Foto: R.Gallofré
Foto: R.Gallofré

Libros, rosas, el proceso y escaparse del trabajo

Sant Jordi en Mataró, el día para estar orgulloso de Cataluña.

La Fiesta de Sant Jordi es una fecha única. Tanto se vale el signo político, condición social o lengua materna. Cuando el 23 de abril llena las calles de las ciudades, Cataluña se siendo viva. Los catalanes somos el que somos, entre otros cosas, porque existe Sant Jordi. El día no festivo más señalado de todos, el que se bloquea de escuelas de todas las edades a las calles y donde todo el mundo busca un instante para escaparse del trabajo. Algunos dicen que van a hacer la crónica de ambiente por el Renacuajo, otros usan la media hora del almuerzo y muchos, simplemente, comerán un frankfurt a Plaza Santa Anna para aprovechar el mediodía y coger aquella rosa o libro.

Mataró no es ajena a la, posiblemente, fiesta más bonita del mundo: la que regala rosas y cultura. Plaza Santa Anna, donde se encuentran la mayoría de librerías y paradas, hierve desde primera hora. Y lo hará a lo largo de un día que empezaba nublado pero sin peligro de lluvia y que a media mañana ya transcurría bajo un sol más de verano que de primavera. Los pequeños momentos de Sant Jordi pasan por delante, algunos de repetidos; otros, de inéditos. Que las filas de niños y niñas de la escuela, con su chándal de rigor por si se pierden, enloquecen ante el Ilurocomic con los mangues de Bola de Dragón o los cómicos de Marvel es tanto habitual cómo sorprendiendo es ver, con cara extrañada, una pareja de abuelos con el libro Wigetta -de Willyrex y Vegeta777- a las manos. No se sabe si es una petición de sus nietos o un legítimo interés al conocer el cómico de dos youtubers que suman más de 32 millones de subscriptores.

Pero a pesar de esta grande demasiado de fans al última, no serán ellos los reyes de ventas. Sino el proceso. Seguramente la cantidad de libros que han aprovechado para hablar de la cuestión catalana y encajar su salida con Sant Jordi puede parecer excesivo, pero es ley de oferta y demanda. "Todo el que está relacionado con el proceso se está vendiendo mucho desde que nos instalamos aquí el sábado", explica Susana de Librería Márquez. De hecho, 'Días que durarán años' del fotoperiodista Jordi Borràs estaba ya "agotado", y 'Operación urnas' de Laia Vicens y Xavi Tedó iba por el mismo camino. "En el capítulo de noveles, autoras como Maria Dueñas o Almudena Grande también estando teniendo mucha salida, pero hablar de ventas es complicado porque son días de locos: hasta que no cerramos no lo sabremos", añaden desde Márquez.

Sant Jordi 2018. Foto: R.Gallofré

A Dòria Libros las sensaciones van en la misma dirección: "Hay una gran demanda de libros sobre el proceso; el de Jordi Borràs se agotó el primer libro; pero también hay otros muchos autores que destacan sin entrar en terreno político, como Eva Baltasar y su 'Permagel' o Joan-Lluís Lluís con su 'Yo soy aquel que mató a Franco'; está todo muy repartido", relata Sara de Dòria Libros.

Roses de todo tipo, pero sobre todo rojas

Vender rosas tiene que ser muy complicado. Tienes rivales a tocar de parada, delante y al última. En la calle de sobre y por toda la Riera. Por eso cada vez hay más variedad de propuestas, a pesar de que sobre todo domina un color: el rojo. En Plaza de las Tereses hay el 6 Dedales, una de las tiendas de referencia a la feria de Santa Llúcia por Nadal, que ofrece rosas hechos a mano y de ropa, diseñadas con un detalle y cura que parecen frescas. Bajando por la calle Santa Teresa, una parada con un toque medieval -empezando por la vestimenta de la xicota que te atiende como si fuera la princesa de la leyenda- tiene rosas con todo tipos de motivos: figuras del dragón o caballeros en forma de muñeco. Al lado, bien cerca del Sweet Center, otro espacio vende rosas de golosina. Pero la verdadera guerra se encuentra en Plaza Santa Anna.

No sólo de precios, que van desde los 2,5 euros además de 10, sino también en los packs: rosales, estructuras de plata para aguantar la rosa de pie o con piezas de madera donde sepuede encontrar de todo. Algunos inclús aprovechan por col·lar en Robafaves, cuando el protagonista es Sant Jordi. En Mataró somos así, y siempre es buen momento por el gigante.

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Entre la gran variedad de propuestas, naturalmente hay mucha rosa amarilla, como ya se esperaba. "Quizás sí que se está vendiendo algo más de rosa amarilla, pero la roja sigue siendo la reina", explica Eva de la floristería El Pequeño Sueño, que añade: "Más que el color, es importante diferenciarse, ofrecer algo que no sea sólo la rosa sola", como es su caso. En un sentido similar apunta Núria, de la Floristería Nani. "Tenemos una rosa amarilla con rayas hechas con cera roja que impacta mucho, y se está vendiendo bien", relata, para añadir: "Es el primer año que estamos a Santa Anna y es difícil de decir como van las ventas, porque vienen muchas escuelas por la mañana". En todo caso, la presencia de rosas amarillas es mucho más predominando que otros colores (sacado de la roja) respete años anteriores.

Así transcurre una mañana de Sant Jordi. Por la tardehabrá menos escuelas, más familias y aquellos que buscan la rosa de última hora antes de ir a casa, pero todo bajo la misma idea: somos el que somos por días como este.

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