dos de los máximos responsables de la medicina privada; el título lo decía todo: "La medicina privada espera mejorar cono la crisis pública". No es verdad que el sistema sanitario público catalán sea ineficiente y malbaratador; al contrario, con los escasos recursos que se aportan al sistema se consiguen elevados niveles de eficacia, eficiencia y calidad asistencial.

Y a todo esto, y con la excusa de la crisis, se habla de reducir plantillas, ya por sí mismas basta infradimensionades; esto significará un claro deterioro de las condiciones asistenciales, con el consiguiente aumento de las listas de espera y un empeoramiento de la calidad de la atención prestada a los usuarios. También los gestores han empezado a anunciar la reducción de las inversiones, no sólo en la construcción de los necesarios equipamientos sanitarios nuevos, sino también en el mantenimiento de infraestructuras y maquinaria, y en la renovación tecnológica. Hay que añadir el cierre de plantas de hospitalización, salas de operaciones y consultas externas, hecho que comportará la degradación de la asistencia sanitaria pública.
No es verdad que detrás de todo esto nohaya ideología, que todo es responsabilidad del "señor déficit". Hay mucha ideología, más de la que nos pensamos y nos podemos llegar a imaginar. La receta es la colaboración público-privado, nos dicen, la solución mágica a los problemas de financiación del sistema. La experiencia nos demuestra que esta colaboración incrementa los costes sanitarios y, todos lo sabemos, el que se hace es desviar recursos públicos a las cuentas de beneficios del sector privado. Esto es ideología, de derechas está claro: sanidad como negocio.

Se habla mucho gasto y poco o nada de ingresos. Hace falta que los trabajadores y trabajadoras de la sanidad y los ciudadanos y ciudadanas en general entiendan que es necesario e imprescindible actuar sobre los ingresos: hace falta que se emprendan políticas fiscales más progresivas, que pague más quienes mástiene y que se luche contra el fraude fiscal. Ahora toca defender la sanidad pública, derecho básico de ciudadanía, y luchar contra los recortes. El acceso a la sanidad pública con equidad es un derecho que no nos podemos dejar arrebatar y hace falta que la lucha por la sanidad pública sea uno de los elementos que despierte la sociedad, dormida debido al conformismo y el miedo. El sindicato también está inmerso en esta batalla e insta toda la ciudadanía a la movilización.

Comentarios