Juan Ortiz escribe el artículo de opinión
Juan Ortiz escribe el artículo de opinión

El hilo rojo entre Mataró y Ferrol: solidaridad obrera en tiempos de represión franquista

El catedrático de filosofía Juan Ortiz escribe este artículo en la muerte de Suso Díaz, evocando la relación con Mataró de quién fue un histórico sindicalista a nivel estatal

Desde que tenía un año, con su padre en prisión, siempre se la había conocido como la hija de Suso, hasta que se erigió en una de las principales líderes de la izquierda. A la pequeña Yolanda Díaz la dejaron visitar a su padre cogida de la mano de un guardia. En septiembre de 1972, tres años antes de la muerte del dictador, la industria de Vigo mantuvo durante más de dos semanas una huelga general que logró sumar a más de 15.000 trabajadores. Hubo más de 6.000 despedidos como represalia que, finalmente, se redujeron a 400. Las movilizaciones de los obreros de Vigo se convirtieron en un verdadero quebradero de cabeza para el régimen franquista. Las huelgas de septiembre habían sido precedidas por otra huelga general, en marzo de 1972, en Ferrol y Vigo, en protesta por el asesinato de los obreros Amador Rey y Daniel Niebla, miembros del comité local de CCOO, a manos de la policía. Estos episodios impulsaron el sindicalismo en Galicia y el nacimiento de varias organizaciones y líderes sindicales.

Suso i Yolanda Diaz
Suso Díaz y Yolanda Díaz. Fuente: InfoLibre


Suso Díaz, fallecido el pasado 8 de julio, comenzó a trabajar como aprendiz a los 14 años en los astilleros de Astano, actualmente Navantia Fene. Durante las revueltas de 1972 fue encarcelado «por motivos políticos», pues estaba fichado por la policía tras protestar por el asesinato de los mencionados trabajadores de Bazán. Estuvo encerrado durante dos meses. En 1992 fue elegido secretario general de CCOO en Galicia, cargo que ocupó durante ocho años, hasta el 2000. Eran otros tiempos...

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Movilizaciones sindicales en Ferrol, año 1972

 

Durante los últimos años, Suso Díaz ha sido conocido como el padre de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que justo al día siguiente de la triste noticia pronunció uno de sus discursos más vibrantes en el Congreso de los Diputados, pidiendo que un PSOE "groggy" despierte y empiece a reactivar la agenda de izquierdas, que está adormecida.

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Portada del diario España Libre, editado en el exilio (marzo-abril de 1972)

 

Todo esto ya es vox populi. Pero lo que no se sabe es que entre Ferrol-Vigo y Mataró hay un hilo rojo, una conexión que habría que divulgar, pues es bastante desconocida. El mataronense Pablo Morales Morago es parte de esta historia. La contamos a continuación.

Pablo Morales empezó a trabajar incluso antes de la edad legal, con 13 años. De inmediato mostró una precocidad especial en la militancia sindical y también en la reflexión política, de la mano de su hermano mayor, Ramón Morales. Ambos fueron de los actores más importantes en el impulso de la organización de las COJ (Comisiones Obreras Juveniles) en varias empresas, promovidas por la JCC (Juventud Comunista de Cataluña), y también en el movimiento estudiantil, particularmente en la Escuela Miquel Biada.

Pablo Morales
El mataronense Pablo Morales

 

Su maestro, camarada y también amigo, José Luis López Bulla, lo impulsó hacia responsabilidades mayores. Pablo empezó a frecuentar las diversas reuniones clandestinas por toda el área metropolitana. Tuvo la oportunidad de conocer a los mejores dirigentes sindicales, sobre todo a su "paisano" Cipriano (Cipri) García, el sindicalista catalán más importante de la segunda mitad del siglo XX. Durante la reunión de la CONC (la dirección de CCOO de toda Cataluña), convocada para analizar las movilizaciones realizadas por el movimiento obrero catalán en solidaridad con los trabajadores de Ferrol y las manifestaciones de condena contra el régimen franquista, también se habló del dinero recaudado y de la necesidad de entregarlo lo antes posible, ya que había familias que lo estaban pasando mal sin llevar un sueldo a casa. Además de los asesinatos, también había heridos y centenares de despedidos.

