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Homenaje de ciudad a uno de los 'padres' de la actual Semana Santa de Mataró

El Pleno Municipal aprobará jueves otorgar la 'Medalla de la Ciudad' a título póstumo a Àngel Rubio, recuperador de la Semana Santa de la capital del Maresme

A pocos días del inicio de la Semana Santa y del estallido de actos y procesiones que se celebran en Mataró, este primer jueves de abril debe servir para la aprobación de una distinción de alto contenido simbólico: la Medalla de la Ciudad a título póstumo para Ángel Rubio. A Rubio, fallecido hace cinco años, se le puede considerar como uno de los 'padres' de la actual Semana Santa de Mataró y es indisociable de la figura del Sant Crist, del que era más que un simple devoto; era el alma mater del cuerpo de portadores. El Pleno Municipal aprobará esta distinción para Rubio después de un proceso de años.

La concesión de la Medalla de la Ciudad a Ángel Rubio a título póstumo no solo supone un merecido homenaje personal, sino también un reconocimiento colectivo a toda una generación que hizo posible la recuperación y consolidación de la Semana Santa en Mataró. Su trayectoria vital y cofrade representa uno de los pilares fundamentales en la reanudación de una tradición que había quedado truncada al final de la dictadura franquista con la supresión de las procesiones.

Ángel Rubio, Medalla de la Ciudad a título póstumo
Ángel Rubio, Medalla de la Ciudad a título póstumo. Foto. JM

 

Impulsor y presidente de la Comisión

Ángel Rubio fue un hombre de fe, comprometido y tenaz. Desde muy joven, se integró en el mundo de las cofradías y las procesiones, primero como portador y, posteriormente, como impulsor de la Comisión de Semana Santa de Mataró. Vivió de primera mano la desaparición de las procesiones durante los años setenta y fue una pieza clave en su restablecimiento en los años ochenta. Su perseverancia lo llevó a trabajar incansablemente para que las imágenes volvieran a las calles de la ciudad, a pesar de las resistencias iniciales y las dificultades logísticas y administrativas.

Con la creación de la Comisión de Semana Santa en 1986, de la cual fue el primer presidente, Rubio y su equipo lograron unir esfuerzos entre antiguos cofrades, nuevos devotos e instituciones eclesiásticas y culturales. Su labor fue fundamental para recuperar la solemnidad y el espíritu tradicional de las procesiones, a la vez que supo incorporar nuevos elementos e integrar diferentes sensibilidades religiosas y culturales. Gracias a esta visión inclusiva, la Semana Santa mataronense creció y se consolidó como un evento relevante dentro del calendario festivo y religioso de la ciudad.

  • Rubio no solo fue un líder organizativo, sino también un referente humano y espiritual para muchas generaciones de cofrades.

Su fallecimiento en el año 2020, precisamente en un año sin procesiones por la pandemia de Covid-19, conmocionó al movimiento cofrade local, que se puso a trabajar a favor del homenaje de ciudad que supone esta Medalla.

Justo delante del Sant Crist, en el Vía Crucis. Foto: JM
Justo delante del Sant Crist, en el Vía Crucis. Foto: JM


El Ángel del Sant Crist

Su devoción por el Sant Crist de la Bona Mort, figura que custodió personalmente cada año hasta su salida en procesión, simboliza su profundo compromiso con la tradición y su vocación de servicio. Su estrecha relación con otras cofradías y hermandades, tanto de Mataró como de otras poblaciones, favoreció la creación de un tejido fraterno que aún perdura, como recordaba la Comisión con motivo de su fallecimiento. 

El impacto de Ángel Rubio en la Semana Santa de Mataró se puede medir en hechos concretos: la institucionalización de las procesiones, la recuperación de imágenes y patrimonio cofrade, la consolidación del modelo organizativo y la declaración de la Procesión de Viernes Santo como Patrimonio Cultural de la ciudad. Además, su capacidad para integrar diferentes tradiciones y procedencias culturales dentro de la celebración fue clave para su éxito y continuidad.

Con su muerte, Mataró perdió a uno de sus grandes impulsores de la tradición, que se mantiene en buen estado de salud. La concesión de la Medalla de la Ciudad es, pues, un acto de gratitud histórica, no solo hacia su figura, sino también hacia todos aquellos que, como él, creyeron en la importancia de preservar y transmitir la Semana Santa a las futuras generaciones.


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