La figura humana protagoniza la exposición de Ivan Jordà en el Espacio Renacuajo

Ivan Jordà nació en Mataró, pero ha pasado muchos años de su vida en Menorca y actualmente reside en la provincia de Castelló. Hijo del pintor Ricard Jordà, firma los cuadros como Ivanjot, y en ellos siempre explora la figura humana, punto de partida de todas sus creaciones. "Básicamente trabajo con el cuerpo, a partir del cual puedo explicar historias, mantener un discurso propio, hablar sobre las relaciones y las obsesiones humanas", explica el artista, que protagoniza la exposición del mes de julio del Espacio Renacuajo. Una muestra que también se expande a Galo-Arte, la nueva galería de arte mataronina ubicada a Ronda O'Donell. "Alláexpongo obras de pequeño y medio formato, mientras que los cuadros más grandes los reservo para el Espacio Renacuajo", destaca Jordà. Todos los trabajos expuestos son recientes, de los últimos dos años, e inéditos en Mataró.

Las figuras humanas, principalmente nudo femeninos, se enmarcan en unos entornos "oníricos", en palabras del propio pintor. Mientras que los cuerpos están pintados al aceite, el resto de los cuadros están realizados en técnica mixta, en el sentido más amplio de la expresión. "Me gusta experimentar con las técnicas, utilizar el collage, las texturas variadas y los formatos que huyen del estàndar. "El aceite es la base de todo, pero un golpe lo has dominado, necesitas algo más", constata. Para Jordà, la pintura es "un viaje en la experimentación". "No puedo entenderla como un hecho estático, zoco de tipo inquieto y no me sirve mantener un discurso preestablecido toda la vida", constata. Esta actitud, pero, puede afectar la coherencia de su obra, tal y como él mismo reconoce, cosa que puede ser "importando" cuando se busca una "proyección profesional" en el campo de la pintura. La figura humana acaba siendo este nexo de unión necesario.

A la hora de crear sus obras, Jordà se muestra espontáneo. "No hago trabajos previos, ni borradores, a menudo ni siquiera dibujo sobre la tela, todo surge cuando se enciende el chispazo", explica Jordà, que consigue vivir de la pintura. "Especialmente me he hecho un lugar en Menorca, donde hay mucho movimiento de gente de todas partes, cosa que te ayuda a tener una cierta proyección".