Terminada la reunión, se le acercaron dos pesos pesados, el "pequeño" Márquez, como lo llamaba Antoni Martí Bernasach, y el "Cipri". Le encomendaron una tarea importante y muy secreta, y parece que debieron pensar en Pablo por su aspecto juvenil (sólo tenía diecisiete años). Pensaban que su presencia no levantaría sospechas de la policía política. Se trataba de transportar el dinero de la solidaridad de CCOO de Cataluña que se había recaudado como apoyo a la Caja de Resistencia del Comité de Huelga de Ferrol. Le propusieron que fuera acompañante de un correo para transportar el dinero que se había recogido en las fábricas, asociaciones culturales y barrios.

Las cautelas eran muchas y las medidas de seguridad también. Su contacto lo esperaba en la calle Comerç de Barcelona. Ya le habían dado instrucciones de la contraseña y de alguna señal acordada (periódico doblado). El correo responsable del transporte era una persona mayor. En la mano llevaba un maletín de "viajante de medias". Se dijeron poca cosa, lo mínimo, ni siquiera el nombre. En silencio entraron en la Estación de Francia para tomar el "Tren Correo Expreso Barcelona-Vigo". No hablaron ni se miraron hasta estar dentro del tren y sentados en el compartimento. Simularon ser padre e hijo. El viaje duró más de un día y una noche (52 horas). No salían del compartimento casi ni para ir al baño; controlaban en todo momento el maletín de "viajante" que llevaba su compañero.

Cipri Garcia i Lopez Bulla
Cipriano García y José Luis López Bulla, en una manifestación sindical, con otros compañeros de CCOO

 

Una vez en Vigo, debían pasar desapercibidos por los controles de la estación. Había que encontrar la pensión asignada. Había que conectar con los compañeros gallegos. Pablo permaneció dentro de la habitación mientras el compañero mayor salía a encontrar los contactos gallegos. Malas noticias. No podían acercarse a Ferrol, ya que la ciudad estaba sitiada por tierra, mar y aire. No dejaban entrar a nadie, pues habían movilizado al ejército y la Armada; eso sin contar la policía y la Guardia Civil.

D'esquerra a dreta: Waldino Varela, Eduardo Fernández, Higinio Leirós, Juan Benavides, Margarita Rodríguez, Pilar Pérez i Carlos Núñez, protagonistes de la vaga general de Vigo del 1972. Font: Faro de Vigo, abril de 2022

De izquierda a derecha: Waldino Varela, Eduardo Fernández, Higinio Leirós, Juan Benavides, Margarita Rodríguez, Pilar Pérez y Carlos Núñez, protagonistas de la huelga general de Vigo de 1972. Fuente: Faro de Vigo, abril de 2022

 

Cambio de planes, nuevas instrucciones: reunirse con la organización de CCOO de Vigo. Cuando se restablecieran las comunicaciones con Ferrol y su Comité de Huelga, les harían llegar el dinero y el comunicado de la CONC (la Comisión Obrera Nacional de Cataluña). Así lo hicieron: se encontraron en un piso céntrico donde los esperaba una amplia comisión de Vigo. Se abrazaron efusivamente. Era muy difícil contener la emoción y la admiración que se profesaban mutuamente. Intercambiaron novedades los unos con los otros, sobre Cataluña y la campaña de solidaridad, y sobre las movilizaciones en Galicia. Al día siguiente, volvieron a tomar el tren correo en sentido inverso y, al llegar a Barcelona, informaron a la dirección de CCOO.

La última acción, sin embargo, de Pablo Morales, fue más tarde, cuando participó en la convocatoria de la Asamblea de Cataluña en el encuentro de Calella. Hubo muchas detenciones de jóvenes de Mataró, la mayoría de la Juventud Comunista. Y Pablo se libró, pero ya le tenían preparado una trampa para una semana más tarde, en una operación propia del terrorismo de Estado.

Juan Ortiz, 10-7-2025

 

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